Erradicar la pobreza es una iniciativa global que, en la perspectiva de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), conmina a todos los Estados a eliminarla, en todas sus formas, a más tardar en el año 2030.
Destaca en ese sentido que este año el Premio Nobel de Economía hay sido otorgado a Esther Duflo, Abhijit Benerjee y Michael Kremer, por sus estudios de evaluación y análisis empírico de métodos eficaces para reducir la pobreza y su capacidad de ser replicados a gran escala.
Los estudios que han llevado a cabo en horizontes de mediano y largo plazo muestran que la focalización es relevante en el combate a la pobreza; y que poner el énfasis en las personas con mayores carencias, comenzando, por ejemplo, con las niñas y niños más vulnerables, tiene efectos relevantes en el mejoramiento de sus condiciones de vida.
¿Cómo estamos en México?
De acuerdo con la última medición multidimensional de la pobreza llevada a cabo en México por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el año 2018 el 41.2% de la población nacional se encontraba en condiciones de pobreza, eso es equivalente a una cifra de 52.4 millones de personas.
A lo anterior debe agregarse el otro dato que suele soslayarse respecto de esta medición: en ese mismo año, además de las personas en condiciones de pobreza, había 45.3 millones de personas más que, sin ser pobres, sí eran vulnerables por carencias sociales o por carencia de ingreso. Esto implica que en el país habría 97.7 millones de personas en pobreza o vulnerabilidad social o económica.
¿Y las niñas y los niños?
De acuerdo con el CONEVAL, considerando como criterio de agrupación a la edad, resulta que las niñas y los niños son el grupo de población en mayores condiciones de pobreza. En efecto, en el 2018 se estimó que el 49.6% de quienes tenían 18 años al momento de la medición, eran pobres.
Se trata de una condición inaceptable: la mitad de las niñas, niños y adolescentes del país son pobres; mientras que, adicionalmente, un 32% adicional vivía en condiciones de vulnerabilidad por carencia sociales o vulnerabilidad por carencia de ingresos; esto es, sólo el 18.4% de las y los menores de 18 años son no pobres y no vulnerables.
Esta situación contrasta con lo que ocurre entre las personas mayores de 18 años, pues el 38.4% se encontraba en condición de pobreza y el 38.2% en condiciones de vulnerabilidad por carencias sociales o de ingresos.
En números absolutos, estas cifras implican que en el 2018 había en México 19.5 millones de niñas y niños en condición de pobreza, más 12.6 millones que se encontraban en vulnerabilidad por algún tipo de carencia; cifras que contrastan con los 7.2 millones de niñas y niños que fueron considerados como “no pobres y no vulnerables”.
Los olvidados
De acuerdo con el propio CONEVAL, en México las personas hablantes de lenguas indígenas son quienes viven en mayores condiciones de pobreza: en el 2018, el 75% de quienes eran hablantes de alguna lengua originaria se encontraban en esa condición, mientras que el 20.3% eran considerados como vulnerables por carencias sociales o por carencia de ingresos. En contraste, únicamente el 4.9% fue considerado como no pobre y no vulnerable en ese año.
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