por Mario Luna
El río, la sierra, el mar y el valle constituyen el universo en el cual el pueblo yaqui se identifica, se reproduce y se integra como un elemento más del todo. Es por esta razón que la defensa del territorio yaqui se da en todas las partes con la misma intensidad, entendiendo que una cosa no camina sin la otra
El pasado histórico reciente del pueblo yaqui se documenta como un encuentro tardío entre los invasores españoles y los nativos del noroeste del país (1533), encuentros en los que se dejó clara muestra del alto grado de organización militar y sociopolítico, mismo que valió para propinarle serias derrotas a los intentos de conquista e invasión de los colonizadores y sus aliados. La riqueza en recursos naturales (agua, bosque, tierra fértil) ha sido desde aquel entonces motivo de codicia de los invasores y de arraigo e identidad para el pueblo yoeme, que desde siempre ha habitado esta parte del mundo.
Después de cientos de años y de intentos fallidos por incursionar militarmente al territorio yaqui, se hicieron acuerdos para el acceso a misioneros jesuitas, de quienes el pueblo esperaba asimilar conocimientos tecnológicos y científicos que hacían altamente productivo el sistema de misiones implementado con los pueblos vecinos; es así que comienza una etapa de relaciones ríspidas y de intercambio de conocimientos, en los cuales ambas partes ceden para lograr avanzar en la construcción de un nuevo sistema de producción, y una nueva forma de relacionarse con sus dioses.
El yaqui, siempre autónomo en su forma de gobierno, ha logrado mantener una cultura viva que se desarrolla día a día dentro de lo que es su territorio, el cual a lo largo de cientos de años poco a poco se ha ido reduciendo, pero que aún conservan a base de miles de sacrificios. Lo anterior mediante ataques sistemáticos que han mantenido en estado de guerra al pueblo yaqui, que resiste y se niega a avasallar su autonomía ante el Estado mexicano en sus diferentes etapas históricas, de tal manera que en la actualidad los yaquis cuentan con un decreto de restitución de tierras de alrededor de 485,000 hectáreas y el derecho al agua del río Yaqui, que equivale al 50% del agua almacenada de la presa la Angostura, hoy conocida como Lázaro Cárdenas, más los escurrimientos y aguas broncas no controladas, aguas abajo de la citada presa y que hoy se almacenan en el resto de las presas del sistema de cuencas del río Yaqui.
Este pueblo, a pesar de haber resistido campañas de exterminio, que incluyen deportaciones masivas de niños y mujeres hacia el otro extremo del país e incluso al extranjero, bombardeos aéreos, etcétera, sigue defendiendo con la misma intensidad el territorio y los recursos naturales que recibieron como herencia de sus mayores.
En la actualidad se libran varias batallas para conservarse como un pueblo autónomo que aspira a vivir y desarrollarse con estrategias de lucha y de defensa, que incluyen por primera vez la defensa jurídica de sus derechos humanos y constitucionales aplicados, por ejemplo, en la lucha por el agua, que sostienen firmemente desde el año 2010, y con la cual han logrado amparos otorgados en la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Con este ejercicio de sus derechos han puesto a prueba la capacidad del Estado mexicano para respetar y llevar a cabo los convenios y tratados internacionales que México como país ha firmado en materia de derechos indígenas y humanos.
Tal es el caso del amparo que la SCJN le otorga al pueblo yaqui para que le sean respetados sus derechos de audiencia y de libre determinación, ordenando la realización de una consulta (Exp. 631/12), basada en estándares nacionales e internacionales, para poder emitir o negar en su caso un manifiesto de impacto ambiental para el Acueducto Independencia, mismo que pretende trasvasar de la cuenca del río Yaqui a la cuenca del río Sonora 75,000,000 m3 al año que los yaquis reclaman como propios.
Desde 2012 a la fecha no se les ha dado cumplimiento cabal a estos ordenamientos judiciales, puesto que la intención hasta hoy manifiesta utilizar esta consulta como simple requisito para validar el despojo de los recursos naturales del pueblo yaqui y no para garantizar el respeto al derecho humano al agua, a la vida, al trabajo y a la alimentación.
Lo anterior ha sido documentado por cientos de organizaciones de defensores de los derechos humanos e indígenas, agrupados en la Misión Civil de Observación a la Consulta del Pueblo Yaqui (MCO). La consulta debería de ser previa, de buena fe, libre e informada, buscando el consentimiento del pueblo consultado; sin embargo, la MCO documenta la entrega de información manipulada e incompleta, además de amenazas y hostigamientos a los defensores del pueblo yaqui, incluyendo la criminalización de las protestas y movilizaciones que incluyen el encarcelamiento y la persecución judicial de cuatro de los portavoces más visibles de la defensa yaqui.
El encarcelamiento de Mario Luna y Fernando Jiménez por más de un año mediante un proceso plagado de irregularidades y falto de pruebas demuestra la incapacidad para implementar las medidas a favor de los pueblos indígenas, y pone de manifiesto la aplicación selectiva de la ley, con lo cual se envía un peligroso mensaje a los pueblos que luchan por la vía institucional, de indefensión jurídica y nulo respeto a los derechos humanos, y que se pone de manifiesto con la pretensión de construir en territorio yaqui un gasoducto de 90 km de longitud aprovechando el desconcierto provocado por la persecución y encarcelamiento de sus líderes.
El pueblo yaqui, acostumbrado a luchar con dignidad y fortaleza por el bien de sus generaciones presentes y futuras, se declara en alerta permanente, y acude a la sociedad civil organizada y a las diferentes luchas y resistencias autónomas para continuar en la defensa de su territorio, tierra y agua, porque queda claro que para los gobiernos el ejercicio del derecho es considerado como un privilegio que no están dispuestos a otorgarnos de momento, por lo tanto la lucha sigue y ya ha escalado a nivel internacional mediante una demanda en la Corte Interamericana (Petición 2097/13).
Mario Luna Vocero del Pueblo Yaqui |