De acuerdo con información de la Encuesta Intercensal 2015, en México hay 30.6 millones de jóvenes de 15 a 29 años, que representan 25.7% de la población total; de ellos, 35.1% son adolescentes de 15 a 19 años, 34.8% son jóvenes de 20 a 24 años y 30.1% tienen de 25 a 29 años
Pese a su importancia demográfica, la población joven de nuestro país vive en entornos caracterizados por la violencia, la desigualdad, la insuficiencia de oportunidades y la pobreza.
Al respecto, el sociólogo argentino, Gonzalo Saraví señala en su libro Juventudes Fragmentadas que “en sociedades profundamente desiguales como la de México, la desigualdad social trasciende la variable económica o de ingresos, y permea prácticamente todos los rincones de la vida individual y social” y que las “diferencias y contrastes en las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, sus familias y sus comunidades de origen condicionan severamente las oportunidades educativas de acceso, permanencia y aprovechamiento escolar”.
La Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia presentada por INEGI en 2014 evidenció que únicamente 65 de cada 100 y que 30 de cada 100 jóvenes en edad de asistir al bachillerato y a la educación superior, respectivamente, tienen la oportunidad de hacerlo; entre ellas y ellos, la posibilidad de éxito de incorporación al mercado laboral, según el Módulo de Trayectorias Laborales es de únicamente 50%.
Quienes logran insertarse al mercado laboral enfrentan las elevadas tasas de desempleo que se registran en nuestro país desde hace ya varios años y la alta precarización de los trabajos, donde la carencia de un salario digno y de seguridad social son la característica principal.
De acuerdo con el informe 2018 del Observatorio, ‘Los jóvenes y los mercados laborales’, 66.5% de la población joven que trabaja tiene condiciones laborales precarias, 58% de la población subordinada joven no tiene contrato, 50.6% tiene una jornada diaria de más de ocho horas, comúnmente sin pago de horas extra, y 66% carece de seguridad social.
Adicionalmente, datos del Coneval revelan que 44.3% de los jóvenes mexicanos se encuentra en pobreza, en tanto que 50.6% percibe ingresos mensuales insuficientes para cubrir el valor de una canasta alimentaria más bienes y servicios básicos. Además, de acuerdo con este organismo “existe una brecha entre la población joven que habita en las zonas urbanas y la que habita en las rurales, pues para el primer caso, 40.6% se encontró en situación de pobreza, mientras que en los jóvenes rurales llegó a 56.5, casi 16 puntos porcentuales de diferencia.
Sin duda, el Estado mexicano se enfrenta al enorme reto de reformular las políticas públicas para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los jóvenes de nuestro país.
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