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La escultura de Niki de Saint Phalle, entre el color y la vida

«Para mí, mis esculturas representan el mundo de las mujeres amplificadas, los delirios de grandeza de las mujeres, las mujeres en el mundo actual y las mujeres en lugares de poder».

NIKI DE SAINT PHALLE

Catherine Marie-Agnes Fal de Saint Phalle, más conocida como Niki de Saint Phalle, fue una de las artistas más innovadoras, iconoclastas y comprometidas de mediados del siglo XX. Además de ser toda una artista polifacética que pintaba, también realizó esculturas, grabados y performances e incluso experimentó con el cine.

Escrito por:   Mónica Muñoz

Siempre estuvo en la mira del mundo artístico, dejó su huella con monumentales piezas, muchas de ellas diseñadas con criterios arquitectónicos. Como artista, fue autodidacta y trabajó un estilo iconoclasta, sin seguir ningún movimiento artístico, salvo el de su propia intuición. Además, le tocó enfrentar la vida por un difícil camino, eso lo podemos comprender gracias a su biografía y sus obras.

Niki, nació en Neuilly-sur-Seine (Francia) en el seno de una familia burguesa. Los primeros años de crianza los pasó con sus abuelos paternos, encargados de cuidarla desde que fue una recién nacida hasta los tres años, mientras que sus padres se instalaban en Nueva York en plena época de la Gran Depresión de 1929. Creció escuchando cuentos de hadas y dragones, y viendo en los decorados de las mansiones de la campiña francesa escenas que luego prefigurarían sus personajes míticos o monstruosos.

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Desde que era niña, y ya viviendo en Nueva York, contemplaba el aburrido rol de la mujer de los años 50. Gracias a las infidelidades constantes de su marido, la madre de Niki era una mujer estricta que rechazaba la maternidad, sin embargo, quería convertir a su hija en buen ejemplo de ama de casa. Su padre, con quien sentía más afinidad, abusó sexualmente de ella a los 11 años y ese hecho fue verdaderamente terrible, así pasó del idilio al odio patriarcal.

Niki trabajó como modelo para las famosas revistas como Vogue, y Harper’s Bazaar y con 16 años llegó a ser portada de Life Magazine, pero a partir de los años cincuenta se entregó al arte por completo, en ese entonces, comenzaba a explorar el surrealismo, en óleos y guaches, de manera autodidacta.

Cuando Niki tenía 18 años, se fugó con el escritor Harry Mathews, a quien conocía desde su infancia. Se casaron y se fueron a vivir a Francia. En 1951, nace su primera hija; en 1953 la pareja se muda a Niza, en el Sur de Francia, y poco tiempo después, Niki descubre la infidelidad de su marido con una vecina, se dio cuenta que estaba repitiendo el mismo patrón de vida doméstico y burgués que tanto rechazaba; sufre una crisis muy fuerte y tuvo que ser internada en una clínica. Estando allí aislada fue cuando decidió que se dedicaría a pintar y sería artista… aprendió a traducir las emociones, el miedo, la violencia, la esperanza y la alegría en la pintura. Se casa por segunda vez con el escultor suizo Jean Tinguely y tuvo a su segundo hijo en 1955. Y no sería su última pareja.

La obra de Simone de Beauvoir “El segundo sexo” (1949) causó en ella una profunda impresión y fue una de las primeras artistas en explorar problemáticas feministas en los sesenta. Se comprometió con causas políticas mientras era testigo de la guerra fría, las amenazas nucleares, el macartismo, una sociedad racial, la guerra de Argelia, el SIDA. Su conflicto familiar se mezclaba con los acontecimientos mundiales.

En sí en su obra, el gran colorido y el empleo de motivos como corazones, animales y flores, encierran preocupaciones, sobre temas como el sexismo, la degradación medioambiental, la violencia o la muerte. Sus ensamblajes llevan evocadores títulos, como Novia, Alumbramiento, Prostituta, Hechicera o Diosa aún resultan impactantes por su radicalidad y ambivalencia pues manifiestan su crítica mirada del mundo patriarcal defendiendo su papel como mujer.

La influencia de Gaudí con el Parque Güell en Barcelona repercutió en ella con tanta fuerza que la llenó de un gran deseo y aspiración para crear obras que emanaran esas sensaciones. Así, lo podemos ver en el estilo de piezas fraccionadas de losas y vajillas rotas utilizadas para “Autorretrato” (1958) en cuyo rostro se derrama la pintura, como lágrimas o cicatrices.

En su trabajo artístico hay ensamblajes con objetos domésticos mezclados con herramientas filosas. También hay madres voraces y novias algo tétricas en cuyos cuerpos se tejían muñecos mutilados, objetos infantiles, dragones o serpientes. El rechazo a la devoción religiosa la expresó en sus propios crucifijos. Estaba interpretando su lado oscuro.

Las Nanas

En 1965 inauguró su serie más célebre denominada “las Nanas”, mujeres de diferentes volúmenes y coloridos, elaboradas con resina, cerámica o trencadís, que recuerdan a las diosas de la fertilidad, para la artista criaturas alegres y liberadas que celebraban la gloria de la mujer. Las hay de muchas formas. Son mujeres que reclaman el espacio que merecen.

Su primera Nana gigante fue “Hon-en katedral” (1966) construida en el Moderna Museet de Estocolmo, en colaboración con Per Olof Ultvedt y Jean Tinguely. Medía 28 metros de largo, 9 de ancho y 6 de alto. Se trataba de mujer recostada con las piernas abiertas. La vagina era la puerta de entrada a un espacio cultural donde se podía ver una película de Greta Garbo, un estanque de peces de colores, una pequeña galería de pinturas falsas de artistas famosos. En el interior de esta madre, entre los espacios cóncavos que se derivaban de los grandes senos, se dispuso a la izquierda, de un planetario. El pecho derecho era una barra de un bar que ofrecía leche como refrigerio. La pieza fue destruida, con la metáfora de ser usada y luego desechada. El museo aún conserva la cabeza como vestigio de la obra, así como los videos del registro de construcción, exposición y final.

El crítico de arte Pierre Restany la incorporó como la única mujer dentro del movimiento Nouveaux Réalistes, en donde también se encontraban Yves Klein, Jacques Villeglé, Christo, César o Martial Raysse. En el mundo artístico hubo interés por su trabajo, aunque no siempre el trabajo de Niki de Saint Phalle fue bien recibido. No obstante, realizó 3,500 obras en 50 años de carrera artística. Fallece el 21 de mayo de 2002 en San Diego, California, a los 72 años, por insuficiencia respiratoria crónica. Un año después, se inaugura el jardín de El círculo mágico de la reina Calafia (Queen Califia’s Magical Circle) en Escondido, California. Su equipo siguió trabajando en el Jardín del Tarot. En 2014, el Grand Palais de París realizó una gran retrospectiva, que se trasladó al Museo Guggenheim de Bilbao en la primavera de 2015.

Reflexión final

Es muy interesante reflexionar sobre la obra y la mirada artística de Niki de Saint Phalle. Para ella pintar calmaba el caos que agitaba su alma. Mucho antes que lo hiciera Yayoi Kushama, y Anish Kapoor, Niki apostó por gigantescas piezas artísticas donde el espectador tuviera esa libertad de imbuirse y descubrir el sentido del misterio y del asombro en su lenguaje psicodélico. Ella hizo del arte su voz, gritó entre colores estridentes, transformó su tormento en alegrías, la imaginación fue su refugio… A través del arte manifestó todo cuanto sentía y vivía. ¿Realmente tenemos idea de todo cuanto el arte puede aportar? El arte fortalece la autoestima y la autoconfianza, da libertad…  ¿Cuál es el papel de os artistas en la sociedad? No sólo nos transmiten sus emociones, sino también nos emiten mensajes, y nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general. El arte, es la mejor narradora de los sentimientos universales. ¡Te invito a conocer más de sus obras!

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Frase clave: Niki de Saint Phalle

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