En vísperas del año nuevo, se vuelve simbólico y un rito tentador ser el momento para iniciar nuevos proyectos, dejar atrás las experiencias poco gratas o dolorosas para dar paso a nuevos comienzos.
Escrito por: Rebeca Monroy Torres
Me apresuraba a enviar mi primer artículo de investigación para cerrar este 2023 e iniciar jubilosa en un área que me apasiona tanto como es la Ciencia; mi publicación que alistaba se titula “Experiencias e impacto de una intervención educativa híbrida durante la contingencia por la COVID-19 sobre el estado nutricio e indicadores de seguridad alimentaria en mujeres y sus hogares”. Mientras preparo algo suelo tener música o alguna entrevista que me saque de la rutina pero que no me distraiga y lo suelo hacer en la plataforma de YouTube®, de la cual, de pronto el algoritmo me recomendó una película cuyo título llamó mi atención “China llora” o en inglés “China Cry: The true history”, filmada en los 90´s y basada en el libro de Nora Lam y situada en la década de 1950. No es la finalidad relatar la película, invito a cada lector lo haga, pero desde mi sesgo profesional, académico y experiencial no pude evitar extraer los impactos de la salud física, mental, emocional de la protagonista de la película, que en toda la historia se encuentra embarazada y posterior no puede dar lactancia materna y busca leche en polvo misma que no encuentra y lo logra solo a través de contactos; el estrés prenatal de ella y su bebé, esto y más me resultó impactante, aunque nada nuevo o diferente. La protagonista a pesar de ser una profesora, una mujer con estudios, que sólo buscaba la libertad y el amor, termina siendo presa de la opresión, la violencia y tratos indignos, el acoso por pensar diferente al punto de ser considerada una amenaza nacional, ante una época de revolución y guerras derivado de la inherente pugna de poderes, donde la población es quien paga las consecuencias. La historia llena de simbolismo para quien ve algo más que una historia, sino un arte de construir y deconstruir la realidad.
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Respecto y volviendo a mi artículo científico, recién repasaba las estadísticas de salud de los hogares, la vulnerabilidad de las mujeres y sus hogares con los niveles de inseguridad alimentaria y que se exacerbaron con la COVID-19, también analizaba otros factores de riesgo para que la inseguridad alimentaria se perpetúe como lo es el desempleo, la falta de servicios públicos, la presencia de menores de edad en los hogares, la falta de acceso a alimentos y bebidas saludables principalmente y cuyos datos, no negaré que me aterran y desmotivan, ya que siguen siendo los mismos, no veo nada nuevo que se esté logrando resolver sólo un alto porcentaje de la población sobreviviendo.
Me sentí como una espectadora que observa una ola en crecimiento y fue así que dejé de escribir mi artículo, al percatarme que los resultados de mi investigación y la reflexión que tuve tenían mucho que ver con la historia de la película y decidí no dejar sólo para mí estas reflexiones que cierro este 31 de diciembre de 2023.
Ver la historia y contexto de la película, con los recientes sucesos locales (Caso Guanajuato y México) y mundiales, no pude evitar comparar con la metáfora mencionada en el párrafo previo, como una ola en el mar donde solo la violencia y la hostilidad han ido en crecimiento.
Ante un mundo tan hostil, tan impredecible, tan misterioso y a la vez tan inmenso y maravilloso, derivado del evidente egoísmo y ambición, donde los psicólogos lo podrán diagnosticar como los indicios de algún nivel de psicopatía.
Ni la Ilustración, la revolución industrial, la modernidad y postmodernidad con la tecnología y ahora la inteligencia artificial han garantizado la paz mundial ni la individual.
El crecimiento demográfico parece más una máquina del sufrimiento, cuyas oportunidades laborales están más en las arcas de la oferta y la demanda de las actividades ilegales donde la Universidad de la muerte prepara para las competencias más importantes para la vida y para la nueva era… la “Era de la Supervivencia”. Una Era donde la religión, las historias, la identidad, la cultura y la búsqueda del sentido parecen desvanecerse hasta ser erradicadas por fármacos, bebidas azucaradas, aditivos, compras, suscripciones y likes.
¡ Toc¡ ¡Toc! ¿Humanismo, creatividad, sueños? ¿Están ahí?
Ante un momento tan vulnerable de la humanidad, donde el Leviatán de Thomas Hobbes que ha justificado la existencia de un Estado absolutista que subyuga a sus ciudadanos para brindar seguridad y estabilidad, requiere de una nueva forma de entender nuestra realidad como humanidad.
¿Y si sólo nos tenemos a nosotros mismos?
Necesitamos despertar, dejar los somníferos, comenzar a soñar nuevamente con un mundo posible, habitable, no para unos cuantos sino para la mayoría.
La película no es más que una de tantas historias biográficas y culturales que con el intento de reproducir una realidad, en una determinada época, podemos contrastar que muchas cosas no han cambiado y que para ello no se requiere de un gran estudio de investigación, muchas problemáticas sociales sólo han sido modernizadas como es son el caso de la pobreza, la pérdida de salud, la falta de oportunidades y los diferentes tipos de inseguridad como la alimentaria y nutricional que es mi tema de estudio.
El arte comunica y como el caso de muchas películas permiten una reflexión desde cada sentido de vida, ¿qué nos toca hacer desde nuestra trinchera?
Como dice el Bioeticista Dr. Diego de Gracia, ¡Sálvate a ti mismo¡ en cuyos escritos hipocráticos se menciona que “Quien no tiene un cuerpo en buenas condiciones no puede curar”, y el análisis se puede hacer desde los siguientes contextos:
Teológico: Sálvate a ti mismo. Los evangelios (Lc 23,39, Mc 15,30, Mt 27,40) “cúrate a ti mismo” que también se traduce como “sálvate a ti mismo”.
Médico-hipocrático: cúrate a ti mismo
Filosófico-socrático: conócete a ti mismo
Psicoanalítico: analízate a ti mismo
Contexto profesional: cuídate a ti mismo
Deseo que este 2024 sea un año de muchas oportunidades de vida, de crecimiento personal e integral, de convivencia y responsabilidad familiar, de autodescubrimiento personal y social, de libertad y responsabilidad de pensamiento, de mayor justicia y dignidad.
Deseo que mis acciones tengan un pequeño impacto en la vida de las personas.
¡Bienvenido 2024!
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Dra. C. Rebeca Monroy Torres. Nutrióloga Certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Profesora e investigadora de la Universidad de Guanajuato. Fundadora del Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato (OUSANEG) y de la Revista de divulgación Científica REDICINAySA. Autora del libro “Guía para el Desarrollo de proyectos de investigación del área de la salud en una era sostenible”. rmonroy79@gmail.com
Frase clave: investigación cientifica, investigación de la alimentación
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