“La peste no era para ellos más que una visitante desagradable, que tenía que irse algún día puesto que un día había llegado”
Albert Camus.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
Así como la obra de Albert Camus de 1947 que muestra las reacciones y solidaridad de una comunidad que es azotada por una peste, el planeta lleva ya más de dos años mostrando distintos tipos de reacción ante la pandemia de SARS-CoV-2: desde los primeros reportes en China que obligaban a un confinamiento estricto, a los cánticos y las horas de aplausos que dedicaban en honor al personal médico en Europa, pasando por las notas en otras latitudes de saqueos en distintos centros comerciales y las largas filas para recibir un determinado tratamiento.
El crisol con el que se ha vivido esta nueva pandemia es muy variado: cada gobierno ha tomado decisiones diferentes, cada persona así también lo ha hecho. Están los que desde el inicio y hasta estos días niegan la enfermedad y claman por conspiraciones mundiales; están los que se han encerrado a piedra y lodo en sus casas por temor a contagiarse; están los que, no pueden elegir y salen con el riesgo que conlleva.
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Si algo nos muestra esta enfermedad es que la Humanidad no es inmune como a veces se supone, somos una especie biológica, muy frágil a cambios, muy susceptible de enfermar, padecer y morir ante nuevos agentes del entorno; pero que tiene en la ciencia uno de los grandes pilares que le ha permitido sobrevivir, esta pandemia sólo ha reforzado esa idea.
Pero también a pesar de sus debilidades, también tiene gran capacidad adaptativa, sólo así es que se pudo sortear de la mejor manera esta emergencia sanitaria que aún no termina, aunque las declaraciones de autoridades en ciertas partes del mundo, parecería o anhelarían que sí, desean dar la vuelta de página y avanzar como si nada de esto hubiera acontecido.
Mal haríamos en pensar que esto ya concluyó, que el SARS-CoV-2 ya no existe, la quinta ola está aquí para indicarnos lo contrario, mal haríamos en no recordar a todas las víctimas mortales y aquellas personas que tienen secuelas, mal haríamos en no contemplar todas las acciones que hemos implementado, mal haremos si no construimos un sistema que permita resolver las nuevas crisis que se avecinan y que pronostican más pandemias o peste en el futuro.
Tenemos que aprender a no cantar victoria antes de tiempo, tal como la novela de Camus, porque siempre, así como en 2019 puede surgir una nueva enfermedad, o renacer la que actualmente nos acompaña en una forma más agresiva.
Que esta época, que parece más de resignación a vivir con el SARS-CoV-2 y a enfermar por ese virus, sea también una época de apostar por mayores investigaciones científicas, porque eso sí, sin ellas y sin las vacunas esta historia habría sido muy diferente.
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