“Un consumo sin escrúpulos hace que estemos rodeados de un desvanecimiento que desestabiliza la vida” Byung-Chul Han
Recientemente hubo una polémica en redes sociales por una película francesa titulada Guapis (“Mignonnes” de Maïmouna Doucouré, producida por Netflix) criticada por la hipersexualización de la infancia reflejada en un grupo de niñas que sueñan en ser las mejores en un concurso de baile de movimientos de mucha Sexualidad y vestuario ligero. Uno de los mensajes más reveladores que otorga la cinta es la importancia del cuidado de la niñez, el cual también implica la enseñanza-aprendizaje de los mensajes mediáticos.[i]
lee el artículo: La memoria sexual: base biológica de la sexualidad humana
Uno de los motivos de la generación de contenido con alto grado sexual es fomentar la hipersexualización temprana en niños y niñas, es decir que deseen parecerse más a los adultos y por lo tanto imitarlos en conductas no propias para su edad. En el imaginario los niños desean asumir actitudes propias de los mayores como parte de un juego erótico. Los medios de comunicación y la sociedad contribuyen a fomentar la erotización del menor por varias razones, una de ellas para lograr el placer del adulto, que yace en el inconsciente.
El modelo neoliberal busca cosificar para vender, en la misma línea se normaliza la erotización infantil con el fin de monetizar con el estereotipo. Posteriormente se lucra emocionalmente con las imágenes que se comparten en redes sociales, y sin hacerlo consciente cuando se promueve la adopción de estereotipos de belleza. De esta forma se está propiciando una imagen ficticia del menor, él mismo se ve diferente y aceptado, sin pensarlo está renunciando a su libertad y está en peligro de ser parte de lo mismo, de la imagen que la sociedad quiere ver.
Es aquí donde la educación mediática asume un rol determinante, por ejemplo, el sistema educativo de Finlandia promueve en los niños y adolescentes el análisis y reflexión de la información proveniente de las redes sociales. Los induce a cuestionar el origen y la razón de una noticia, se preguntan el por qué y el para qué, con la finalidad de formar, desde la edad más temprana, alfabetos mediáticos. Lo anterior, se traduce no sólo en la implementación de una materia más, sino en la preparación de ciudadanos más avezados en la exclusión de información que por falsa es también perjudicial.
No obstante, la media literacy (término anglosajón de alfabetización mediática) ha estado presente en las escuelas europeas desde hace algunas décadas, principalmente en Inglaterra, de donde es originario David Buckingham, académico especializado en medios y comunicación. Buckingham (2005) aseguraba que “Las escuelas no son ya el primer lugar de acceso de los niños a los ordenadores. Los niños están viviendo ya en un mundo digital; sí pues, como sucediera con los medios «más antiguos», necesitamos estar en condiciones de capacitarlos para que lo comprendan y participen activamente en él. Alfabetizaciones digitales en marcha”
A través del ecosistema digital, de los sistemas de comunicación tradicionales, de las diversas formas de publicidad, incluso por influencias cercanas al mismo hogar los niños encuentran datos e información que decodifican erróneamente porque carecen de fuerza simbólica. Ésta ha sido desvanecida por las necesidades sociales que ha prisa buscan reconfigurar patrones de conducta a favor de fetiches y compra de emociones.
Este es el caso de la hipersexualización de la infancia, los niños eligen estereotipos caracterizados por una carga sexual considerable, dichos modelos por lo general son públicos y comerciales. La erotización infantil sucede cuando la libido o energía sexual del niño es despertada por la equivocada lectura del significante del rito de la sexualidad, reconoce y se identifica. Los medios de comunicación tienen una relevante participación en este proceso, por un tema comercial se alteran los momentos de cada etapa del individuo, las niñas se fascinan con la bisutería y las zapatillas de juguetes Mi alegría, los disfraces con cada vez más atrevidos, por qué no una vampira sexi.
En la hipersexualidad se enfrentan la duración de una etapa y el tiempo con el desarrollo esperado de la niñez. La insolente necesidad de consumir y ser consumido supera la cándida etapa de los juegos primarios. Lo anterior, no sólo es desolador, sino que muestra uno de los lados más miserables de nuestra comunidad, aquella que es incapaz de cuidar los tiempos de sus miembros más vulnerables…. los pequeños de casa.
El régimen neoliberal elimina la duración con el fin de consumir más. Como sucede con las series de televisión, el tiempo se quedó sin duración. La vida fugaz y contingente (Byung-Chul, 2019) así es la experiencia para muchos de nuestros niños y adolescentes al abandonar tiempos que son básicos para madurar mente y cuerpo, pero además las señales que envían son de exhibición lo que los hace vulnerables ante depredadores sexuales, ante esto el peligro del acoso es permanente.
Los datos y la información carecen de fuerza simbólica, entonces se convierten en cascarones vacíos listos para ser usados en escenarios emergentes es por eso, que suele ser común que surja la confusión de roles, en el contexto de la explotación sexual de los mensajes mediáticos dirigidos a la niñez que presume ser el más exitoso debido a la aceptación social, que incluye a la familia.
Lo anterior sin duda deriva en una niñez y juventud líquidas (Bauman, 2014), desorientadas y frágiles, una posible solución es la implementación de la media literacy en las escuelas y en casa, pues se trata de una labor de equipo, un trabajo de comunidad a favor de una infancia feliz, libre de prejuicios y etiquetas sociales.
Tambien te podria interesar: Cuando la sexualidad era celebrada en la Iglesia
Referencias
Buckingham, David. 2007. Más allá de la tecnología. Ed. Manantial. Buenos Aires, Argentina Byung-Chul, Han. 2020
Frase clave La desinformación de la sexualidad
