La crisis del COVID-19 ha demostrado que existe una necesidad urgente de impulsar los acuerdos de Beijing a fin de poder alcanzar todas las promesas que hasta el momento han quedado incumplidas.
En el marco del 25º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing , más de cien países se comprometieron a adoptar medidas concretas para fomentar la igualdad de género de niñas y mujeres de todo el mundo.
Los líderes del mundo reconocieron que no se han logrado redistribuir el poder ni los recursos con equidad de género, tanto en la esfera pública, como en la privada y que los progresos han sido a todas luces insuficientes.
“Los profundos efectos sociales y económicos de la pandemia de la COVID-19 están afectando de manera desproporcionada a las mujeres de todo el mundo”, ha señalado reiteradamente Naciones Unidas.
Entre las grandes dificultades que enfrentaban antes de la pandemia, y que ahora se han exacerbado, se encuentran los altos índices de violencia de género contra mujeres y niñas, y que en tiempos de COVID-19 han registrado un incremento significativo.
Asimismo, las mujeres tienen una clara desventaja en los mercados laborales, con una carga significativamente mayor de “trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, además de un incremento en el índice de pobreza las mujeres que la ONU estima en al menos 9.1%.
“Se calcula que, debido a la pandemia, en 2021, otras 47 millones de mujeres y niñas caerán en la extrema pobreza, con lo que el total de mujeres pobres ascenderá a 435 millones. Las consecuencias de la pandemia amenazan con echar por tierra décadas de progreso y muchos de los logros que tanto ha costado conseguir”, ha apuntado el organismo reiteradamente.
El informe del Secretario General sobre el examen y evaluación de la aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, con las aportaciones de 173 países, reveló que los compromisos no han ido acompañados de medidas, inversiones o rendición de cuentas, pese a la urgencia de lograr la igualdad de género en la vida pública y política, incluso en los parlamentos, países y sociedades de todo el mundo.
Por ello se necesitan con urgencia medidas de protección social, subsidios salariales y servicios de atención que contrarresten los efectos específicos de género de la pandemia de la COVID-19, el fortalecimiento del derecho de propiedad de las tierras, las medidas para asegurar la igualdad de remuneración y el apoyo a las mujeres en la economía informal y las mujeres empresarias.
“Es necesario intensificar la colaboración con la sociedad civil a fin de crear espacios seguros para las mujeres y las niñas donde puedan expresarse y ejercer su liderazgo, y garantizar el disfrute de los derechos humanos”, afirma la ONU.
Los líderes se comprometieron a aprovechar la oportunidad de generar un cambio transformador, por ende, seguirán centrándose en cerrar la brecha digital de género para asegurar que las mujeres y las niñas puedan contribuir a la tecnología y la innovación, y beneficiarse de ellas.
El impacto desproporcionado de la COVID-19 en las mujeres, tanto en la sociedad como en la primera línea, donde las mujeres son la mayoría de quienes salvan vidas, es un momento que marca un hito.
Las mujeres del mundo creen en las Naciones Unidas y en la solidaridad de las naciones. Y creen también que “nosotros los pueblos”, todas y todos juntos, podemos cambiar el futuro.
El secretario general de la ONU ha afirmado que las niñas y las mujeres han sido quienes “’pagan los platos rotos’ por el gran impacto social y económico de la pandemia y por el aumento de la violencia de género, aparte de sufrir un aumento de prácticas abusivas y represivas, como el matrimonio precoz y la falta de atención médica sexual y reproductiva”.
Además, señala que la dominación masculina en los sistemas y estructuras han frenado a las mujeres en todos los ámbitos, con graves consecuencias para todos. Por eso es fundamental buscar la representación equitativa de las mujeres en los puestos de liderazgo, en los gobiernos, en las salas de juntas, en las negociaciones sobre el clima y en la mesa de negociaciones de paz. En todas partes se toman decisiones que afectan a la vida de las personas.
“Para alcanzar esta meta, consideró que es urgente implementar medidas específicas como la discriminación positiva y las cuotas. También alentó a todos los Estados miembros a asumir compromisos concretos con plazos determinados y ambiciosos en materia de liderazgo y plena participación de la mujer”-
La ONU insta a los países a que las mujeres estén en el centro de la respuesta a la tragedia del COVID-19.
“Los fondos de estímulo deben entregar dinero directamente a las mujeres a través de transferencias de efectivo y créditos. Los gobiernos deberían ampliar las redes de seguridad social a las mujeres de la economía informal y reconocer el valor del trabajo de cuidado no remunerado”, indicó.
En este sentido, Natalia Kanem, directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas, afirma que es el momento de aumentar la acción y las inversiones:
“Les instamos a que respalden las palabras con hechos mediante la financiación de programas y servicios que transformen la vida de las mujeres. Invertir en las mujeres y las niñas no es sólo una cuestión de derechos; también es una cuestión de inteligencia económica, con beneficios para la sociedad superiores a su costo”, recalcó.
Con información de ONU Noticias
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