A lo largo de la Historia del Arte la mujer ha sido representada desnuda y ha dotado de belleza muchas de las más famosas obras de arte; tan sólo pensemos en “La Venus De Milo”, “El nacimiento de Venus”, de Sandro Botticelli, “La maja desnuda” de Francisco José de Goya, etc. Por un tiempo inclusive se les exaltó como “venus”, o la inspiración tomó partida por personajes de la mitología, así el desnudo se consagró como un género artístico. ¿Qué tiene el cuerpo de la mujer que se convirtió en obsesión para artistas? ¿Cuál es la relación que tiene el cuerpo de la mujer con la sexualidad? ¿Qué quisieron expresar las mujeres artistas a finales del siglo XIX cuando pintaba algún desnudo? ¿Cómo se fueron desmarcando de los estereotipos establecidos por el patriarcado construido por tanto tiempo?… ¿Te has preguntado esto alguna vez?
Puedes seguir a la autora Mónica Muñoz Cid en : @Monimunoz_mx
Este es el primero de tres artículos en los que se reflexionará sobre el trabajo artístico femenino acerca del desnudo. Empecemos por decir que el sujeto femenino a lo largo de la historia del arte ha sido un objeto de representación, no ha sido un sujeto, de este modo lo interesante es cuando la artista desde su propia reflexión y mirada representa el cuerpo femenino; después de todo ella como mujer tiene una relación más directa con su cuerpo, desde los ciclos menstruales, la menopausia, el parto, el dolor, su identidad…
Todo esto contribuye a la reflexión que tantas artistas plásticas han hecho y continúan haciéndolo, desde diversos tópicos cuestionando los estereotipos establecidos a lo largo del tiempo. Así, el siglo XX se abrió ante esta posibilidad, cambió aún más radicalmente en los años 70 con la consciencia feminista incorporando a la Historia del Arte un arte feminista y posteriormente temas de género e identidad. Por lo que podemos ver como el cuerpo se utiliza como una metáfora simbólica.
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Sin embargo, para entrar en materia, es importante mencionar a la artista conceptual Mary Kelly, autora del artículo “Desiring Images/Imaging Desire” cuando nos dice “que la mujer artista ve su experiencia en términos de la posición femenina -es decir, como objeto de la mirada- mientras que ella debe también contar con el sentimiento que experimenta como artista, ocupando la posición masculina de sujeto de la mirada” (Sáinz, 2007). De esta manera, la identidad femenina se determinó por mucho tiempo por ese “cuerpo social” en la jerarquización que estableció el patriarcado. Por eso muchos estudios feministas se centraron en una revisión de la imagen de la mujer que parte desde el cuestionamiento de los estereotipos.
Gustave Courbet, el artista de la pintura realista de finales del silo XIX, nos legó ese cuerpo sin alma en su pintura “El origen del mundo”. Después, Yves Klein en los años sesenta con su obra Antropometrías tuvo la idea de hacer de la modelo, su pincel; la modelo es la actriz, y él la dirige; así se convierte la mujer en su instrumento.
Como bien señala Carol Duncan, académica y pionera de la teoría crítica feminista con enfoque sociopolítico del arte, en The Aesthetics of Power in Modern Erotic Art: “Para el espectador de la época, no resulta difícil identificar a la modelo: pertenece a ese grupo anónimo de mujeres de clase baja que viven en gran medida de su disponibilidad sexual, posan a cambio de ingresos” (Mayayo, 2003). Será hasta el siglo XX cuando el colectivo artístico de las Guerrilla Girls surgido en los ochenta, fueron determinantes a la hora de protestar y cuestionar: “¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan Museum? Menos de un 5% de los artistas de las secciones de arte moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos”.
Asimismo, a lo largo del tiempo muchas mujeres artistas se fueron zafando de esas ideas masculinizadas de representación femenina, y reivindicaron lo que significa el cuerpo desde su propia concepción. Ya que el cuerpo es producto de una construcción social. Por ejemplo, aunque ya se ha explorado el tema de la muerte, la sangre, la menstruación, el parto… todavía quedan temas por seguir explorando.
Nació en 1865 en Nueva York, pero al poco tiempo cambió de residencia a París; estando allí se incorporó a un taller de mujeres dirigido por los maestros Carolus-Duran, y Jean-Jacques Henner. Curiosamente, es conocida por sus retratos de desnudos femeninos, el cual fue un tema inusual para mujeres pintoras a fines del siglo XIX, recordemos que para esa época el ideal femenino estaba muy marcado y estereotipado posicionando a la mujer como el “ángel del hogar” posicionándolas en el ámbito doméstico en muchas pinturas de género. Lee-Robins se casó con el pintor Hendrik-George van Rinkhuyzen. Fue la primera mujer miembro asociada de la Société Nationale des Beaux-Arts, y muchas de sus obras faltan aún de ser documentadas. Fallece en 1843 en París mientras la ciudad estuvo ocupada por los Nazis.
Pintora finlandesa, nace en Pori en 1881. Con 16 años, comenzó sus estudios en la Escuela de Dibujo de la Asociación de Arte de Finlandia (ahora Academia de Bellas Artes). Posteriormente, estudió en la Real Academia de las Artes de Dinamarca en Copenhague, en la que fue alumna y asistente del gran artista impresionista, escultor y grabador sueco Anders Zorn. Sus obras se exhibieron por primera vez en 1906 en Helsinki; también participó en importantes exposiciones colectivas de la Asociación de Artistas de Finlandia.
Ruin, al igual que Lucy Lee-Robins, fue muy conocida por sus estudios y retratos de desnudos; rompiendo paradigmas para la época. Se casó con Eric Tigerstedt un ingeniero finlandés y tuvieron un hijo, pero el matrimonio terminó en divorció al año siguiente; volvió a casarse posteriormente. Fallece en 1956 en Helsinki. En su propia tierra, Ruin quedó en el olvido, y poco a poco se le ha ido reivindicando y organizando exposiciones que reúnen su retrospectiva, como lo hizo el Museo de Arte Riihimäki en el 2005. Sus obras todavía ahora son subastadas con muy buenos resultados de venta en el mercado del arte, tanto en Finlandia como en el extranjero.
Marie-Clémentine Valade mejor conocida como Suzanne Valadon, nació en Bourg de Bessines, Francia. Cuando era niña se trasladó junto con su madre a París, donde vivió en el barrio de Montmartre. Trabajó como lavandera, trapecista de circo y modelo. Fue amiga de artistas postimpresionistas, en especial de Edgar Degas; fue modelo para Pierre-Auguste Renoir, y Henri de Toulouse-Lautrec. No estudió en ninguna academia, ella fue autodidacta, aprendió de ver pintar a sus amigos artistas. Siendo muy joven tuvo un hijo, que más adelante sería el artista Maurice Utrillo. Valadon se casó dos veces, la segunda con el artista André Utter, amigo de su hijo. Después de la Primera Guerra Mundial, Valadon logró su periodo de mayor productividad y éxito comercial. Artista extravagante, bohemia, que rompió paradigmas para su época.
Con un excelente dominio por la composición y sus colores vibrantes, Valadon fue muy famosa por sus obras de desnudos; pero recordar que para esa época el que una mujer representara esas obras no era bien visto. Un ejemplo es su pintura “La muñeca abandonada” que nos muestra el paso de la infancia a la madurez. Podemos apreciar la cara y posición de la niña, en contraste con la muñeca tirada en el suelo, y esa sensación no deja de ser triste e inclusivo fue rudo para la época. Aquí la artista desafía esa convención de un cuerpo femenino pasivo y sexualizado, el desnudo adolescente es también activo, en una escena doméstica. También, para más escándalo de su época, pintó a hombres desnudos, rompiendo los límites establecidos en un mundo dominado exclusivamente por el patriarcado.
Si reflexionamos un poco sobre el tema, podemos preguntarnos: ¿cómo reaccionamos ante una obra artística donde vemos un desnudo? ¿qué apreciamos al verla?, ¿qué observamos?, ¿aprecias los cánones estéticos de la época sobre el cuerpo?, ¿consideras que es diferente la forma de mirar una obra dependiendo de si es hombre o mujer?, ¿qué piensas de la representación del desnudo realizado por una artista mujer?, ¿consideras que seguimos teniendo tabú hacia el sexo?… Sólo como un dato, si revisamos resultados de la Encuesta Nacional de Género sobre lo correspondiente al cuerpo y sexualidad, seguimos viendo por los resultados, porcentajes importantes a considerar en el caso de México, al preguntar si los hombres poseen un deseo sexual incontrolable (65,7%). Y sobre la atracción masculina hacia el cuerpo de la mujer se piensa irrefrenable (43.8%). ¿Qué te parece?
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Frase clave: El desnudo femenino
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