por Lorena Cruz
El embarazo de niñas y adolescentes es una violación clara a sus derechos a ser cuidadas, protegidas y educadas, y en particular a sus derechos a tener un proyecto de vida y acceder a la información, a la salud, al libre desarrollo, a la educación y a vivir una vida libre de violencia
El Artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce los derechos humanos de todas las personas; derechos establecidos no sólo en el texto constitucional, sino también en los tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano. Esto significa que el país tiene la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, aplicando la norma más favorable para la protección de las personas (derecho pro persona).
La Convención sobre los Derechos del Niño, CDN (1989), reconoce los derechos humanos de las personas menores de 18 años de edad, entre los que se encuentran el derecho a la supervivencia y el desarrollo, la salud, la educación y a no ser víctimas de violencia sexual. Asimismo, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014) reconoce estos derechos, entre muchos otros (20 derechos)I y la obligación del Estado mexicano de garantizarlos. Sin embargo, en México observamos la cotidiana violación de los derechos de niñas, niños y adolescentes cuando vemos el matrimonio infantil o el matrimonio forzado, la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, la falta de información científica, estructurada y didáctica sobre sus derechos sexuales y reproductivos y las restricciones que vive la población adolescente para el acceso a métodos anticonceptivos y para el ejercicio pleno y responsable de su sexualidad.
Estas inexplicables violaciones a derechos vigentes, estas limitaciones de los derechos de los niños, niñas y adolescentes resultan particularmente graves en el terreno de los derechos sexuales y reproductivos que tienen adolescentes y jóvenes. La limitación de la información, las mentiras y las omisiones sobre la sexualidad y la falta de conocimientos, tanto de las y los adolescentes como de sus padres, madres, tutores, profesores y maestras, entre otros, hacen que el ejercicio de su sexualidad se convierta en muchas ocasiones en riesgos innecesarios: infecciones, VIH o embarazos no deseados, ocasionando frecuentemente graves implicaciones negativas en su vida.
Estas cifras preocupan, porque estamos hablando de un 19% de la población total del país (22.8 millones de mujeres y hombres adolescentes entre los 10 y 19 años de edad)IV que requiere información, formación y acompañamiento para ejercer su sexualidad con responsabilidad, con libertad y sin violencia. Esta población necesita entender y que se le entienda en cuestiones afectivas, sexuales y de relaciones interpersonales. Necesita conocer sus derechos y aprender a respetar los derechos de las y los demás; necesita romper estereotipos y vivir en un mundo de no discriminación y tolerancia.
Cuando a una adolescente se le prohíbe acceder a métodos anticonceptivos o incluso a información sobre la prevención del embarazo, se le niega su derecho a la salud y al ejercicio responsable de su sexualidad. Asimismo, a una adolescente embarazada con frecuencia se le margina y excluye, y se ve presionada o forzada a dejar la escuela, con lo que se le niega su derecho a la educación.
Para ser madre y padre no sólo se necesita de la madurez biológica, sino también de madurez afectiva y emocional, de madurez intelectual, de un amplio conjunto de conocimientos y de capacidad para desarrollar habilidades y actitudes que permitan cumplir con la enorme responsabilidad de cuidar, atender y velar por el bienestar de la propia descendencia. Se requiere además de recursos económicos suficientes y regulares.
En niñas, niños y adolescentes apenas se están desarrollando estos componentes de la madurez integral, necesaria para asumir las complejas tareas que exigen la maternidad y la paternidad.
En vez de concebir a la niña como el problema y tratar de cambiar su comportamiento en una etapa de exploración, curiosidad y desprendimiento de la familia de origen, los gobiernos, las comunidades, las familias y las escuelas tenemos que entender que los verdaderos desafíos son la ignorancia, la exclusión, la pobreza, la desigualdad de género, la discriminación y la falta de acceso a los servicios de salud. Además, que la justicia social, el desarrollo igualitario e inclusivo y la ampliación de los medios de acción de las niñas son el verdadero camino para reducir los embarazos en adolescentes.
En este contexto en el que se está trabajando para atender las necesidades de las y los adolescentes y lograr que tengan las opciones para construir un proyecto de vida de acuerdo con sus aspiraciones, intereses, talentos, sus metas e ideales.
En enero de 2015, el Presidente de la República, el Licenciado Enrique Peña Nieto, puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), que es una respuesta multisectorial de gran alcance que reúne a 13 dependencias de la Administración Pública Federal y que opera de manera coordinada y estratégica por medio del Grupo Interinstitucional para la Prevención de Embarazo Adolescente (GIPEA).
El propósito de la ENAPEA es establecer las pautas que deberán cumplir las diferentes dependencias y entidades del sector público, así como las entidades involucradas de los sectores privado y social a nivel nacional, estatal y municipal para disminuir el embarazo en adolescentes en el país, bajo un marco de respeto a los derechos humanos y la garantía del pleno ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. Además, se pretende erradicar el embarazo infantil, es decir, el embarazo de niñas menores de 16 años.
En el INMUJERES estamos conscientes que, para lograr este objetivo, se requiere de un enorme esfuerzo de coordinación y de una clara voluntad social y política. Nuestras metas son claras: asegurar que las y los adolescentes finalicen la educación obligatoria, generar más oportunidades educativas y laborales para la población adolescente acordes a su edad, fortalecer las acciones de prevención y atención de la violencia y erradicar el abuso sexual en niñas, niños y adolescentes, y asegurar la prestación de servicios amigables de salud sexual y reproductiva para adolescentes, eliminando las barreras institucionales y culturales que limitan su acceso.
Una de las acciones fundamentales para alcanzar la meta de la Estrategia es la coordinación con los estados y municipios, por eso se han instalado 16 Grupos Estatales para la Prevención del Embarazo AdolescenteVII que representan el medio para que de manera conjunta tanto dependencias e instituciones gubernamentales, como asociaciones civiles, academias, madres y padres de familia, autoridades escolares, representantes de comunidad y, por supuesto, líderes adolescentes conjunten sus esfuerzos para hacer un frente común y lograr que los embarazos de adolescentes disminuya a la mitad y que haya cero embarazos en niñas menores de 16 años.
La Estrategia busca involucrar a todos los actores que intervienen en la vida de las y los adolescentes. Para ello, todas las dependencias nos sumamos a la campaña “Es tu vida. Es tu futuro. Hazlo seguro”, con el fin de crear conciencia entre niñas, niños y adolescentes sobre su futuro y su salud en torno a los embarazos a temprana edad y la posibilidad de contraer alguna infección de transmisión sexual o el VIH Sida. De manera complementaria, y en el marco de la Estrategia, en 2015 desarrollamos con el Instituto Nacional de Salud Pública el curso en línea para prestadores y prestadoras de atención primaria de salud en México. Este curso permite al personal de salud estar capacitado para atender los servicios amigables de salud y poder orientar a la población de 10 a 19 años para prevenir embarazos y evitar infecciones de transmisión sexual, brindándoles información, atención y anticonceptivos, incluyendo los de emergencia.
La prevención del embarazo en adolescentes tiene que ser un asunto compartido entre hombres y mujeres. Tenemos que unir y redoblar esfuerzos para que la maternidad y la paternidad sean una cuestión de elección consciente, de responsabilidad analizada, de libertad razonada, y no una obligación abrumadora y castrante. En el INMUJERES trabajamos con decisión y compromiso para lograr el respeto y protección a los derechos humanos de las y los adolescentes en México, tal y como establece nuestra Constitución.
NOTAS Y REFERENCIAS:
I. De acuerdo con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014), son derechos de niñas, niños y adolescentes, de manera enunciativa más no limitativa, los siguientes: Derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo; II. Derecho de prioridad; III. Derecho a la identidad; IV. Derecho a vivir en familia; V. Derecho a la igualdad sustantiva; VI. Derecho a no ser discriminado; VII. Derecho a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral; VIII. Derecho a una vida libre de violencia y a la integridad personal; IX. Derecho a la protección de la salud y a la seguridad social; X. Derecho a la inclusión de niñas, niños y adolescentes con discapacidad; XI. Derecho a la educación; XII. Derecho al descanso y al esparcimiento; XIII. Derecho a la libertad de convicciones éticas, pensamiento, conciencia, religión y cultura; XIV. Derecho a la libertad de expresión y de acceso a la información; XV. Derecho de participación; XVI. Derecho de asociación y reunión; XVII. Derecho a la intimidad; XVIII. Derecho a la seguridad jurídica y al debido proceso; XIX. Derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes, y XX. Derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e Internet, en términos de lo previsto en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
II. De 2007 a 2012 se registraron más de 11,000 nacimientos anuales. El último dato disponible de 2014 corresponde a 11,012 registros de nacimientos de mujeres menores de 15 años. Fuente: INEGI. Estadísticas de natalidad. Año 2014. Elaborado por la Dirección de Estadística del INMUJERES.
III. En total 447,372 registros de nacimientos. Fuente: INEGI. Estadísticas de natalidad. Año 2014.
IV. Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014
V. INEGI. Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014.
VI. Estimaciones del Conapo con base en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), 2014. Coahuila: 113.5, Nayarit: 111.8; Zacatecas: 105.5; Oaxaca: 94.2; Chiapas: 93.3.
VII. Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Durango, Jalisco, Estado de México, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Lorena Cruz Es Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres. Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad Autónoma del Estado de México, con diplomados en políticas públicas con perspectiva de género, en institucionalización y gobernanza, comercio internacional, relaciones de México con la Unión Europea, Negocios Internacionales, y Alta Dirección. Facebook: /Inmujeres México Of Twitter: @inmujeres |
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