Cada 12 de junio se conmemora en el mundo el Día contra el Trabajo Infantil. En México, en 2015, había un 8.4% de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años que trabajaban (2.47 millones); el 54.6% de ese grupo de edad no recibía ningún apoyo del gobierno; y entre quienes trabajan, el 90% lo hace en ocupaciones no permitidas por la Ley para su edad. No en vano la Organización Internacional del Trabajo considera que este fenómeno es una plaga que debe erradicarse
Hay una diferencia abismal entre las actividades, artes u oficios que se les enseñan a las niñas, niños y adolescentes como parte de su formación para la vida, y el trabajo no remunerado o remunerado que deben desarrollar porque en sus hogares no hay ingresos suficientes para garantizar sus derechos humanos.
También es radicalmente distinto el conjunto de tareas asignadas como parte de su formación integral y corresponsabilidad en el hogar, asignadas conforme su edad y capacidades, y el trabajo doméstico no remunerado que deben desempeñar por falta de recursos económicos.
La precisión es relevante porque si algo la presencia masiva del trabajo infantil es la prevalencia también masiva de trabajo precario; de falta de oportunidades educativas, de seguridad social y alimentación para todos; de ausencia de un Estado de Bienestar capaz de subsanar y corregir las distorsiones del mercado; y una extendida cultura de explotación de mano de obra barata.
Al momento de redactar este texto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aún no daba a conocer los resultados del Módulo de Trabajo Infantil 2017, por lo que a continuación se presentan las cifras disponibles hasta el 2015, con la finalidad de poner en contexto lo que muy probablemente, el día de hoy también, de a conocer el Instituto.
Problema añejo
El INEGI desarrolla el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) desde el año 2002; sin embargo, de manera regular lo hace desde el año 2007, desde el cual se le dio una periodicidad bienal. En ese año, el resultado arrojado por el MTI fue de 3.64 millones de niñas, niños y adolescentes trabajadores.
Para el año 2009, la cifra estimada por el INEGI fue de 3.04 millones; en el 2011 la estimación se ubicó en 2.062 millones; en el 2013 creció nuevamente a 2.53 millones; mientras que en el año 2015 el indicador estimado por el INEGI fue de 2.47 millones de niñas, niños y adolescentes trabajadores.
Dada la transición demográfica del país, el número de niñas, niños y adolescentes ha tenido variaciones significativas en los últimos 10 años, por lo que es importante considerar la cifra en términos relativos. Así, en el año 2009 la tasa de trabajo infantil (población de 12 a 17 años) fue de 10.7% del total en el grupo de edad; en el 2011 se ubicó en 10.5; en el 2013 fue de 8.6 y en el 2015, de 8.4.
Entre las entidades con las más altas tasas de trabajo infantil registradas en el año 2015, destacan las siguientes, en las cuales el 10% de las niñas, niños y adolescentes entre 5 y 17 años de edad, trabajan: en el peor lugar nacional se encuentra Nayarit, con una tasa de 14.3%; en segundo lugar está Puebla, con 13.2%; en tercer sitio se ubicó Colima, con 12.9%; en cuarto sitio se encuentran los estados de Zacatecas y Guerrero, con 12.1% cada uno de ellos; mientras que en quinto sitio estarían prácticamente en el mismo nivel, los estados de Jalisco y Durango con 11.6% y 11.4%, respectivamente.
Las otras entidades con una tasa superior al 10%, pero inferior a 11%, son, en orden de mayor a menor: Michoacán, Chiapas, Oaxaca, San Luis Potosí, Campeche y Guanajuato.
Sin derecho a estudiar
Uno de los problemas asociados directamente al trabajo infantil es el de la inasistencia escolar. En ese sentido, es importante destacar que en el 2007, la cifra estimada por el INEGI, de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de edad que no asistían a la escuela fue de 3.07 millones; para el año 2009 la cifra se ubicó en 2.67 millones; en el 2011 fue de 2.57 millones; en el 2013 la cifra fue de 2.11 millones mientras que en el 2015 el dato fue de 2.080 millones que no asistían a la escuela.
Como puede verse, la reducción en números absolutos ha sido relevante (1 millón menos de niñas y niños que no asisten a la escuela en prácticamente 10 años), pero a todas luces es un avance muy lento e insuficiente. En ese sentido, en términos relativos, destaca que en el año 2009 la tasa de inasistencia escolar se ubicó en el 9.5% de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años.
Para el año 2011, esa tasa se había movido a la baja a 8.9% en el grupo de edad; en el 2013 fue de 7.2%; mientras que para el año 2015 se ubicó en 7.1%. En ese sentido destacan las siguientes entidades, las cuales tienen un indicador que se ubica por arriba de la media nacional.
Los peores indicadores en 2015 se ubicaron en Chiapas y Michoacán, en donde el 10.7% y el 10.6% de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años no asistían a la escuela; en tercer lugar, se encontraba Guanajuato, con un 9.6%; le seguía en cuarto sitio Durango, con 8.5%; mientras que en quinto lugar se ubicaron Chihuahua y Veracruz, con indicadores de 8.4% y 8.2%, respectivamente. Las otras entidades con indicadores por arriba de la media nacional son: Oaxaca, Jalisco, Guerrero, Coahuila, Campeche, Aguascalientes, Zacatecas y Querétaro.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 12-junio-2018, p.17.
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