La Globalización en Disputa - Mexico Social

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La Globalización en Disputa

La globalización, como proyecto económico, político y cultural, ha sido el epicentro de una disputa ideológica creciente en las últimas décadas. En un extremo, se encuentran los grupos ultraconservadores, que promueven un repliegue hacia modelos proteccionistas y nacionalistas, mientras que, en el otro, los sectores liberales y progresistas defienden estructuras globales de gobernanza, derechos humanos y de justicia social. Esta disputa se centra en la concepción del Estado y del mercado, es decir, en cómo deben organizarse las sociedades y cuáles son las responsabilidades de los poderes públicos frente a los ciudadanos.

Escrito por:   Mario Luis Fuentes

Los movimientos de ultraderecha abogan por un Estado mínimo, que no intervenga en la economía, pero que sea fuerte en el control de la población mediante mecanismos coercitivos. Consideran que el mercado debe operar sin restricciones, basado en la competencia feroz y el individualismo radical, relegando cualquier intento de redistribución de la riqueza o políticas de protección social a la esfera de la “libertad individual”. Por su parte, el pensamiento progresista sostiene que el Estado debe garantizar derechos, regular el mercado para evitar excesos y construir instituciones democráticas que favorezcan la inclusión y la equidad.

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En algunos ámbitos, se dio por sentado que esa disputa estaba zanjada y que el reto se encontraba en construir los mecanismos institucionales de diálogo y concertación internacional, a fin de perfeccionar permanentemente las estructuras de gobernanza mundial surgidas de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, la llegada de Trump a un segundo mandato ha revivido abiertamente esta disputa ideológica. Su gobierno se ha conformado mayoritariamente con personajes que encabezan poderosos complejos industriales, militares y comerciales que defienden abiertamente el retorno a un capitalismo proteccionista y, sobre todo, elitista.

Bajo su liderazgo, la política estadounidense se ha desplazado aún más hacia una postura ultraconservadora, combinando el nacionalismo económico con una retórica de violencia y polarización social. Su administración ha promovido la desregulación ambiental, la reducción de impuestos para los más ricos y la ruptura con organismos internacionales que trabajan a favor de los derechos humanos.

Este proceso ha sido presentado por el conservadurismo como una “disputa cultural”. Se ha construido un relato en el que los valores de competencia, individualismo y egoísmo son promovidos como los pilares de una sociedad próspera, en oposición a ideas como la solidaridad, el comunitarismo y el Estado de bienestar, que son descalificadas como “socialismo” o “colectivismo opresivo”.

Esta estrategia retórica no solo busca debilitar el papel del Estado en la redistribución de la riqueza, sino que también apunta a erosionar el consenso sobre derechos básicos, como la protección de la biodiversidad, la justicia social y la cooperación internacional, como parte de los bienes de interés planetario que deben protegerse a toda costa.

Ante lo que está ocurriendo no se puede permanecer neutral y hay que dar el paso al frente para subrayar que esta narrativa no solo es moralmente cuestionable, sino que también es insostenible en el largo plazo. La historia ha demostrado que los modelos que priorizan la justicia social, la protección de los derechos humanos y el equilibrio ecológico generan sociedades más estables y prósperas. Las economías que buscan distribuir la riqueza de manera justa y garantizar derechos fundamentales han mostrado menores índices de violencia, mayores niveles de bienestar y un desarrollo económico más sostenible.

Los gobiernos que promueven la protección del medio ambiente, la biodiversidad y una economía equitativa no solo generan mejores condiciones de vida para sus ciudadanos, sino que también aseguran un futuro viable para las generaciones venideras.

La disputa por la globalización se ha colocado en la retórica pública internacional como un nuevo “frente de batalla”. Por ello, frente a la creciente influencia del ultra conservadurismo y su ataque a los principios democráticos y de justicia social, es fundamental reivindicar modelos de gobernanza que promuevan la cooperación, la equidad y la sustentabilidad. En efecto, el destino de nuestras sociedades dependerá de la capacidad de resistir a las tentaciones autoritarias y defender un modelo de desarrollo que ponga en el centro la dignidad humana y el bienestar colectivo.

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Investigador del PUED-UNAM

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Frase clave: globalización

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