A lo largo de la historia existen ejemplos en los que se ha cuestionado la veracidad del conocimiento científico para favorecer determinados intereses, ya sean de índole político, económico, religioso, entre otros. Esto ha originado el rechazo de una parte de la sociedad hacia la ciencia y las y los científicos.
Escrito por: Ruth Zavala
Algunas de las diversas formas de rechazo a la evidencia de expertos y la promoción de la desinformación tienen raíces en la historia del tabaco (Oreskes, 2022:113). Esta historia se remonta a la década de los cincuenta, cuando ya había evidencia científica que aseguraba una relación directa entre fumar y el cáncer de pulmón. Además, también se aseguraba que la nicotina era una sustancia adictiva. Ante esto, la respuesta de la industria tabacalera fue financiar investigaciones que desmintieran y pusieran en duda dichas afirmaciones. Adicionalmente, estas empresas incrementaron la cantidad de nicotina en los tabacos.
¿Cuáles fueron las consecuencias de esta estrategia? Además de las obvias afectaciones a la salud de la personas, esta industria logró retrasar por varias décadas la regulación gubernamental que les impondría límites. Desde entonces, el caso de las tabacaleras se convirtió en un ejemplo paradigmático que fue emulado por otras industrias que se verían amenazadas ante una eventual regulación a sus sectores. Este tipo de estrategias favorece la economía de libre mercado en detrimento del bienestar social.
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Naomi Oreskes y Erik Conway en el libro Merchants of doubt publicado en 2010 demostraron que la misma estrategia se utilizó con el tema de la lluvia ácida, el agujero de la capa de ozono y el cambio climático. En torno al estudio de estos fenómenos, se ha creado un nuevo campo de conocimiento, la agnotología. Esta se refiere al estudio de la ignorancia y de la duda inducida. La agnotología hace énfasis en los actos deliberados por parte de ciertos actores para inducir dudas y cuestionamientos a la evidencia científica con el propósito de beneficiar determinados intereses.
Dichos intereses se han convertido en obstáculos para diseñar mejores estrategias y afectan la capacidad de las sociedad para resolver la crisis sistémica que vivimos en la actualidad. Dicha crisis tiene diversas expresiones: sanitaria, ambiental, social, económica, alimentaria, entre otras.
Las diversas demandas dentro del movimiento ambientalista se han visto afectadas por esta práctica, interpretándose como un movimiento en pro del socialismo, bajo la misma lógica de que regular a las empresas implicaba limitar el libre mercado y robustecer el papel del Estado en la economía. Es conocida la forma para llamar a las personas defensoras de la naturaleza como sandías (watermelons), por ser verdes por fuera y rojas por dentro.
Otro ejemplo en el que se puede comprobar lo exitosa de esta estretegia usada por las industrias es el cambio climático. La politización que se ha hecho de este tema es el fenómeno mediante el cual se manipula la información disponible con el objetivo de favorecer ciertos intereses.
A la fecha ha sido demostrado que algunas de las empresas petroleras más grandes del mundo financiaron investigaciones para desmentir que el cambio climático es un problema de origen antropogénico. Es decir, provocado por las actividades de los seres humanos, principalmente, por la utilización de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
Contrariamente, la ciencia del cambio climático ha avanzado bajo el liderazgo del IPCC (Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático), que es la máxima autoridad científica a nivel mundial en la materia. En el informe del IPCC publicado en 2014 se incrementó el grado de certidumbre de que las actividades humanas son las causantes del calentamiento global de “muy posible” o 90% en 2007 a “extremadamente posible” o 95% (IPCC, 2014). Este porcentaje se traduce en lo que conocemos como un consenso científico.
Cuestionar estas afirmaciones además de retrasar la formulaciones de políticas climáticas en todo el mundo, conlleva afectaciones a la salud de las personas, de los animales y de los ecosistemas. A la interdependencia entre estos tres elementos se le denomina Una Salud (One Health). En este sentido, durante la pandemia provocada por la COVID19 se ha hecho énfasis en otros fenómenos que han afectado la credibilidad de la sociedad en la ciencia.
Un ejemplo de lo anterior es la infodemia, de acuerdo con la OMS esta se refiere a la sobreinformación o desinformación que causa confusión y socava la respuesta de salud pública promoviendo otros intereses. Algunos de los temas que más se cuestionaron fueron: el origen del virus, síntomas, patrones de transmisión, efectos de las vacunas, entre otros.
La agnotología, la politicación de diversos temas, la infodemia, fake news, posverdad, etc. son distintas aristas de un mismo problema, que contribuyen a explicar el patrón social de rechazo a la ciencia. Esta es fundamental para advertir sobre todos los problemas que pongan en riesgo el bienestar social. La comunidad científica tiene la responsabilidad de alertar a la sociedad sobre las amenazas de las que el resto de la sociedad no tienen otra forma de saber. En este sentido es necesario generar estrategias que contrarresten la desconfianza pública en la ciencia.
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Fuentes:
IPCC, 2014, Climate Change 2014, Synthesis Report, Summary for Policy Makers, en línea: https://archive.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar5/syr/AR5_SYR_FINAL_SPM.pdf, consultada el 5 de febrero de 2022.
Oreskes, Naomi (2022), en Horizons. Journal of International Relations and Sustainable Development , WINTER 2022, No. 20, A Cyber Odyssey: Quantum of Hope (WINTER 2022), pp. 112-123. Center for International Relations and Sustainable Development disponible en: https://www.jstor.org/stable/10.2307/48651505
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