La malnutrición es uno de los principales determinantes sociales de la salud. Desde hace décadas, México enfrenta una severa epidemia de obesidad, que tiene como contrapartida la desnutrición y sus efectos en todos los grupos de población en el país.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición arrojan resultados más que preocupantes, y ratifican la urgencia de hacer mucho más en la materia para frenar los devastadores efectos que tiene esa condición en la salud de las y los mexicanos, determinando la incidencia de otros padecimientos como la diabetes, la hipertensión, así como algunas enfermedades del hígado y algunos tipos de cáncer.
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De acuerdo con los datos de la ENSANUT, entre niñas y niños menores de 4 años, hay un severo estancamiento de décadas en los indicadores registrados. En efecto, mientras que en 1999 el porcentaje de quienes registraron emaciación fue de 5.6%; el indicador llegó a su nivel más bajo en 2012, cuando se registró un 2.8%, para luego crecer una vez más a 4.8% entre 2018-2019; se redujo ligeramente a 4.4% en 2020 y a 3.7% en 2021. Es decir, en ese indicador, se tiene un dato peor al del 2012.
En lo que respecta a la baja talla para la edad, en 1999 el porcentaje fue de 21.5%; se redujo a 15.6% en 2006; fue de 13.6% en 2012; de 14.2% entre 2018-2019; de 13.9% en el 2020 y de 12.6% en el 2021. Por su parte, el indicador relativo a la emaciación se encuentra estancado desde 2012 cuando era de 1.6% de las niñas y niños de 0 a 4 años; para registrar 1.4%, en 2018-2019 y 1.5% en 2020 y 2021, respectivamente.
Finalmente, en materia de sobrepeso más obesidad, el indicador en 1999 fue de 8.8%; de 8.3% en 2006; 9.7% en 2012; 6.8% entre 2018-2019; y de 8.4% y 7.8% en 2020 y 2021, en cada uno de ellos.
Para el grupo de 5 a 11 años la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 reportó un 26.9% de obesidad y sobrepeso combinados; para el 2006, la ENSANUT reportó un 34.8%; para el 2012, el indicador fue de 34.4%; en el levantamiento 2018-2019 el porcentaje llegó a 35.5%; para el levantamiento de 2020 el dato creció a 38.2%; mientras que, en el más reciente, de 2021, se tuvo un dato de 37.4%.
Con la asociación de esos datos, se encuentra el relativo al consumo de alimentos recomendables para la edad escolar, encontrándose que únicamente 59.1% consume lácteos, mientras que sólo el 45% de las niñas y niños de 5 a 11 años consume frutas, mientras que únicamente dos de cada diez en ese grupo etario consumen verduras y leguminosas.
En contraste con ello, el 92.9% en el grupo de edad consume bebidas endulzadas (refrescos, jugos y otros similares); además de que el 50% declara que consume botanas, dulces, postres y cereales dulces. A diferencia, únicamente el 2.5% consumen semillas o nueces y el 16.3% declaró consumir habitualmente carnes procesadas.
La enorme prevalencia de obesidad entre niñas y niños se extiende al grupo de la adolescencia, pues entre quienes tienen de 12 a 19 años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad combinados alcanza el 42.9% (41.4% de las mujeres y 44.5% de los hombres).
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