por Mario Luis Fuentes
El descontento con la democracia es, en sentido estricto, sinónimo de una profunda inconformidad con los resultados de los gobiernos. En efecto, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (INEGI), menos de 50 % de la población confiesa estar satisfecha con los servicios públicos que recibe. Menos de 50% manifiesta algún grado de confianza frente a las instituciones públicas y menos de 50% considera que los gobiernos están preocupados por sus problemas. Así, no hay democracia que pueda arraigarse ni crecer.