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Jóvenes: el futuro en riesgo

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Desde hace varias décadas México ha estado inmerso en un proceso de transición epidemiológica que se caracteriza por la disminución en las tasas de mortalidad, el aumento en la esperanza de vida, la disminución en la tasa de fecundidad y el aumento de las enfermedades crónicasI.

La diabetes mellitus tipo 2 es uno de los principales retos que enfrentan los sistemas de salud a escala mundialII, y México no es la excepción: esta enfermedad ocupa el primer lugar en número de defunciones por año, lo que significa más de 60,000 muertesIII, y es de esperarse que esta cifra vaya en aumento si consideramos que los principales factores de riesgo que contribuyen a su desarrollo son el sobrepeso y la obesidad, los cuales hoy por hoy en su conjunto atacan a más de 70% de la población mexicana. 

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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no realizarse esfuerzos masivos para su prevención, en 2025 cerca de 300 millones de personas sufrirán de diabetes mellitus tipo 2.

Los costos económicos para la atención de la diabetes mellitus tipo 2 resultan insostenibles para cualquier sistema de atención médica.  Más aún si consideramos que la esperanza de vida ha aumentado y que esta enfermedad se presenta cada día a edades más tempranas.  Esto último atiende a que la obesidad adulta predispone a los hijos al desarrollo de la diabetes, lo que parcialmente explica las cifras reportadas en los adolescentes.

En el caso de México, según la Encuesta Nacional de Nutrición 2012 (ENSANUT 2012), la proporción de adolescentes con diagnóstico médico previo a la encuesta de diabetes fue de 0.7%III. Es importante señalar que queda por confirmar esta prevalencia, ya que aún no se cuentan con las cifras de medición de glucosa de la ENSANUT 2012.  La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSANUT MC 2016), cuyos resultados estarán disponibles en los siguientes meses, permitirá  conocer el estado de salud actual de este grupo de edad.  No obstante, la cifra citada amerita seguir privilegiando los esfuerzos para abatir esta enfermedad en los adolescentes.

La ética es la reflexión crítica sobre los valores y principios que guían las decisiones y conductas del ser humano.  La palabra bioética es un neologismo acuñado en 1971 por Van Rensselaer Potter que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos, de ahí que es posible decir que la bioética es el estudio de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de la ética, es decir, de los valores y principios moralesIV.

En el sentido amplio de la palabra, la bioética no sólo se limita al quehacer de la medicina sino también se ocupa de cualquier aspecto ético que se relacione con la vida en general como el cuidado del medio ambiente, el trato hacia los animales, el derecho de una sociedad con equidad, por mencionar algunos ejemplos.

En cualquier sociedad, los adolescentes deben ser vistos como agentes de cambio, recursos vitales y con un potencial enorme para contribuir al desarrollo de un país. Los costos para cualquier gobierno son enormes cuando un joven no logra llegar a la edad adulta gozando de buena salud,  una educación adecuada y sin embarazos no planeados.

En particular este grupo de edad constituye una ventana de oportunidades invaluable para fomentar la práctica de patrones de alimentación y actividad física saludables ya que éstos se repetirán a lo largo de toda la edad adulta.  Corresponde a la bioética reflexionar sobre las necesidades de salud de los adolescentes, incidiendo en el desarrollo de políticas públicas que atiendan las características propias de este grupo de edad.

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Esta propuesta queda alineada a la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes publicada en México en 2014, que reconoce a estos grupos como sujetos de derechos de cualquier acción emprendida por parte del Estado.  Incorporar a los adolescentes en los planes de salud y establecer la infraestructura necesaria para promover su desarrollo positivo es una inversión justificada para el futuro de cualquier país.

Los datos de las encuestas nacionales de salud de nuestro país realizadas en los últimos años confirman la necesidad de seguir reforzando las acciones para la atención de la salud de los adolescentes.  La ENSANUT 2012 encontró que 35% de los adolescentes presenta sobrepeso u obesidadIII. El Instituto Nacional de Pediatría estima que por cada 100 niños con obesidad habrá entre cuatro y seis adolescentes con diabetes mellitus tipo 2, o bien que se ubicarán en una condición de prediabéticoV.

Estudios de otros países documentan que el incremento de casos de diabetes mellitus tipo 2 en las últimas dos décadas es hasta 10 veces más que en la década de los ochenta.  Estos mismos estudios muestran que 2.4% de los niños con obesidad desarrolló la enfermedad antes de los 30 años de edadVI.

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En este panorama epidemiológico no se debe soslayar la cada vez más temprana aparición de la hipertensión arterial: 1.8% de los adolescentes mexicanos reportó ser hipertensoIII. Este hallazgo hace pertinente la mención de dos vertientes: la primera es que está documentado que las personas con sobrepeso tienen 4.5 veces más probabilidad de tener cifras elevadas de presión arterial sistólica y 2.4 veces más en la diastólica; y la otra vertiente es la relación directamente proporcional entre la presión arterial y las horas de uso de videojuegos violentosVII. Diversos estudios reportan hasta 7.5 mmHg más en la presión diastólica en individuos que utilizan videojuegos violentos en comparación con aquellos que no lo usan.

La adolescencia es una etapa de cambios psicosociales en donde la falta de adaptación se puede traducir en un consumo excesivo de alimentos.  Es frecuente observar que quienes consumen una dieta alta en densidad energética también suelen tener una vida más sedentaria.  La ENSANUT 2012 informa que 39% de los adolescentes estuvo más de dos y menos de cuatro horas diarias frente a una pantalla y 28% cuatro o más horas diariasIII. Por otro lado,58.6% de los encuestados afirmaron no haber realizado ninguna actividad a nivel competitivo durante los últimos 12 meses previos a la encuesta. 

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Este escenario conlleva a considerar un abordaje bioético para el desarrollo de estrategias que mejoren la salud de los adolescentes.  Al ser un grupo en situación de vulnerabilidad, la bioética supone la atención de las características físicas, psicológicas y sociales propias de esta población. 

Existen diversos modelos bioéticos enfocados al desarrollo positivo de la salud de los adolescentes, y uno de ellos es el Plan de Acción Regional de Desarrollo y Salud de Adolescentes de la Organización Panamericana de la SaludVIII, el cual propone acciones en cuatro ejes:

  1. Educación de calidad en los niveles básico, medio y  medio superior.
  2. Salud de los adolescentes de hoy, centrado en servicios de salud, consejería y educación sanitaria.
  3. Adolescentes promoviendo futuros saludables, enfocado en los preadolescentes dentro de entornos escolares.
  4. Adolescentes como agentes de cambio, enfocado a la participación activa en las comunidades, medios masivos de comunicación y con ello el empoderamiento juvenil.
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Este modelo, como muchos otros, constituye una herramienta fundamental para ocuparnos de la salud de los adolescentes en su justa dimensión del quehacer bioético.  Aunadas a estas propuestas, en nuestro país se han generado diversas acciones para la prevención, el control y el tratamiento de la diabetes en los adolescentes, todas ellas expresadas en distintos programas institucionales. 

No obstante, resulta imperioso seguir privilegiando la implementación y evaluación de las mismas con el propósito de enriquecerlas y ampliar cada día más alcances que conlleven a aprovechar al máximo el potencial de los adolescentes en nuestro paísIX. Algunas de estas acciones son:

  1. Reconocer a los adolescentes como grupo susceptible de padecer enfermedades relacionadas con la nutrición, pese a la etapa potencial en la que se ubican.
  2. Diseñar investigación formativa (v.gr. grupos focales) para conocer sus intereses y  posturas frente a la diabetes mellitus 2.
  3. Desarrollar intervenciones encaminadas al diagnóstico de la diabetes mellitus 2 en el adolescente, con énfasis en aquellos que presentan sobrepeso, obesidad, antecedentes familiares de diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipertrigliceridemia y antecedentes de diabetes gestacional.
  4. Reconocer la fisiología de la diabetes en la adolescencia.  Si bien la diabetes es similar en cualquier edad y se caracteriza por la elevación de los niveles de glucosa en sangre, durante la adolescencia suelen presentarse cambios físicos, psicológicos y hormonales que complican el control de esta enfermedad, v.gr. rebeldía para t
    omar medicamentos, llevar un automonitoreo, practicar horarios regulares de comida, etcétera. Se sugieren programas certificados que garanticen la calidad de la atención por medio de la capacitación de personal para el manejo de la diabetes durante la adolescencia.
  5. Desarrollar programas de comunicación educativa para adolescentes.
  6. Promover la actividad física no sólo de forma estructurada, sino que incluya la promoción de momentos activos dentro del hogar, espacios laborales y escuelas, que ayuden a evitar los tiempos sedentarios prolongados.
  7. Diseñar espacios seguros e iluminados para realizar actividad física.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

I. McLellan F: Obesity rising to alarming levels around the world. Lancet 2002, 359:1412.

II. Berman P, Davies J, Horton R: Diabetes, obesity, and the metabolic syndrome: a call for papers for EASD and the World Diabetes Congress. Lancet Diabetes Endocrinol 2015, 3:591.

III. [ENSANUT 2012: Analysis of its main results]. Salud Publica Mex 2013, 55 Suppl 2:S81-82.

IV. Potter VR: Fragmented ethics and “bridge bioethics”. Hastings Cent Rep 1999, 29:38-40.

V. Perea-Martínez A, Bárcena-Sobino E, Rodríguez-Herrera R, Greenawalt-Rodríguez S, Carbajal-Rodríguez L, Zarco-Román J: Obesidad y comorbilidades en niños y adolescentes asistidos en el Instituto Nacional de Pediatría. Acta Pediatr Mex 2009, 30:167-174.

VI. World Health Organization. Obesity: preventing and managing the global epidemic. Genova: World Health Organization. 1997.

VII. Siervo M, Sabatini S, Fewtrell MS, Wells JC: Acute effects of violent video-game playing on blood pressure and appetite perception in normal-weight young men: a randomized controlled trial. Eur J Clin Nutr 2013, 67:1322-1324.

VIII. Plan de acción de desarrollo y salud de adolescentes y jóvenes en las américas.Organización Panamericana de la Salud. Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud. División de Promoción y Protección de la Salud. Programa de Salud de la Familia y Población. Salud del Adolescente. 1998.

IX. Jiménez-Corona A, Aguilar-Salinas CA, Rojas-Martínez R, Hernández-Ávila M: Diabetes mellitus tipo 2 y frecuencia de acciones para su prevención y control. Salud Publica Mex 2013, 55 supl 2:S137-S143.

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