Escrito por 12:00 am 2016, Desigualdades, MS en Excélsior

Jornaleros: un mundo paralelo

por Mario Luis Fuentes

De acuerdo con los datos del INEGI, al cierre del primer trimestre de 2016, el 24.6% de quienes laboran en el sector rural no recibían ingresos por su trabajo; adicionalmente, el 29.4% percibía “hasta un salario mínimo al día. Esto significa que de los 6.4 millones de personas empleadas en ese sector, 3.45 millones percibían menos de 73.04 pesos al día. Según el CONEVAL, en 2014 el 61.1% de los habitantes rurales eran pobres; y el 80% carecía de seguridad social


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Las personas que laboran en el sector agropecuario son quienes menores salarios perciben; al mismo tiempo, son quienes tienen acceso a menos servicios públicos, y también quienes viven en las viviendas con mayores rezagos sociales. Los indicadores de pobreza y desigualdad para quienes viven en el sector rural, sólo son peores en las comunidades y pueblos indígenas, lo cual permite poner en su justa dimensión la deuda que también existe respecto de quienes ahí bien y trabajan.

Un contexto de enormes carencias

El próximo viernes 15 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dará a conocer los resultados del Módulo de Condiciones Socioeconómicas, de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH), con base en los cuales, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social deberá dar a conocer, a finales del mes, los resultados de la medición multidimensional de la pobreza.

Ante las cifras que se conocerán en los próximos días, es importante poner en contexto que en el 2014, el CONEVAL estimó en 61.1%, la proporción de personas que habitan en localidades rurales, que viven en condiciones de pobreza; al respecto es importante decir también que el avance en este sector es mínimo, pues en el 2010 el indicador se ubicó en 64.9%, y en el 2012 en 61.6%, es decir, entre 2010 y 2014 el promedio fue de una reducción anual de .9 puntos porcentuales, por lo que, al ritmo que se tiene en los últimos 4 años, tardaríamos más de 50 años en abatir la pobreza en las regiones menos urbanizadas del país.

En números absolutos, lo anterior implica que la cifra no se ha reducido en 4 años, pues en el 2010 fue de 17.2 millones de personas en pobreza; en el 2012 fue de 16.7 millones, mientras que en el 2014 se ubicó nuevamente en 17 millones; es decir, la reducción total es de únicamente 200 mil personas pobres menos en 4 años, o un promedio anual de 50 mil, cuando, frente a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, la meta comprometida por el país implicaría una reducción anual de al menos 1,133,333 personas liberadas de la pobreza.

Adicionalmente, el CONEVAL documentó también que 31.5% de las personas que habitan en el mundo rural viven en rezago educativo, es decir, un total de 8.8 millones que no han concluido los estudios de educación básica; asimismo, había en 2014 un 80% de la población rural, es decir, 22.2 millones, que carecían de seguridad social; más 4.8 millones que carecían de acceso a servicios de salud.

Por si fuera poco, de manera paradójica, el 32.1% de quienes viven en el campo mexicano vivían en 2014 en vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación, lo que implica una suma de 8.9 millones de personas que no tienen lo suficiente para allegarse alimentos en cantidad, calidad y con la oportunidad necesaria para ver garantizados sus derechos a la alimentación y la seguridad alimentaria.

¿Cuántos son?

De acuerdo con el INEGI, a través de los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el campo mexicano había, al cierre del primer trimestre de 2016, un total de 6,427,384 personas mayores de 15 años ocupadas como trabajadores del sector primario, es decir en actividades agrícolas, ganaderas o pesqueras.

De esa suma, había 1,584,550 que se encontraban empleados, pero sin remuneración económica; es decir, el 24.6% del total de quienes laboran en ese sector, lo cual permite ratificar que se trata de un mundo laboral “paralelo” pues resulta increíble que una cuarta parte de quienes están empleados en ese sector no reciban ingresos por las actividades que desarrollan, y que en la mayoría de los casos son adolescentes y mujeres.

Adicionalmente, hay 1,879,385 que perciben “hasta un salario mínimo”, es decir, el 29.4%. Esto significa que en el sector rural mexicano, el 54% de quienes ahí laboran, o no reciben ingresos, o ganan menos de $73.04 pesos diarios, de acuerdo con el monto autorizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos a partir del 1º de enero de 2016.

¿En dónde trabajan?

De acuerdo con el boletín del INEGI, fechado el 11 de mayo de 2016, hay 11 entidades de la República que concentran al 82% de las y los trabajadores rurales del país. Éstas son: Veracruz con 12.1% del total nacional; Chiapas con 11.9%; Puebla con 11.1%, Oaxaca con 9.1%, Guerrero con 7.4%; Michoacán con 7.1%; Estado de México con 5.9%, Jalisco con 3.6%; San Luis Potosí y Guanajuato con 3.1%, respectivamente, Hidalgo con 2.6%; Sinaloa con 2.3% y el resto de las entidades concentra únicamente al 18% del total de los trabajadores rurales del país.

Debe destacarse que no puede ser asumido como producto del azar que las cinco entidades con mayor proporción de pobres en el país, se encuentren también entre las entidades que concentran a las mayores cantidades de personas ocupadas en el sector rural.

*Columna  publicada con el mismo nombre en el periódico  Excélsior, 12-Julio- 2016, p.12

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