¿Sabías que, al cierre del año 2020, de acuerdo con el Banco de Alimentos en México, se estimó un desperdicio de alimentos de 23.7 millones de toneladas mientras, un 55.5% de los hogares mexicanos presentaron inseguridad alimentaria teniendo una deficiente nutrición?
Escrito por: Rebeca Monroy Torres
De estas cifras de inseguridad alimentaria, un 22.6% presentaron inseguridad alimentaria moderada y severa, el 32.9% restante inseguridad leve; por otro lado, sólo un 28.6% de los recién nacido reciben lactancia materna exclusiva (6 meses). Es decir, 18.6 millones de personas no tienen para comer mientras coexisten personas que desperdician los alimentos.
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En un país donde un 75% o tres de cada cuatro adultos padece sobrepeso u obesidad, en escolares y en el rango de edad de 12 a 19 años, presentaron en un 35% a 38.4% respectivamente sobrepeso y obesidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional del Salud y Nutrición (ENSANUT) en el 2018. Los anterior en contraparte con el 44.5% de los hogares mexicanos que presentaron seguridad alimentaria, es decir menos del 50% de la población tienen un acceso continuo y constante a una alimentación que aporte los nutrimentos de importancia para cumplir con las funciones biológicas de cada grupo de edad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) integra que los hogares tienen inseguridad alimentaria severa cuando los integrantes se quedan sin alimento y pueden pasar un día, o varios sin comer. La inseguridad alimentaria en los hogares mexicanos debe entenderse como un problema de disponibilidad, acceso y consumo de los alimentos, con la comprensión de que un diagnóstico de seguridad alimentaria no necesariamente garantizará que se observe o se presente un adecuado estado de nutrición; por ello el concepto de seguridad alimentaria integra este acceso continuo y permanente a alimentos nutritivos que satisfagan las necesidades de las personas y, es donde la complejidad se hace presente al integrarse características como el equilibrio en los nutrimentos de los alimentos, que sean adecuados, completos, variados, suficiente e inocuos; estas últimas características es lo que la NOM-043-SSA2-2012, define como “Dieta correcta”.
En México siguen coexistiendo los problemas a la salud por exceso (la obesidad) y por deficiencia (la desnutrición) con impactos económicos por la pérdida en la productividad equivalentes al 2.3% del PIB. Por ello de acuerdo con el CONEVAL en el 2020 un 22.5% de la población presentó carencia al acceso a una alimentación nutritiva y de calidad (28.6 millones), presentando un incremento en la pobreza crónica con datos de 1.1 millones.
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En aspectos económicos, la combinación de la pérdida (la que sucede en el campo) y el de desperdicio de alimentos en México generan un gasto aproximado del 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Se ha estimado que 17% de los alimentos disponibles para los consumidores en los mercados, hogares y restaurantes, van directamente a la basura. Las causas para este desperdicio son varias, por su especto físico, por elaborar en exceso, por preferirlos frescos, ausencia en la administración, culturales, etc.
El desperdicio de alimentos tiene un vínculo y relación importante con los impactos ambientales y un indicador es el relacionado con las metas del Acuerdo de París.
El 12 de diciembre de 2015 se firmó el Acuerdo de París que es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante; fue adoptado por 196 Partes en la COP21 en París y el 4 de noviembre de 2016 entró en vigor. La meta del acuerdo de París es disminuir el calentamiento global menor a 2°C con la reducción en la generación de gases de efecto invernadero. Su evaluación se estableció en ciclos de cada 5 años; desafortunadamente el calentamiento desde 1900 ha aumentado un 25% en solo tres años, siendo que tienen datos de un incremento de 0.9 °C desde 1900 hasta 2013, pero para finales del 2016 hubo un incremento de la Temperatura de la superficie mundial de 0.24 °C.
Para el caso de México, firmó el Acuerdo de París el 22 abril de 2016. Cabe señalar que cuando México al ratificar este Acuerdo lo hizo con la siguiente Declaración “Los Estados Unidos Mexicanos formulan la siguiente declaración interpretativa al ratificar el Acuerdo de París: conforme al marco jurídico nacional, y considerando la mejor y más actualizada información científica disponible e integrada por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, los Estados Unidos Mexicanos entiende por emisiones de gases de efecto invernadero la “liberación a la atmósfera de gases de efecto invernadero y/o sus precursores y aerosoles en la atmósfera, incluyendo en su caso compuestos de efecto invernadero, en una zona y en un periodo de tiempo específicos”.
De acuerdo al índice de Desperdicio de Alimentos, en su reporte del 2021, un 8% a 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen, ya que con el desperdicio de alimentos se conoce se generan 193 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, lo equivalente a 41 millones de vehículos al año, además de la energía perdida en la producción de alimentos que se desperdician equivalente a beneficiar con electricidad a 274 millones de hogares.
El pasado 4 de marzo se celebró el Día Mundial contra la Obesidad, un problema que afecta a casi mil millones de seres humanos en el mundo, cuyo principal causa es el exceso en el consumo de alimentos densamente energéticos, sedentarismo y todo lo que impacte en lograr un estilo de vida saludable, por otro lado, los datos de los hogares que presentaron inseguridad alimentaria severa que refleja hogares que llegan a quedarse sin comida, la baja tasa de lactancia materna exclusiva y con ello se puede explicar el aumento en las cifras de pobreza alimentaria que se han presentado y, por otro lado, el desperdicio de alimentos.
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La doble carga de la mala nutrición y siempre análisis para el diseño de soluciones que partan de sus causas como las tecnológicas, de logística, culturales, regulatorias, económicas, etc., para lograr una eficiencia en la distribución y aprovechamiento de los alimentos. Por lo que las acciones deben ser de forma integral por lo que debemos vincular el desarrollo económico con su andamiaje actual con la degradación ambiental, mientras no aseguramos que la transición hacia economías verdes genere oportunidades y promueva el bienestar para todos.
Dra. C. Rebeca Monroy Torres. Nutrióloga Certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Profesora e investigadora de la Universidad de Guanajuato. Fundadora del Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato (OUSANEG) y de la Revista de divulgación Científica REDICINAySA. Autora del libro “Guía para el Desarrollo de proyectos de investigación del área de la salud en una era sostenible”. rmonroy79@gmail.com
Frase clave LA DOBLE CARGA DE LA MALA NUTRICIÓN (OBESIDAD-DESNUTRICIÓN) Y EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS
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