por Concepción Gutiérrez
El hígado es el órgano interno más voluminoso de nuestro organismo. Con un peso de aproximadamente 1.5 kilogramos en el adulto, es una fábrica química compleja que trabaja las 24 horas del día. Este órgano procesa prácticamente todo lo que comemos, respiramos o lo que nos untamos en la piel, y esto es sólo parte de las más de 500 diferentes funciones vitales que realiza para mantenernos vivos
Sus características
Cada día, nuestro hígado ayuda a nuestro organismo proveyendo energía, almacenando vitaminas y glucógeno, combatiendo las infecciones, ayudando a la coagulación de la sangre, regulando las hormonas y muchas, muchas más funciones. Además, regula los niveles sanguíneos de la mayoría de los compuestos químicos y excreta un producto llamado bilis, que ayuda a eliminar los productos de desecho del hígado.
El hígado está situado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, debajo del diafragma y por encima del estómago, el riñón derecho y los intestinos. Está dividido en dos partes por el ligamento falciforme: el lóbulo derecho y el lóbulo izquierdo. La vesícula biliar está situada en el lóbulo derecho y sirve como depósito de la bilis. Es de un color rojo obscuro ya que recibe 1.5 litros de sangre por minuto (el corazón bombea 5 litros por minuto).
Además, el hígado es el único órgano que recibe sangre de dos fuentes: la arteria hepática, que aporta la sangre procedente del corazón con un contenido alto de oxígeno, y la vena porta, que aporta la sangre procedente de los intestinos, rica en nutrientes pero también de algunas sustancias que pueden ser tóxicas. La sangre sale del hígado por las venas hepáticas.
Otra característica que hace único a nuestro hígado es que puede perder tres cuartas partes del total de sus células y sigue funcionando. Además, es un órgano que tiene la capacidad de autorregenerarse.
Órgano misterioso
Su complejidad, gran tamaño, color, forma y textura, así como sus enfermedades, lo colocaron en la antigüedad como un órgano misterioso. El pensamiento religioso, especulativo y la mántica, combinados con observaciones anatómicas y fisiológicas, se tradujeron en el cuerpo más imponente del conocimiento sobre el hígado.
Uno de los primeros registros de que el hombre tenía conciencia y conocimiento del hígado se encuentra en la cultura babilónica. El Museo Británico tiene la reproducción de un hígado de oveja que data de 1900-1600 a.C., el cual fue encontrado en Irak y se cree que era un modelo para la enseñanza del arte de la adivinación basada en la observación del hígado, conocido como hepatoscopía. Sabemos que Alejandro Magno no daba ni un paso sin antes consultar a sus adivinos expertos en hepatoscopía. La práctica de la hepatoscopía se extendió por varias regiones de Europa y Asia, teniendo particular importancia en Roma, Grecia y entre los pueblos etruscos. Poco a poco la hepatoscopía dejó de ser importante para ser sustituida por otras suertes de adivinación en el siglo II d.C.
Los griegos siempre mostraron gran interés por el hígado, no solo médicamente, o como instrumento de augurio, sino también en la literatura: la tragedia de Prometeo Encadenando, atribuida a Esquilo, narra como este semidiós, por haberse atrevido a robar el fuego a los dioses, es capturado y encadenado a una roca. Cada día por instrucción de Zeus, un águila acudía para devorar su hígado, pero éste se regeneraba para ser devorado de nuevo al día siguiente y de esta forma Prometeo tenía un tormento permanente.
En nuestro país, en la ideología prehispánica, particularmente en la náhuatl, se creía que existían tres almas en el ser humano, también conocidas como fuerzas animistas. En los códices Mendocino, Tudela o Magliabechiano se pueden encontrar representaciones del órgano. Particularmente el ihiyotl (aliento, respiración) confería a los individuos vigor, pasión, deseo, envidia e ira, por lo que cualquier desorden en estos sentimientos hacía referencia al hígado. A mediados de los años noventa del siglo pasado se descubrieron en el templo mayor dos esculturas antropomorfas del dios de la muerte mexica, Mictlantecuhtli. Una de estas esculturas representa un dios de pie, con los brazos levantados y con las manos en posición de ataque mostrando sus garras de manera intimidatoria. La cabeza tiene orificios, los cuales posiblemente tuvieron cabello humano, pero, de manera particular, la pieza muestra la representación de un hígado de gran tamaño y con una vesícula biliar grande.
Existen otras menciones del hígado en el mundo prehispánico. En los códices Mendocino, Tudela o Magliabechiano se pueden encontrar representaciones del órgano y algunos de ellos lo mencionan como parte de la toponimia de algún lugar como Tampatel (tam: “lugar” en huasteco, y el, de elli: “hígado” en náhuatl).
GRAN LABORATORIO DEL CUERPO HUMANO
Para analizar por qué se considera al hígado como un gran laboratorio en el organismo vamos a dividir las funciones que impactan las diferentes reacciones que suceden en el órgano y describiremos brevemente cada una de ellas.
El hígado requiere de 340 kcal/día para llevar a cabo adecuadamente todas sus funciones, entre las cuales están:
Regulación de la energía en el organismo
Es un órgano clave que gobierna el metabolismo energético del organismo. Actúa como un centro esencial que conecta varios tejidos metabólicamente, incluyendo el músculo esquelético y el tejido adiposo. La comida que ingerimos es digerida en el tracto gastrointestinal y la glucosa; los ácidos grasos y los aminoácidos son absorbidos principalmente en el intestino, pasan al torrente sanguíneo y son transportados al hígado través de la vena porta.
Aproximadamente dos horas después de que comemos, la cantidad de glucosa se incrementa en la sangre, así como otros macronutrientes que hayan sido digeridos y absorbidos. La glucosa es condensada a glucógeno o convertida a ácidos grasos o aminoácidos en el hígado.
En los hepatocitos, el tipo celular más abundante del hígado (constituyen el 80% del volumen hepático, y hay aproximadamente 171 millones de hepatocitos/gr), los ácidos grasos son esterificados y generan triacilglicerol. Este compuesto es almacenado en gotas de lípidos en los hepatocitos, o bien secretados a la circulación en lipoproteínas de muy baja densidad, denominadas partículas VLDL. Los aminoácidos son metabolizados para dar energía, o bien son utilizados para sintetizar proteínas, glucosa u otras moléculas bioactivas.
Cuando estamos en ayuno, o bien durante el ejercicio, las sustancias que nos sirven como combustible (glucosa y triacilglicerol) son liberadas del hígado a la circulación y metabolizadas por el músculo, el tejido adiposo y otros tejidos extrahepáticos. El tejido adiposo produce y libera ácidos grasos y glicerol vía la lipólisis. El músculo rompe el glucógeno y las proteínas para liberar lactato y alanina. La alanina, el lactato y el glicerol son enviados al hígado y usados como precursores de la síntesis de glucosa. Los ácidos grasos no esterificados son oxidados en las mitocondrias de los hepatocitos en el proceso denominado beta oxidación. La glucosa generada en el hígado provee de combustible esencial a los tejidos extrahepáticos durante el ayuno y el ejercicio.
El control metabólico entre los estados de alimentación y ayuno está controlado por los sistemas neuronales y hormonales. El sistema simpático estimula, mientras el sistema parasimpático suprime la gluconeogénesis (síntesis de glucosa a partir de otras sustancias que no son carbohidratos). La insulina estimula la glucólisis (vía metabólica encargada de romper la glucosa para obtener energía) y la lipogénesis (proceso en el que se producen ácidos graso y triacilglicerol), pero suprime la gluconeogénesis. El glucagón contrarresta la acción de la insulina.
Producción de proteínas esenciales
Fabrica varias proteínas importantes, incluyendo enzimas, hormonas, proteínas de la sangre, factores de coagulación y los factores inmunitarios. Varias de las proteínas sintetizadas por el hígado son necesarias para el funcionamiento adecuado de la sangre; entre ellas, destacan ciertas proteínas de fijación que adhieren y transportan vitaminas, minerales, hormonas y grasas y la albúmina, una proteína que ayuda a mantener el volumen sanguíneo adecuado y sirve como molécula transportadora de muchas otras esenciales como las hormonas tiroideas, las hormonas liposolubles, los ácidos grasos libres, etcétera, además de ayudar a transportar algunos fármacos. Los factores de coagulación producidos por el hígado son el fibrinógeno, la protrombina (Factor II) y el Factor VII. Estos factores permiten a la sangre coagularse después de sufrir una herida.
Regulación del colesterol
Produce casi la mitad del colesterol que requerimos en el organismo, el resto proviene de la alimentación. La regulación de la cantidad de colesterol disponible está dada principalmente por el hígado; un 80% del colesterol que produce el hígado se utiliza para formación de los ácidos biliares. El colesterol es una molécula esencial para las membranas de las células y necesaria para la producción de ciertas hormonas como los estrógenos, la testosterona y la adrenalina.
Regulación del balance de varias hormonas
La síntesis de colesterol en el hígado es clave para el grupo de hormonas esteroideas activas biológicamente, como mencionamos en el párrafo anterior. Además, la eliminación de este tipo de hormonas ocurre casi exclusivamente en el hígado. En las hormonas tiroideas el hígado juega un papel importante. La conversión del 70% del total de la T4 (tiroxina) a T3 (3,5,3-triiodotironina) ocurre en el hígado. La T3 actúa en casi todas las células del cuerpo, incrementando el metabolismo basal, afecta la biosíntesis de proteínas, ayuda a regular el crecimiento de los huesos largos y la maduración neuronal, y estimula el metabolismo de las vitaminas.
Regulación del suplemento de vitaminas y minerales esenciales
La vitamina A se almacena en el hígado y se libera cuando se requiere de ella. La vitamina D, importante en el control de las concentraciones de calcio, la ingerimos en la dieta como calciferol, y en el hígado se producen algunas de las reacciones que permiten su conversión. Los minerales esenciales o trazas son sustancias vitales. El hígado juega un papel importante en la toma y eliminación de algunos de ellos como el fierro, el cobre, el zinc, el cobalto, el manganeso, etcétera.
Producción de bilis
La bilis es un líquido producido por el hígado y almacenado en la vesícula biliar. Se encarga de emulsionar, es decir, actuar como detergente de las grasas que comemos. Está formada principalmente por colesterol, ácidos biliares, de los cuales se producen de 400 a 500 mg/día (ácido cólico y ácido quenodeoxicólico, que representan del 60%-90% del total de los producidos) y bilirrubina (producción de 250-350 mg/día), la cual es un producto de la descomposición de los glóbulos rojos, fosfolípidos, agua y algunos metales.
Destoxificación y biotransformación de diferentes sustancias
La eliminación de sustancias endógenas y exógenas del organismo es necesaria si no sirven para la producción de energía, no son necesarias para el mantenimiento de estructuras y no pueden ser almacenadas sin causar daño. Todas estas sustancias deben transformarse en sustancias más pequeñas, o más solubles, para que puedan ser excretadas por las heces fecales o la orina. El hígado es el órgano central en la degradación o destoxificación de todas ellas. Entre ellas se encuentran el alcohol, diferentes fármacos, sustancias químicas, etcétera.
El escritor Pablo Neruda tuvo inspiración para componerle una Oda al Hígado, que en una parte dice “modesto, organizado, amigo, trabajador, profundo… Allí dentro tú filtras y repartes, separas y divides, multiplicas y engrasas, subes y recoges los hilos y los gramos de la vida”. ésta es una bella descripción de cómo el hígado es la “fábrica química del organismo”.
Concepción Gutiérrez Profesora-Investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. |
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