En la sede de las Naciones Unidas en Nueva York se llevó a cabo la sesión 67 respecto a la Comisión sobre la situación de la mujer (CSW67), la temática de esta ocasión fue “la innovación y el cambio en la educación tecnológica en la era digital”, dando relevancia al poder de la tecnología para cerrar las brechas de género y contribuir con ello a la equidad.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
Así, el ecosistema digital se configura como central en pleno siglo XXI y la ONU, comprendiendo su relevancia enfocó las discusiones con este enfoque en particular. El evento, el más importante en su temática, congregó mujeres de todo el mundo que buscan analizar las problemáticas inherentes al uso, apropiación y desarrollo de tecnología con perspectiva de género. A pesar de ello, el ser el evento más relevante en su temática, no contó con la participación presencial de Antonio Guterres el día 8 de marzo, sin embargo, en su mensaje grabado indicó que al ritmo actual tomarían 300 años para alcanzar la igualdad de género.
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Esto debiera preocuparnos y ocuparnos. Si bien el ambiente era festivo, también es cierto que en las mesas se expusieron temas que debemos atender para reducir esos años por conseguir la igualdad de género.
Uno de los puntos fundamentales es cerrar la brecha tecnológica, pues ahí radica un nuevo eje de desigualdad, entre quienes tienen la tecnología y los que no, entre quienes hacen los algoritmos y todos los que no, de igual manera hay que pensar que la tecnología se esgrime como un nuevo espacio donde se ejerce el poder y la violencia.
En el caso específico de la violencia de género en ambientes digitales, el Parlamento Europeo ha detectado 18 tipos de violencias, siendo una de las más conocidas la difusión de material audiovisual de índole sexual sin consentimiento quién lo proporcionó, esto en México después fue tipificado a partir de la llamada Ley Olimpia que castiga.
Sin embargo, existen otras prácticas que en el mundo digital cobran relevancia y debemos tomar en consideración para poder incluir a las mujeres de forma plena y activa en el espacio público tales como la suplantación de identidad o el stalking sólo por mencionar algunas.
El que se perpetren estos delitos sólo genera que las niñas y mujeres no quieran involucrarse en actividades públicas, pues podrían ellas mismas ser víctimas de lo mismo: señaladas, violentadas, que sus cuerpos sean expuestos.
Por ello, es necesario fortalecer los mecanismos de procuración de justicia en lo que a delitos digitales se refiere y que, en el campo de las políticas públicas impulsar una agenda robusta de incorporación de las mujeres al campo de la ciencia y tecnología en la medida que esto permitirá reducir la brecha de género.
La Comisión 67 da paso a mucho trabajo y estudios que deben hacerse y a prepararse de cara a los siguientes años donde seguramente -y lamentablemente- se enunciarán nuevas formas de violencia y discriminación de nada más, pero nada menos, más del 50 por ciento de la población mundial que somos las mujeres.
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