por Mario Luis Fuentes
Entre 1990 y 2012 el gasto social ha crecido alrededor de 439%, sin embargo los ingresos familiares, como producto del trabajo que desarrollan sus integrantes, se han deteriorado en al menos 25% (entre los años de 2005 y 2014) en su poder de compra de los productos de la canasta básica alimentaria. Asimismo, aun cuando la cobertura de servicios se ha incrementado, ni la calidad ni indicadores como la tasa de mortalidad materna han disminuido. Lo que urge es una profunda revisión de las políticas económicas y sociales vigentes.