De acuerdo con los datos del INEGI y del INEA, en el año 2010 había 12.98 millones de jóvenes entre los 15 y los 39 años de edad que no habían concluido la secundaria; es decir, un 27.9% del total en ese grupo de edad. Asimismo, el INEGI estima que de los 2.53 millones de personas desocupadas que hay en el país, 2.089 millones se ubican entre los 14 y los 44 años de edad; es decir, el 83% del total. Con base en estos datos, si hubiese una palabra para describir la situación de la juventud en México, ésta es la de “crisis”.
Las y los jóvenes de México enfrentan, por primera vez en muchas generaciones, la incertidumbre que implica saber que su futuro puede ser peor que el presente; es decir, que sus niveles de bienestar no necesariamente serán mayores a los de sus madres y padres, y que de hecho, es tal su nivel de vulnerabilidad que la probabilidad de ser o mantenerse pobres, es mayor que la de acceder a espacios de movilidad social.
En este contexto, una movilización como la que se está dando en el Instituto Politécnico Nacional es perfectamente explicable, pues para quienes tienen la fortuna de estudiar ahí, como en cualquier otra institución pública de educación superior, el panorama académico y laboral dista mucho de aproximarse al óptimo deseable.
La otra dura realidad que enfrentamos en el país se encuentra en la incapacidad del sistema educativo nacional de brindarle la oportunidad, a quien así lo desee, de estudiar una carrera universitaria; lo que es más, ni siquiera hemos logrado la cobertura universal en el nivel del bachillerato, lo cual en un país que cuenta con los recursos que nosotros tenemos, resulta inadmisible.
Por ello, frente a una movilización de la magnitud que se vio la semana pasada, Excélsior y México Social presentamos el panorama general al que se enfrentan los jóvenes mexicanos, tanto en el ámbito educativo como el laboral.
La dimensión de los rezagos
De acuerdo con el Anuario Estadístico de la República Mexicana, INEGI, 2012, en el año 2010 había en el país poco más de 100 millones de personas que tenían 5 años y más; de ellos, un total de 30.48 millones asistían a la escuela, es decir, el 30.3% del total señalado.
De acuerdo con el propio INEGI, en el mismo año 2010, había 104.78 millones de mexicanos de 3 años y más; de este total: 8.94 millones carecían de instrucción primaria; 5.94 millones contaban con preescolar; 3.76 millones con 1 grado de primaria; 4.75 millones con dos grados; 5.85 millones con tres; 3.84 millones con cuatro grados; 3.48 millones con cinco grados; 14.62 millones con 6 grados de escolaridad; mientras que únicamente 52.56 millones contaban en ese año con educación pos-primaria.
Estas condiciones explican en buena medida los niveles de rezago educativo que tenemos en el país; el cual, a diferencia de lo que suele pensarse de manera generalizada no se concentra necesariamente entre la población de mayor edad; en efecto, los datos del INEA permiten saber que entre la población en edad de mayor productividad, los rezagos son muy importantes.
Por ejemplo, de acuerdo con los datos del CENSO del 2010, en ese año había en el país 46.47 millones de personas que tenían entre 15 y 39 años de edad; entre ellos, 1.18 millones eran analfabetas, es decir un porcentaje del 2.6% del total en el grupo etario señalado.
Asimismo, en ese año había 2.87 millones de jóvenes entre 15 y 39 años que no habían concluido la educación primaria; es decir, un 6.1% del total; a ellos deben sumarse los 8.91 millones que en el 2010 no habían concluido la educación secundaria, cifra que representa al 19.2% de quienes se ubican en el grupo de edad señalado.
Lo anterior es sumamente delicado, pues el rezago educativo total entre las y los jóvenes de nuestro país era, en el 2010, equivalente al 27.9% de quienes en esa fecha tenían entre 15 y 39 años de edad. Las cifras absolutas son gigantescas: 12.98 millones de jóvenes en edad productiva, cuyo nivel de escolaridad no alcanza siquiera la secundaria.
La cuestión es mayor pues se trata de las y los jóvenes que nacieron en 1995, año en que vivimos una de las peores crisis económicas de nuestra historia, y quienes, en sentido estricto, debieron haber concluido al menos la secundaria pues debe recordarse que en 1997 fue creado el Programa Progresa (luego OPORTUNIDADES y hoy, PROSPERA).
Un mar de desigualdades
Uno de los ámbitos de desigualdad que en mayor medida separan a la población nacional se encuentra en la falta de cumplimiento del derecho a la educación, particularmente de la población más Joven. En efecto, los datos sobre rezago educativo que aporta el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), son más que preocupantes.
De acuerdo con esta institución, y con base en el Censo 2010 (INEGI), en México el promedio de rezago educativo entre la población de 15 a 39 años de edad era de 27.9%; sin embargo, había en ese año 13 estados con indicadores superiores a ese promedio.
Los estados con peores niveles de rezago educativo entre la población joven son: Chiapas, con el 47.5% de quienes tenían entre 15 y 39 años de edad en el 2010; en segundo lugar se ubica el estado de Michoacán, donde el 40.4% del grupo etario no había concluido la secundaria; en tercer sitio, con un indicador muy similar se encontraba Oaxaca, con el 40.2%
En cuarto sitio se ubica el estado de Guerrero con el 39.3%; le seguía Guanajuato, en quinto sitio, con 36.3%; le seguía en ese orden el estado de Puebla con 35.7%; Veracruz con el 35%; Zacatecas con el 32.7% y Yucatán con el 30.5%.
Por el contrario, las cinco entidades con mejores indicadores son: Tamaulipas con el 22% de quienes tienen entre 15 y 39 años de edad sin haber concluido la secundaria; Coahuila con un 20.2%; Sonora con el 19.5%; Nuevo León con 17.3% y el Distrito Federal con 14%
Como puede verse, el peor indicador, correspondiente al estado de Chiapas, es 3.39 veces mayor que el del Distrito Federal; y aun el de Guanajuato, que ocupa el quinto peor lugar nacional es 2.59 veces peor que el de la capital de la República, lo cual es una muestra evidente de las severas condiciones de atraso que hay en vastas regiones del país.
El mundo del desempleo
De acuerdo con los datos del INEGI, recabados a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al II trimestre del 2014, en México la mayor parte de la población desocupada es joven; es decir, se ubica en el rango de edad que va de los 14 a los 44 años de edad.
En efecto, de los 2.53 millones de personas que se encuentran en condiciones de desocupación en el país, 2.089 millones se ubican en el rango de edad señalado, significando, en términos relativos, el 82.3% del total.
Al respecto debe destacarse que esta condición se ha mantenido así al menos en el mediano plazo, pues en efecto, según los datos del INEGI, en el primer trimestre del 2010 la población en el rango de edad señalado representaba el 83.4% del total de la población desocupada en el país; en el primero trimestre de 2012 el indicador fue de 83.2%; mientras que en el primer trimestre de este 2014 se ubicó en 82.7%.
Para dimensionar estas cifras basta con señalar que la población económicamente activa asciende a 52.08 millones de personas, mientras que la población de 14 a 44 años asciende a 35.08 millones, es decir, representa el 66% del total de la PEA, indicador que permite ver la “sobre representación” que tiene este grupo etario en el desempleo nacional.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 07- Octubre- 2014, p.30
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