La temporada de lluvias veraniegas empezó ya en la mayor parte del país y aliviará la sequía, pero la crisis hídrica continuará en varias regiones y ciudades. La tendencia es inocultable: solo en la presente década la disponibilidad de agua por persona se reducirá en casi 10 por ciento, y en la mayor parte del país tendremos los próximos años cada vez más dificultades como las que ahora se están viviendo en la Zona Metropolitana de Monterrey, el Valle del Yaqui y otras zonas.
Escrito por: Enrique Provencio D.
Este no ha sido un año particularmente seco si se ven solo los promedios nacionales, y en lo que va del siglo fueron peores el 2006 y el 2012, pero aún así en varios estados se están registrando condiciones severas o extremas. Por las marcadas diferencias de clima y lluvias entre las regiones, en México siempre ha convivido la abundancia de agua en una quinta parte del territorio, con la escasez o las restricciones en el resto del país.
La crisis hídrica, sin embargo, no es solo y quizá ni siquiera principalmente de origen natural, sino que está marcada por las desigualdades y las carencias sociales, y por nuestras fallas históricas para planear y desplegar políticas que realmente se hagan cargo de los grandes riesgos que enfrentamos.
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Al paso del tiempo nos hemos vuelto más vulnerables a los riesgos de origen hídrico y climático, sobre todo por la demanda creciente de agua, y el agravamiento del calentamiento global está generando tensiones adicionales a las que ya enfrentamos. Urgen soluciones inmediatas y medidas de mayor alcance para las próximas décadas.
Lo más apremiante es que el Estado garantice el derecho de todas las personas a disponer de agua de calidad para su consumo, “en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible”, con un acceso equitativo y sustentable, como especifica el artículo 4º de la Constitución.
Durante mucho tiempo centramos la atención en el dato de la conexión de las tuberías a las viviendas. En la introducción de redes de distribución y servicios el esfuerzo ha sido considerable, pero los rezagos actuales son muy marcados si se consideran los requisitos completos de este derecho. En 2020 el Censo de Población y Vivienda que levantó el INEGI registró que 96.3 de cada 100 viviendas particulares habitadas disponían de agua entubada, con un mínimo de 88.5 en Chiapas y un máximo de 99.3 por ciento en Aguascalientes.
Como se sabe bien, tal dato de cobertura no informa de la suficiencia, la calidad ni los demás atributos básicos que deben cumplirse para la garantía del derecho al agua. El mismo Censo reportó que ese promedio nacional de 96.3 por ciento baja a 77.6 por ciento si se considera la disposición de agua dentro de la vivienda. Hay algo muy importante, que pasó desapercibido, pues en 2020 se documentó un retroceso en este indicador, que en 2010 llegó a 88.2 por ciento (gráfica 1). En las primeras dos décadas del siglo las viviendas aumentaron en nueve millones, pero las que tienen agua al interior crecieron en 4.5 millones, lo cual aumentó el rezago.
Gráfica 1. Porcentaje de viviendas particulares habitadas que disponen de agua en su interior.
Otros indicadores revelan mejor la dimensión del rezago, y uno de ellos es que en 15 estados ni siquiera la mitad de las viviendas reciben agua diariamente (gráfica 2), y para algunas entidades la situación es alarmante, en especial para Guerrero, Chiapas y Oaxaca, que promedian apenas un 12 por ciento en este aspecto. No es necesariamente agua potable la que reciben, ni tampoco en cantidad suficiente, por lo que el problema es todavía peor.
En los meses recientes ha llamado mucho la atención el racionamiento que se aplica en los municipios de la Zona Metropolitana de Monterrey, con un horario de distribución de agua entre las 6 y las 11 de la mañana. Este caso lo abordaré en otra entrega, porque ilustra bien las complejidades de la crisis hídrica. Por ahora vale la pena señalar que muchas ciudades de México o sectores de estas urbes viven diariamente los tandeos o los cortes del servicio, y que en varias entidades esta es la realidad cotidiana y persistente.
Otros aspectos de la dimensión social de la crisis hídrica se abordarán en la siguiente entrega aquí en México Social.
Gráfica 2. Porcentaje de población con suministro diario de agua dentro de la vivienda en 2020, por entidad federativa (barras) y nacional (línea horizontal)
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