por Bertha Rosas
La deforestación permanece como un fenómeno imparable en nuestro país. Más de 10 millones de mexicanos viven en los bosques afectados, por lo que es necesario un aprovechamiento responsable y una protección prudente de los recursos, a fin de mejorar sus condiciones de vida, pues a pesar de las riquezas naturales que les rodean, estas personas suelen vivir en condiciones de marginación
La ubicación geográfica de México, su variedad de climas, topografía e historia geológica dan como resultado que nuestro país cuente con una riqueza biológica extraordinaria en el mundo. Aunada a la enorme variedad de especies de plantas y animales, otra de sus características es la gran diversidad de comunidades vegetales que se encuentran en el territorio continental e insular, las cuales van desde las afines zonas alpinas, hasta las dunas costeras y humedales, pasando por matorrales xerófilos, bosques templados, selvas, bosques mesófilos de montaña y pastizales naturales.
Uno de los factores que más ha influido en la transformación de los ecosistemas terrestres en el mundo fue el crecimiento poblacional global del siglo XX, ya que, de acuerdo con datos del Millenium Ecosystem Assessmente (2005), para el año 2000, 42% de los bosques mundiales habían sido transformados, así como 18% de las zonas áridas y 17% de los ecosistemas insulares, principalmente a zonas de cultivos y potreros, o bien, abiertos para el establecimiento y desarrollo de poblados, ciudades y de infraestructura de caminos, eléctricas y de almacenamiento de agua.
De acuerdo con lo publicado en el Informe de la Situación del Medio Ambiente en MéxicoI1, nuestro país no ha sido la excepción en este proceso de degradación y pérdida de ecosistemas terrestres. Una importante proporción de su territorio se ha transformado en campos agrícolas, pastizales y zonas urbanas, y de los ecosistemas que aún persisten muchos de ellos muestran en mayor o menor medida signos de alteraciones.
México cuenta con 138 millones de hectáreas (ha) con vegetación forestal, equivalentes al 70% del territorio nacional. Los principales ecosistemas que componen esta superficie son: los matorrales xerófilos (41.2%); los bosques templados (24.24%); las selvas (21.7%); los manglares y otros tipos de asociaciones de vegetación forestal (1.06%); y otras áreas forestales (11.8%).
Los bosques mesófilos de montaña abarcan más de 1.7 millones de hectáreas; los manglares ocupan una superficie de 887,000 hectáreas; y la vegetación comprendida en la categoría de otras asociaciones (palmares, sabana, selva de galería, entre otros) es de 575,000 hectáreas de la superficie forestal del país. La extensión de estas formaciones vegetales constituye ecosistemas sumamente importantes desde el punto de vista de su biodiversidad, las altas tasas de captura de carbono y su capacidad de amortiguamiento ante eventos hidrometeorológicos, entre otros aspectos relevantes.
La deforestación es el cambio de una cubierta dominada por árboles hacia una que carece de ellos. La alteración (también llamada degradación) implica una modificación inducida por el hombre en la vegetación natural, pero no un reemplazo total de la misma, como en el caso de la deforestación.
Ante la riqueza natural que posee el país, como se ha mencionado en los párrafos anteriores, en México poder conocer con precisión las mediciones de la deforestación que se ha dado a lo largo de décadas se ha caracterizado por la gran disparidad en las estimaciones. En los últimos 20 años se han generado cifras que van desde las 155,000 hasta 776,000 hectáreas al año.
La estimación más reciente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportada a la FAO, que abarca el periodo 2005-2010, alcanza las 155,000 hectáreas deforestadas por año, cifra que actualmente se encuentra en proceso de revisión y actualización.
De acuerdo con los informes reportados a la FAO, entre 1990 y 2010 se observa una tendencia a la reducción de la superficie deforestada anualmente en el país: mientras que entre 1990 y 2000 se calcula que se perdían 354,000 hectáreas anuales, esta cifra se redujo a 235,000 y 155,000 para los periodos 2000-2005 y 2005-2010, respectivamente.
Ahora bien, la deforestación depende de varios factores, y es muy importante el económico, al favorecer las actividades que permiten la mayor ganancia a corto plazo, y una de ellos es la explotación de madera para satisfacer el mercado, la cual impulsa la deforestación de los bosques, principalmente los dominados por una especie, lo que hace rentable su explotación. De la misma manera, el aumento de los precios de los productos agropecuarios provoca la deforestación, pues entonces los usos no forestales del suelo son más redituables. Una de las maneras que podemos comprobar del proceso de deforestación que se da en el país, es a partir de los reportes que emite la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) respecto de la producción forestal maderable.
Durante el período 2004-2013 la producción forestal maderable ha disminuido de forma constante, iniciando con 6.7 millones de metros cúbicos rollo (m³r) en 2004, y finalizando este periodo con 5.9 millones de m³r. Desde inicios de esta década la disminución ha sido continua, con excepción de los años 2006, 2007 y 2012, en los cuales la producción alcanzó un aumento, reportando 6.5, 7.0, y 5.9 millones de m³r respectivamente, lo que representa un incremento del 0.9%, 7.8% y del 7.4% en relación con el año anterior.
Para 2013, la producción forestal maderable se mantuvo prácticamente estable en relación con el año anterior, con 5.88 millones de m³r, lo que significó un decremento del 0.5%. Los principales estados productores en 2013 fueron Durango (32.80%), Chihuahua (16.79%), Michoacán (7.76%), Oaxaca (7.13%) y Veracruz (4.93%), los cuales contribuyeron con el 69.41% de la producción total, equivalente a 4.1 millones de m³r.
Cabe resaltar que tan sólo Durango y Chihuahua tienen participación conjunta del 49.60% de la producción forestal maderable total.
En 2011 México perdió 13,246 hectáreas bajo el concepto de cambio de uso de suelo autorizado, lo que equivale a un incremento de 58% en relación con un año atrás.
Otro de los factores de deforestación son los incendios forestales, que en 2012 sumaron un total de 7,170 y que afectaron 347,226 hectáreas en todo el país. Las entidades que sufrieron más pérdidas en superficie fueron Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Baja California y Jalisco, y entre las que reportaron el mayor número de incendios están Chihuahua, Estado de México, Michoacán y Jalisco.
Sobre las autorizaciones emitidas para cambio de uso de suelo en terrenos forestales, y que se fundamentan en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y su Reglamento, representan menos del 3% respecto del total nacional anual de la deforestación.
En cuanto al periodo 2009-2013, la superficie afectada más alta la encontramos en el año 2012, sobre todo en el sector minero. Aunque para el año 2013 la superficie afectada se incrementó en un 34.1% con respecto a 2009, representó un decremento de 21.6% en relación con 2012, destacando la afectación del rubro “otros” que presenta un aumento del 68.6% de afectación en relación con 2012.
Destaca la degradación del recurso forestal, especialmente en las últimas décadas y la baja competitividad de la silvicultura nacional y la industria del ramo y, por lo tanto, de los productos derivados.
Los desmontes con fines agropecuarios o de urbanización son uno de los factores que prevalecen, aunque también influyen los incendios, la tala ilegal, las plagas y enfermedades y el sobrepastoreo. Los efectos han sido muy negativos, pérdida de flora, fauna y microorganismos, la alteración del hábitat, la erosión de suelos, los azolves de ríos, mares y cuerpos acuíferos y la disminución de la recarga de acuíferos.
A lo anterior se suma la falta de un sistema de información forestal actualizado en México, lo que ocasiona que no haya un estudio confiable de la tasa anual de deforestación. Entre los años 2000 y 2010 en México se perdió un promedio de 155,000 hectáreas de bosque por año.
La tasa de deforestación y la pérdida de cobertura vegetal se consideran como las principales variables para cuantificar el deterioro de los ecosistemas forestales. Se estima que los efectos causados por la compleja interacción de los factores antes descritos continuarán en las décadas siguientes, por lo cual los retos ambientales del sector forestal deben atenderse a las diferentes escalas, integrando a los diversos grupos de actores que inciden en el estado de los ecosistemas forestales en México.
Como bien lo menciona Víctor M. Toledo en su libro Ecocidio en México: “Hoy ya no se puede hablar de fenómenos, catástrofes o eventos naturales, sino de procesos socionaturales o naturosociales. La naturaleza, el ecosistema planetario y las sociedades son parte ya de un mismo todo, de un mismo holón”.
NOTA:
I. Compendio de estadísticas ambientales indicadores clave y de desempeño ambiental, edición 2012, Semarnat, México.
Bertha Rosas Licenciada en Historia. Egresada de la UNAM, pasante de la Maestría en Historia de México S. XX. Ha ejercido el periodismo cultural, lo que le valió el Premio Estatal de Periodismo en Morelia, Mich. Ha tenido varios cargos en la Semarnat, Conanp y Cecadesu. Su actividad profesional le ha permitido conocer y trabajar con pueblos indígenas y conocer de los problemas ambientales del país, coordinar suplementos culturales, boletines históricos y organizar el archivo del Gral. Joaquín Amaro en el archivo Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca. Colaborada cercana con la organización Carta de la Tierra. |