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La balada del carnero y la Hidra de Lerna: el mal universal

El mal universal

“Veo el mal entero y universal en el mundo. El mal es un ser moral increado, eterno, imperecedero; existía antes del mundo, constituía el ser monstruoso que pudo crear un mundo caprichoso. El autor del universo es el más maligno, el más feroz, el más horrendo de todos los seres”. Marqués de Sade

*Esta es la primera de 8 partes en que se encuentra dividido este ensayo.

Existe una inquietante paradoja respecto a la violencia. Estamos saturados de palabras e imágenes sobre ella, y hay una extensa literatura sobre diferentes tipos de violencia que va desde el abuso de menores, la violencia doméstica, violaciones, asesinatos en serie, ataques suicidas hasta la guerra moderna con sofisticadas armas robóticas y biológicas. La cuestión de si los seres humanos nos estamos volviendo más o menos violentos se debate acaloradamente.

De igual modo se han presentado diferentes clasificaciones de la violencia, como: la violencia estructural, simbólica, legal, obstétrica, etc. Sin embargo, no existe consenso alguno respecto a los esquemas clasificatorios o a cómo los diferentes tipos de violencia se relacionan entre sí. Lo paradójico es que a pesar de (o quizás debido a) que haya tanta discusión sobre la violencia, existe una enorme confusión respecto a qué entendemos por violencia, (Bernstein, 2015, pág. 31).Estudiarla incumbe procesos; la mirada filosófica combinada con la sistematización del quehacer científico.

Sigue al autor, Jesús Vaca-Cortés[1] en Twitter: @kronosjvc

¿Cuál violencia?

Nace la primera pregunta: ¿Cuál violencia? Un padre increpa a su hijo, un policía asesta golpes de macana en una manifestación, sujetos perforan ilegalmente ductos para hidrocarburos, suenan bombas con destellos cegadores, expresiones de galantería patriarcal, burlas a través de redes sociales, pobreza extrema, imposiciones religiosas y sectarias, letras de canciones, criminalización por “portación de rostro”, usos y costumbres intocables, control indirecto de ingresos económicos, sobreprotección materna, intolerancia, falta de inclusión en ambientes escolares, penas de muerte disfrazadas que satisfacen un populismo penal alimentado por nefastas intenciones mediáticas. ¿Son todas expresiones de violencias?

Habrá desacuerdos y muchos más cuestionamientos: ¿Cuándo aparece la violencia? ¿Violencia y agresión se determinan a partir de los mismos factores? ¿Por qué somos violentos/as? ¿Por qué hay seres más (o menos) violentos que otros? ¿De qué manera se pueden controlar, diluir o neutralizar expresiones diversas de violencias? ¿Dichas expresiones tienen un parámetro evaluable? ¿Es el ser humano un “ser racional”, un “ser social”, un “ser violento” o una mezcla categorial? ¿Lo inhumano es una expresión de lo humano?

¿Es lo inhumano en cuanto tal inexplicable? O, al contrario, ¿Es lo inhumano en cuanto tal predecible?¿Seres violentos por naturaleza o por aprendizaje social? ¿Qué rol desempeña la sociedad, con sus principios imperantes en la génesis del comportamiento violento? ¿Qué valores sociales son requeridos para garantizar una transformación social basada en la convivencia pacífica? ¿Dónde se deben establecer los límites de la “violencia justificada”? ¿Qué criterios distinguen a los diferentes tipos de violencias?

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Contener los embates de la violencia

Problematizar lo relativo a la violencia implica definir, entender y  actuar en consecuencia, para contener sus embates. Es probable, escribe el filósofo Héctor Sevilla (2017, pág. 9), “que la violencia sea un elemento arraigado en la naturaleza de los vivientes, al menos como propensión a la misma. Evidentemente, sólo el hombre puede simbolizar de un modo concreto, por ejemplo con el término de violencia, al conjunto de conductas particulares que podrían ser incluidas en dicha aseveración”.

La violencia es multisemántica, voluntaria, enraizada, intencional la mayoría de las veces, asimétrica, omnipresente, poderosa, multirelacional, transcultural, transhistórica, legal/ilegal, interactiva, indiscriminada, esporádica, racional/irracional, amenazante,  polimorfa.  Un fantasma que recorre el mundo, produciendo, desde el comienzo de la historia, hechos atroces en apariencia inherentes a la condición humana. Una violencia que -cita Michel Foucault.- “actúa sobre un cuerpo, sobre cosas: fuerza, doblega, quiebra, destruye; contiene todas las posibilidades”. (El Colegio de México. Centro de Estudios Sociológicos 184).

Violencia, humo de un fuego nacido en el amanecer del tiempo, último eslabón que se vislumbra tras una labor de entendimiento, control, combate, leyes que pretenden castigar, normas fundamentadas en un Derecho del deber ser que no es. La cuestión de la violencia, la agresividad, la guerra y la paz, el bien o el mal, la virtud y los vicios son temas recurrentes en las filosofías globales, ciencias sociales e incluso en literatura y otras artes.

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Estudios sobre paz, guerra y violencia

Los estudios serios o metodológicamente mejor expuestos sobre paz, guerra y violencia surgen después de la Segunda Guerra Mundial, estamos en la siempre civilizada Europa, escenario predilecto del progreso, cúspide de la razón, hegemonía del saber, territorio de los vencedores occidentales. Es 1958, en Oslo, Noruega Johan Galtung, filósofo, sociólogo y matemático, funda en Instituto para Investigaciones sobre la Paz [Institute for Peace Research]. Resalta diversas formas y tipologías en torno a las violencias, por ejemplo: violencia directa (física o verbal) con efectos visibles, también la violencia estructural, que se verifica cuando “las estructuras político-económicas impiden a los individuos o grupos realizar el potencial de sus capacidades mentales o somáticas” y una tercera forma de violencia que denominó “cultural” constituida por aquellos “aspectos de la religión, opinión pública, ideologías, lenguaje… que justifican las violencias directa o estructural” (Galtung, 1969, p.174 citado en Rivera Beiras 2016, p. 26).

Al creativo noruego también le debemos los conceptos de “paz negativa” y “paz positiva”. La primera es, en términos llanos, simplemente la ausencia de guerra, algo así como cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresa circularmente que la salud es la ausencia de enfermedad y viceversa. El concepto realmente innovador es el segundo: “paz positiva”. La categoría refiere un estado de concordia plena, una situación donde las personas de una comunidad o país no solamente no están en declarada guerra contra otro Estado o Nación, sino que además gozan de servicios adecuados de asistencia a la salud, viviendas decorosas, educación de calidad, desarrollo humano sostenido y sostenible, goce pleno de fundamentales derechos, libertad de expresión, una efectiva capacidad liberadora mediante el ejercicio de necesidades importantes.

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Sobre el autor


[1] Doctor en Filosofía y Ciencias Humanas; Maestro en Ciencias (Psicología Social); Especialista en: Psicología Forense y Jurídica; Victimología; Prevención del delito, Perfilador Criminal. Creador del Modelo Multifactorial para la Resolución de Delitos Recurrentes (MURDER) y del algoritmo para la investigación delictiva:

Contacto: jvc.vaca@gmail.com    www.jesusbvaca.wordpress.com

Frases claves: El mal universal; el mal radical

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