Al mismo tiempo que avanza aceleradamente la tecnología, los ciudadanos del mundo están muy inquietos por los nuevos problemas que esto conlleva. Entre ellos, en nómina desde ya incompleta, figuran los siguientes…
En la tecnología mundial hay avances continuos: los autos autodirigidos están ya muy cerca; además, un grupo de científicos enmendó recientemente una parte defectuosa de un gen y el potencial de posibilidades para “perfeccionar” al ser humano por esta vía parece amplísimo, ocasionando ya profundos debates éticos.
Asimismo, un nuevo dispositivo electrónico, Alexa, que se halla conectado con las nuevas bases globales de “nubes de datos”, responde a preguntas orales sobre temas muy variados a sus usuarios, y las impresoras 3D son capaces de imprimir desde artesanías hasta casas completas.
Todos estos progresos son muy promisorios; no obstante, la encuesta realizada cada año en el Foro de Davos (el máximo evento empresarial mundial) sigue colocando como uno de los principales riesgos que afectan al mundo a las crecientes desigualdades económicas y la polarización social.
Asimismo, la OIT y numerosas publicaciones e investigaciones han llamado la atención sobre los efectos contractivos del empleo que tienen muchas de las nuevas tecnologías. Pasar de las formas organizacionales actuales a otras dominadas por algoritmos significa maximizar la productividad, ahorrar recursos e incorporar innovaciones tecnológicas en gran escala, pero surge la preocupación de cómo enfrentar sus impactos sobre el empleo.
Una difundida obra del cientista Yuval Harari se plantea, entre muchos otros, un tema muy especial: los riesgos que supone el crecimiento de la inteligencia artificial. Visto con perspectiva de largo plazo, se permitirá a las máquinas tener un acceso inédito a las nubes de datos y, al estar provistas de instrumentos de inteligencia avanzada, pueden tener capacidad de “generar por cuenta propia”, más allá de la planificación fijada por los seres humanos, por lo que será muy importante, advierte, “regular” este crucial campo.
Las soluciones a la nueva agenda requerirán más que nunca la cooperación colectiva. Un buen ejemplo de ella es la nueva coalición para prevenir epidemias que se constituyó recientemente. “Queremos estar seguros de que podemos hacerlo mejor que en el caso del ébola”, aseguró Bill Gates sobre esta coalición, que reúne inicialmente a la Fundación Gates, los gobiernos de Noruega y Japón, ONG, Médicos sin Fronteras y laboratorios de punta, y la cual recaudó un fondo de 500 millones de dólares para tener un stock permanente de vacunas contra varios virus nuevos, así como para investigar nuevas vacunas frente a amenazas de virus emergentes. Un tema clave para la nueva agenda será como forjar alianzas virtuosas.
Bernardo Kliksberges directivo del Alto Panel Mundial de Seguridad Alimentaria y asesor especial del PNUD/ONU. La histórica universidad española de Alcalá de Henares proclamada Patrimonio Universal de la Humanidad, ha decidido otorgar al autor su máxima distinción, el Doctorado Honoris Causa, por su trayectoria.
