La inversión de un país en ciencia, tecnología e innovación marcará el ritmo de su desarrollo; tanto así, que la Unesco desde 2015 adoptó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible tomando en cuenta estos tres aspectos y reconociéndolos como parte fundamental para la sustentabilidad. Por ello, a México le urge invertir más en investigación y desarrollo.
Por Patricia Arellano
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La Unesco, a través de esa agenda, señala que la sustentabilidad depende de la capacidad de los gobiernos de poner a la ciencia como el centro de sus estrategias nacionales para el desarrollo, reforzando sus capacidades e invirtiendo para derribar los obstáculos siguen existiendo para su desarrollo.
Asimismo, la Unesco desarrolló un reporte del estado de la ciencia, en 2010, que sirvió como trampolín para el diseño de la Agenda 2030 para el desarrollo sustentable, el cual da un claro panorama de muchas facetas de la ciencia en un mundo cada vez más complejo. Incluye también tendencias en innovación y movilidad, cuestiones relacionadas con el big data y la contribución del conocimiento indígena y local en la resolución de los retos globales.
De igual forma, este reporte señala que la creación y transferencia de ciencia es sumamente importante para construir y mantener el bienestar social y económico, así como la integración de las acciones a la economía global. En el largo plazo ninguna región o nación puede quedarse como un simple “usuario” del conocimiento, y tendrán el reto de convertirse en creadores de nuevo conocimiento.
La investigación y las universidades
Las universidades juegan el rol principal en el desarrollo de la innovación, lo cual se debe convertir en una misión prioritaria tanto en la enseñanza como en la investigación. Lograr que la juventud acceda a buenos trabajos en la economía global requiere de habilidades, conocimientos y capacidad de innovación.
Por otro lado, la Unesco añade que la revolución digital es una nueva y disruptiva forma de que las universidades vayan hacia lo global, más allá de sus campus y alcanzar una audiencia global. La computación en la nube y el supercómputo, así como el manejo del big data ya han transformado la investigación; han permitido un aumento en los proyectos colaborativos globales: desde el proyecto del genoma humano hasta otros más recientes sobre el cerebro humano. Esta dinámica permite crear una red científica donde investigadores y ciudadanos pueden trabajar juntos.
En la educación, esta revolución ha ido en aumento tomando a través de los cursos masivos abiertos en línea Massive Open Online Courses (MOOC, por sus siglas en inglés). Algunas universidades de clase mundial se han dado cuenta de qué pueden hacer los MOOC para su visibilidad y reputación, por lo que han comenzado a ofrecer ese tipo de cursos.
Rutas infalibles
La ciencia, la tecnología y la innovación son los caminos más claros para dirigirnos hacia un verdadero desarrollo sustentable. La Unesco establece la importancia que tendrá la ciencia en el alcance de los objetivos del desarrollo sostenible (ODS). Esta se integra en cada una de las 17 metas del desarrollo sustentable para el 2030, y quedan ya solamente 10 años para poder cumplirlo.
Según el Reporte de la Ciencia de la Unesco, México invirtió en 2015, solamente el 4% del gasto interno bruto en investigación y desarrollo. Si bien se ha registrado un incremento del 2% desde el 2005, también es cierto que está por debajo de la media de lo que invierten otros países. Por ello el organismo llama a reconocer que urge invertir más en investigación y desarrollo para lograr incluso mayor equidad social.
Es importante que nuestro país invierta, en términos reales, lo suficiente para no quedarnos atrás en el desarrollo científico, tecnológico y de innovación, promoviendo e invirtiendo en mejores programas de investigación y fomentando las vocaciones STEM. Esto llevará a México a alcanzar el objetivo de ser un país más desarrollado y con mejores oportunidades para su población, a través de las invenciones e innovaciones propias.
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