El movimiento feminista es de gran relevancia en el pensamiento latinoamericano, especialmente en el desarrollo teórico de la economía del cuidado planteando la necesidad de centrar la economía en el sostenimiento, reproducción y cuidado de la vida. Haciendo a un lado el pensamiento ortodoxo de poner al centro el capital y el mercado.
Escrito por: Irlanda Jacqueline Martínez Cruz
A pesar de los avances teóricos en América Latina, la economía feminista se ha enfrentado a obstáculos en la creación de conocimiento, puesto que, al incorporar la perspectiva de género, las investigaciones muchas veces terminan considerándose ‘sin importancia científica’; de la misma forma, la falta de información con desagregados de género ha sido un impedimento para respaldar las investigaciones en materia de cuidado y trabajo doméstico.
De esta forma, los esfuerzos por teorizar la economía del cuidado como un fenómeno latinoamericano están encaminados a conceptualizar esta línea de investigación. Hasta el momento, se conoce como economía del cuidado a los mecanismos desiguales en los que se reproduce la vida cotidiana de las personas, su relación con el sistema económico y sus impactos en la desigualdad (Rodríguez, 2015).
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El feminismo entre tanto, busca visibilizar el rol de las mujeres en la generación de la riqueza y sus implicaciones en la vida de las mujeres, de esta forma la economía del cuidado agrupa todas las actividades y prácticas [remuneradas y no remuneradas] necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en la que viven [lo que incluye] el autocuidado, el cuidado directo de otras personas, […] la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado […] y la gestión del cuidado (OXFAM, 2022).
La binariedad de los sexos asigna estereotipos y normas sociales, es aquí donde encontramos el trabajo reproductivo no remunerado, realizado principalmente por mujeres bajo el rol de cuidadoras, y por otro lado, el trabajo productivo remunerado, realizado principalmente por hombres bajo el rol de proveedores. Esta dicotomía, permite que el capital no solo se beneficie del trabajo productivo, sino que, también se beneficie del reproductivo, dando origen a una explotación que parece invisible ante los ojos del sistema económico, pero que es fundamental para el capital y para la vida misma.
Dentro de los posicionamientos feministas en torno a la economía del cuidado se propone que existan cuatro miradas analíticas (Batthyány, 2020) en la región, la primera se centra propiamente en la visión económica y su aporte a la generación de riqueza, la segunda se liga a una visión sociológica del cuidado como un componente del bienestar social, la tercera pone énfasis en el cuidado como derecho humano, y la última, lo analiza desde una perspectiva ética.
La tercera mirada fue evidente durante la pandemia por la COVID-19, periodo dónde se demostró que el régimen de cuidados es un derecho universal y no una obligación que deriva “del amor” de las mujeres. El resultado de la crisis sanitaria y el debilitamiento de los sistemas de salud en América Latina fue que para finales de 2021 se acumularan cerca del 30% de muertes a nivel mundial solo en la región[1].
En México, la distribución del tiempo en las labores de cuidado está marcada por una enorme brecha entre hombres y mujeres (Gráfica 1), pues en 2020 –periodo de mayor confinamiento sanitario- las mujeres destinaron 2,139 horas a la semana en realizar labores de cuidado y apoyo sin recibir ninguna remuneración a cambio, frente a las 735 horas que los hombres destinaron a estas mismas actividades.
Para 2021, el valor económico de las labores domésticas y de cuidados equivalió a 26.3% del PIB nacional. No obstante, las mujeres contribuyeron con 19.1% y los hombres solo con 7.2%. Es decir, las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres al realizar actividades de trabajo no remunerado[2].
El problema de la invisibilización del trabajo hecho por mujeres va más allá del no remunerarlo, puesto que, implica que las mujeres sean posicionadas como seres inferiores. Esta construcción es reforzada por el mercado el mercado y las relaciones de género, que las relega a la esfera privada.
Es importante considerar que en México más de la mitad de la población es femenina a la que sistemáticamente se le han adjudicado las tareas de cuidado como una extensión de la maternidad y en consecuencia la dificultad para alcanzar el desarrollo personal, obstaculizando su entrada al empleo formal y rezagándolas a empleos precarios, menores salarios, informalidad laboral, baja protección social, poca participación política y mayor incidencia en la pobreza.
En conclusión, la agenda feminista tiene como objetivo unificar la organización de los cuidados en la región; sin embargo, no ha sido una tarea fácil dada la heterogeneidad estructural en Latinoamérica, la falta información empírica y la descalificación de los estudios feministas. Para hallar una solución es necesario reconocer el cuidado como trabajo, reducir el trabajo de cuidados a través de servicios públicos con acceso universal, redistribuir el cuidado entre hombres, mujeres, Estado y comunidades, y finalmente representar el cuidado mediante sindicatos (OXFAM, 2022).
La segregación de las mujeres no es un tema alejado del subdesarrollo, ni mucho menos de la economía. Por ello, es fundamental incorporar temas dedicados a la organización del cuidado y el sostenimiento de la vida en políticas públicas e investigaciones académicas, lo que hará visible otros problemas y soluciones en la región.
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Bibliografía:
Batthyány, K. (2020). Miradas Latinoamericanas a los Cuidados. Buenos Aires: CLACSO.
CEPAL. (2022). Panorama Social de América Latina 2021.
Rodríguez, C. (2015). Economía Feminista y Economía del Cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad.
INEGI. (2020, 2021). Cuenta Satélite Trabajo no Remunerado de los Hogares.
OXFAM (Ed.). (2022). Los Cuidados en Latinoamérica y el Caribe Entre las Crisis y las Redes Comunitarias (Vol. 1, Número 1). ECOFEMINIsTA.
[1] CEPAL (2022). Panorama Social de América Latina 2021.
[2] Datos proporcionados por el INEGI en su comunicado de prensa de la Cuenta Satélite Del Trabajo No Remunerado De Los Hogares de México, 2021.