por Gerry Eijkemans
Los primeros 15 años del siglo XXI se caracterizaron por grandes logros en salud. En el marco de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), los países del mundo alcanzaron ambiciosas metas sanitarias en diversos frentes: reducir mundialmente la tasa de mortalidad infantil de 90 a 43 muertes por cada 1,000 nacidos vivos de 1990 a 2015, disminuir 40% la incidencia de VIH de 2000 a 2013 y aumentar el acceso a antirretrovirales, entre otros[i].
Sin duda, estos logros han de celebrarse, pero el camino para alcanzar la salud universal y el ejercicio efectivo del derecho al goce del grado máximo de salud todavía es largo. Es por ello que en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se incluyó como uno de sus objetivos el “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”.
No obstante, el mundo ha cambiado dramáticamente desde la adopción de los ODM. En estos años hemos visto un aumento de distintas expresiones de violencia e inestabilidad político-económica, un creciente cuestionamiento de las instituciones liberales y democráticas y una constante profundización de las desigualdades e inequidades. México, al igual que el resto de Latinoamérica, no es ajeno ni inmune a esta situación.
Una consecuencia de este adverso contexto es que en los últimos años más de 59 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares para buscar mejores condiciones de vida. De ellos, 20 millones son refugiados y la mitad son menores de 18 años[ii].
La migración plantea uno de los mayores retos a la salud pública en el mundo y en México, que, al ser un país de larga tradición migratoria, en los próximos años deberá diseñar fórmulas para promover y proteger el derecho a la salud de esta población, de tal forma que se dé respuesta a las necesidades en la materia de los distintos subgrupos de migrantes, de forma incluyente, integral y con calidad.
Otro reto que enfrentamos, y que en parte motivó la adopción de la Agenda 2030, es el cambio climático, el cual influye significativamente en los determinantes sociales y medioambientales de la salud.
Se prevé que en este siglo la temperatura aumente entre 1 y 2 °C respecto de 1990[iii], y que entre 2030 y 2050 el cambio climático cause 250 mil defunciones anuales adicionales por malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.[iv] Asimismo, el cambio climático está relacionado con el aumento de la frecuencia e intensidad de desastres naturales, los cuales causan más de 60 mil muertes al año[v].
Por sus condiciones geográficas y climatológicas, México es particularmente vulnerable a esta situación. Se estima que 60% del territorio tiene condiciones que favorecen la propagación de las enfermedades transmitidas por vector (ETV), como dengue, chikungunya y zika. Al mismo tiempo, al estar ubicado entre dos océanos, y por su latitud y relieves, el país está expuesto a fenómenos hidrometeorológicos que pueden acentuarse por el cambio climático[vi].
Haciendo más complejo el panorama, los países no sólo enfrentan el reto de las ETV, sino que también atraviesan por fuertes cambios epidemiológicos, culturales y demográficos que se traducen en el envejecimiento poblacional (grupo etario que crece a tasas superiores que el resto de la población y que se duplicará para el año 2050)[vii] y el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles (que representan 75% de las muertes en países de ingresos bajos y medios)[viii].
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, entre 2015 y 2050 las personas de 60 años y más pasarán de representar el 10% de los mexicanos, a casi una cuarta parte[ix]. A su vez, en México las enfermedades crónicas no transmisibles, como cardiopatía isquémica, diabetes y enfermedad renal crónica, fueron en 2013 las principales causas de mortalidad y años perdidos por muerte prematura, mientras que la principal causa de años vividos con discapacidad fue la depresión[x].
La depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo. Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas a nivel mundial viven con depresión, con un incremento de más de 18% entre 2005 y 2015. En América Latina cerca de 50 millones de personas vivían con depresión en 2015: alrededor de 5% de la población.
La depresión nos afecta a todos; no discrimina por edad, raza o historia personal. Puede dañar las relaciones, interferir con la capacidad de las personas para ganarse la vida y reducir su sentido de la autoestima; sin embargo, incluso la depresión más grave se puede superar con un tratamiento adecuado.
La depresión aumenta el riesgo de otras enfermedades no transmisibles, como diabetes y enfermedades cardiovasculares. De igual forma, las enfermedades como la diabetes y los padecimientos cardiovasculares incrementan el riesgo de tener depresión.
La depresión severa puede incluso llevar al suicidio. Cerca de 65,000 personas mueren por suicidio cada año en América Latina. A nivel global, depresión es la segunda causa de muerte en las edades entre 15 y 29 años.
Gracias a los avances científicos y tecnológicos tenemos cada día más herramientas para dar respuesta a estos retos y podemos acceder a nuevas soluciones terapéuticas para atender enfermedades transmisibles emergentes y reemergentes. Sin embargo, el abuso, mal uso y creciente costo de estas tecnologías puede poner en riesgo la seguridad de las personas y amenazar la sostenibilidad general de los sistemas de salud.
Ejemplo de esta situación es la resistencia antimicrobiana producto del mal uso de la tecnología sanitaria, los antibióticos, y que hoy constituye una de las principales amenazas para la salud, y por lo cual en febrero la OMS publicó su primera lista de patógenos prioritarios para la investigación que son resistentes a las últimas líneas de antibióticos.
Otro ejemplo es el relacionado con los avances en el campo de la genética y el desarrollo de la medicina personalizada como un área de creciente interés, tanto para los profesionales de la salud, como para los ciudadanos, pero cuyos altos costos hacen inaccesible para muchos y nos lleva a cuestionar, por un lado, la pertinencia de su inclusión en los sistemas de salud y, por otro, nos enfrenta a importantes cuestionamientos éticos.
Por lo anterior, los países deberán robustecer sus procesos de evaluación de tecnologías, fomentar la generación de evidencia y fortalecer sus capacidades de gestión del conocimiento para la toma de decisiones y para informar a la ciudadanía sobre temas de salud.
Esto último es de particular trascendencia en esta época de la posverdad, donde la evidencia científica e información sobre costo-efectividad es cuestionada por la ciudadanía, al punto que intervenciones cuya utilidad y eficacia es ampliamente conocida, como la vacunación, son rechazadas por las personas.
Los retos son muchos, por lo que algunos escépticos señalan que hay altas posibilidades que la Agenda 2030 se convierta en una declaración de intenciones que no será alcanzada por la dinámica de la realpolitik. Sin embargo, la humanidad ha tenido la virtud de reinventarse ante escenarios adversos en diversas ocasiones.
Es por esto que debemos replantearnos la forma en que ejercemos la salud pública en esta época posmoderna para continuar defendido los valores equidad, solidaridad y el resguardo de los derechos humanos de todas las personas.
[i] http://www.un.org/es/millenniumgoals/pdf/2015/mdg-report-2015_spanish.pdf
[ii] http://www.un.org/es/sections/issues-depth/refugees/index.html
[iii] http://www.un.org/en/sections/issues-depth/climate-change/index.html
[iv] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs266/es/
[v] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs266/es/
[vi]http://www.sagarpa.gob.mx/desarrolloRural/Programa%20Especial%20de%20Cambio%20Clim%C3%A1tico%202014-2018%20(PECC)/Documents/Programa%20Especial%20de%20Cambio%20Clim%C3%A1tico%202014-2018_Versi%C3%B3n%20de%20Difusi%C3%B3n_.pdf
[vii]Fondo de Población de las Naciones Unidas. Ageing in the twenty-first century: a celebration and a challenge. Nueva York: Fondo de Población de las Naciones Unidas; 2012.
[viii] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs355/es/
[ix] CONAPO. Proyecciones de la Población 2010-2050 [base de datos en internet]. México: Consejo Nacional de Población [actualizada el 23 de diciembre de 2015; acceso 30 de julio del 2016]. Disponible en: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/Proyecciones
[x] https://www.insp.mx/avisos/3917-estudio-carga-enfermedad.html
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