Más de 30.000 líderes de 200 países, entre ellos 100 presidentes de naciones, asistieron a la Cumbre Mundial Climática. El Secretario General de la ONU Antonio Guterres declaró: “Nuestro planeta pende de un hilo. Es tiempo de entrar en modo de urgencia”. Allí se planteó la necesidad de una nueva justicia ecológica.
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El 2020 y el 2021 han marcado records en catástrofes climáticas, impulsadas por el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera. Entre otras: inundaciones en Alemania, Italia, New York, y China, sequías devastadoras en el cuerno de África, incendios sin parangón en Siberia, olas de calor mortales en Canadá, desequilibrios ecológicos muy graves en múltiples países en desarrollo, y pérdidas considerables de biodiversidad.
Si se traspasa en la próxima década el 1.5% de incremento de la temperatura, respecto a la existente en la era preindustrial -lo que es muy factible-, de no haber reformas profundas, lo que vendrá será aún mucho peor.
Gran parte de la crisis ecológica viene del uso intensivo de los combustibles fósiles, principal fuente de energías sucias. También de prácticas depredadoras impunes movilizadas por la voracidad económica. Un informe reciente del New York Times muestra, por ejemplo, la destrucción en gran escala de reservas naturales en el Amazonas (5,100 millas cuadradas entre agosto 2020/julio 2021) para apropiarse ilegalmente de la tierra y usarla para ganadería. La ha hecho posible la actual gestión presidencial muy criticada internacionalmente.
La agenda de Glasgow se focalizó, entre otras, en las siguientes cuestiones sobre las que se llegó a acuerdos incluidos en la declaración final:
2. La emisión total de los países pobres es ínfima. Como señaló Sonam Wangdi, Jefe del bloque de países menos desarrollados en la Cumbre, “No hemos contribuido sustancialmente al problema, pero lo estamos sufriendo desproporcionadamente”.
3. Se acordó cerrar el 40% de las plantas de carbón existentes para el 2030, y no autorizar la creación de nuevas. Se exigió que fueran suprimidos los 423 billones de dólares de subsidios al carbón, el petróleo y el gas.
Sin embargo, expresando los intereses económicos procarbón, en el momento final se cambió la frase “suprimir el carbón”, por “bajar el carbón”.
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Para que esto no quede en promesas, se requerirá formalizarlo en leyes.
Dispuestos a presionar a los contaminadores, un grupo de importantes inversores que manejan 40 trillones de dólares, anunciaron que retirarán todas sus inversiones en combustibles fósiles.
Más de 100.000 jóvenes clamaron en las calles de Glasgow por “hechos y no palabras”, para que antes que fuera tarde, hubiera según su consigna “Justicia Ecológica”.
El Dr. Bernardo Kliksberg es y ha sido asesor de diversos organismos internacionales. Autor de 66 obras traducidas a múltiples idiomas. Premio Internacional CORRESPONSABLES de España 2020. Ha recibido el Doctorado Honoris Causa por diversas universidades. kliksberg@aol.com
Frase clave: Justicia ecológica
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