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La niñez en la obra de Kakfa, desde el prisma de la Escuela de Frankfurt

La obra de Franz Kafka ofrece una compleja visión de la niñez y del juego, destacando las tensiones entre el deseo de libertad y las estructuras opresivas que limitan la creatividad y el crecimiento individual. Es uno de los autores que, en el siglo XX, comprendieron de mejor manera la complejidad de lo humano y, particularmente, dedicaron parte de sus reflexiones sustantivas a la crítica de las condiciones de opresión y violencia que se ejercen en contra de la niñez y que, en esa medida, de convierten en precursores y determinantes de una sociedad opresora, violenta y estructuralmente diseñada para el dominio y la obediencia.

Escrito por:  Saúl Arellano Para mi querido amigo Benjamín Mayer, como reconocimiento a su titánica tarea desde el 17, Instituto de Estudios Críticos

En distintas obras, Kafka desarrolló varias figuras en torno a la niñez: el padre, la autoridad y las instituciones son algunas de ellas; a través de las cuales expone con enorme claridad el mundo de opresión que se inicia en contra de las personas desde la etapa infantil, y luego se consolida y profundiza en las etapas adultas.

Los autores más relevantes de la Escuela de Frankfurt percibieron el potencial crítico del pensamiento kafkiano respecto de la opresión en contra de la niñez y dedicaron importantes reflexiones respecto de las imágenes y figuras construidas en la literatura kafkiana.

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De esa forma, para los frankfurtianos, el análisis de estos temas resulta crucial, pues permiten explorar los efectos de una sociedad moderna que, en su lógica de control y racionalidad instrumental, aliena y reprime al individuo. Autores como Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Walter Benjamin encuentran en Kafka una representación vívida de cómo el juego y la niñez pueden convertirse en espacios de resistencia y cuestionamiento frente a un sistema social autoritario.

La importancia del juego en la niñez según Kafka y la Escuela de Frankfurt

Para Kafka, el juego es una actividad ambigua en la niñez: representa tanto una posibilidad de libertad como un reflejo de la alienación. En cuentos como “Josefina la cantora o el pueblo de los ratones,” el juego parece ofrecer una alternativa temporal a las imposiciones del mundo adulto, al proporcionar un respiro dentro de la rigidez de la vida cotidiana. Sin embargo, esta libertad es a menudo efímera, y los personajes infantiles de Kafka se encuentran constantemente confrontados con una realidad que limita su capacidad para jugar de forma genuina y libre.

El juego, sin embargo, tiene de peculiar en las infancias que se lleva a cabo de manera seria; es decir, las niñas y niños realmente viven las imágenes y narrativas que se construyen al momento de desplegar sus actividades de diversión: asumen realmente ser príncipes, pájaros, dragones, son amigas y amigos, libertadores del mundo, hijas e hijos de dioses y héroes. La importancia del juego es que se vive como una totalidad que resignifica y posibilita la cohabitación en el mundo histórico y en mundos creados de manera paralela.

Herbert Marcuse, en Eros y civilización (1955), enfatiza que el juego es esencial para la realización de la psique humana, al expresar deseos reprimidos en una forma socialmente aceptable. Marcuse sugiere que el juego es, en esencia, una “sublimación de los impulsos primitivos” que permite a los individuos imaginar una vida sin represión, una “dimensión lúdica de la libertad que es contraria al orden social existente” (Marcuse, 1955, p. 148).

En el contexto de Kafka, el juego infantil se convierte en una especie de acto de resistencia simbólica, un espacio donde los personajes exploran su subjetividad y, aunque brevemente, vislumbran una vida libre de la opresión social.

El juego como resistencia y su relación con la alienación

Para los pensadores de la Escuela de Frankfurt, el juego representa una forma de resistencia contra el poder alienante de la racionalidad instrumental. Walter Benjamin, en su ensayo “Franz Kafka: en el décimo aniversario de su muerte,” explora cómo Kafka utiliza el absurdo para revelar las limitaciones de una lógica puramente racional. Benjamin escribe que la obra de Kafka es: “una representación de la existencia humana como una serie de rituales absurdos y burocráticos donde el juego es la única vía de escape, aunque incompleta” (Benjamin, 1968, p. 140). La lógica burocrática, señala Benjamin, está diseñada para sofocar la espontaneidad y la creatividad, y el juego se convierte en una forma de romper con esa rigidez, aunque sea momentáneamente.

Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, en Dialéctica de la Ilustración, abordan también esta noción de alienación y la ven como un fenómeno que, aunque abarca a todas las etapas de la vida, es particularmente dañino en la niñez. Según ellos, “la modernidad ha encadenado a los individuos a una lógica que desconoce la sensibilidad humana y su capacidad de juego” (Horkheimer & Adorno, 1947, p. 84). Para Kafka, el juego es una actividad subversiva que permite a sus personajes infantiles desafiar, aunque de forma limitada, las normas opresivas de su entorno.

La alienación y el juego en la obra de Kafka.

Kafka muestra en sus obras que el juego en la niñez, aunque tiene el potencial de liberar, está condicionado por la alienación. En La metamorfosis, Gregorio Samsa, quien ha perdido toda oportunidad de jugar en la niñez y se encuentra atrapado en una existencia monótona, sufre de una transformación que lo aleja aún más de la posibilidad de libertad. La alienación de Gregorio simboliza la represión de los impulsos lúdicos y la imposibilidad de una existencia no instrumentalizada. Para Adorno, la experiencia de Gregorio es “una representación de la vida humana bajo condiciones que sofocan la libertad y el juego” (Adorno, 1967, p. 133).

Marcuse, por su parte, argumenta que el juego es esencial para la construcción de una subjetividad auténtica y que la sociedad moderna, al restringir el juego a la niñez y luego eliminarlo casi por completo en la adultez, crea seres alienados incapaces de desarrollar una vida plena. En Kafka, las niñas y los niños enfrentan la misma represión que los adultos; su libertad es sofocada, y su potencial para experimentar la vida a través del juego se convierte en un espacio de frustración. Esta visión resuena con la afirmación de Marcuse de que “una sociedad sin juego es una sociedad donde la libertad auténtica no puede existir” (Marcuse, 1955, p. 157).

El juego como espacio de exploración y creatividad

A pesar de las limitaciones, el juego en Kafka es un espacio donde los personajes infantiles exploran su creatividad. Walter Benjamin sostiene que el absurdo en Kafka permite que el lector vea la capacidad de los niños para “imaginar mundos distintos” a los que ofrece la racionalidad opresiva (Benjamin, 1968, p. 148). En esta línea, Benjamin argumenta que el juego kafkiano no solo es un acto de rebeldía, sino también una afirmación de la imaginación como fuerza transformadora, aunque, dentro de los límites de Kafka, nunca se realiza completamente.

La Escuela de Frankfurt encuentra en el juego un elemento clave para resistir la alienación. Adorno, en su análisis de la cultura moderna, explica que la niñez en Kafka no es solo un periodo de vulnerabilidad, sino también una etapa en la que el individuo todavía conserva la capacidad de cuestionar y desafiar las normas establecidas. “El juego en Kafka representa una lucha contra la racionalización total de la existencia humana” (Adorno, 1967, p. 119), señala Adorno, lo que subraya el potencial transformador del juego como un acto de resistencia en un mundo autoritario.

Comentario de cierre

Desde la perspectiva de la Escuela de Frankfurt, la niñez y el juego en la obra de Kafka representan una crítica fundamental a la sociedad moderna y su tendencia a sofocar la libertad individual. La visión de Kafka sobre el juego como un espacio limitado de resistencia refleja la pérdida de autenticidad y creatividad que acompaña a la alienación. Los teóricos de Frankfurt encuentran en estos elementos una forma de ilustrar cómo la racionalidad instrumental limita el potencial humano, al reducir la vida a un conjunto de reglas y restricciones que obstaculizan el desarrollo pleno de la subjetividad.

Kafka, a través de sus personajes infantiles y su representación del juego, muestra la necesidad de espacios de libertad y creatividad que puedan desafiar las estructuras autoritarias. Para la Escuela de Frankfurt, el juego es más que una actividad; es una afirmación de la libertad, un acto de resistencia y una puerta abierta a la posibilidad de una sociedad distinta, menos alienante y más humana.

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Referencias

  • Adorno, T. W., & Horkheimer, M. (1947). Dialectic of Enlightenment. New York: Herder and Herder.
  • Adorno, T. W. (1967). Prisms. Cambridge, MA: MIT Press.
  • Benjamin, W. (1968). Franz Kafka: On the Tenth Anniversary of His Death. In Illuminations (H. Zohn, Trans.). New York: Schocken Books.
  • Kafka, F. (1924). The Trial. New York: Schocken Books.
  • Marcuse, H. (1955). Eros and Civilization: A Philosophical Inquiry into Freud. Boston: Beacon Press.
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