En la actualidad, dos tercios de población mundial experimentan grave escasez de agua durante al menos un mes al año y se prevé que para el 2025, este problema afecte a la mitad de la población del planeta debido al crecimiento de la población, la mayor demanda de alimentos y energía, a los efectos del cambio climático y a la deficiente inversión y mantenimiento de la infraestructura del agua potable y alcantarillado[1]. Por si esto fuera poco, un número cada vez mayor de personas experimenta también problemas con la contaminación de agua, así como con las inundaciones lo cual afecta gravemente la posibilidad de obtener agua segura para el consumo humano[2]. La seguridad del agua es, sin duda un tema clave para el bienestar de las personas.
Escriben Verónica Mundo Rosas y Teresa Shamah Levy
La seguridad del agua y la seguridad alimentaria
El agua tiene un papel significativamente importante en la seguridad alimentaria, la nutrición y el bienestar general de las personas, por lo tanto, en la medida que ésta se encuentre físicamente aunada a la capacidad de las personas para obtener el líquido, ya sea comprándolo o desplazándose para obtenerla, va a influir de manera importante en la producción de alimentos, la elección de los que se van a consumir y la forma de prepararlos (si se lavan, hierven o cocinan con agua) así como en el gasto de energía de las personas para poder obtenerla[3].
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En México para el año 2020, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), el 77.6% de los hogares mexicanos tenían agua entubada dentro de su hogar. No obstante, al revisar cómo se distribuye esta cobertura en los estados del país, podemos observar grandes diferencias, ya que aquellos con mayores carencias como es el caso de Chiapas, Guerrero, Puebla y Oaxaca, tienen una cobertura por abajo del 60% en comparación con los estados con un menor porcentaje de personas consideradas pobres como Nuevo León, Chihuahua y Baja California que cuentan con una cobertura de agua entubada mayor al 90%[4].
El hecho de contar con infraestructura de agua entubada en los hogares, no garantiza que el abasto sea constante, que ésta sea segura y confiable para consumo humano aunado a que la escasez de agua causa preocupación, enojo, vergüenza o interrumpe las actividades de la vida diaria como cocinar o bañarse entre los miembros del hogar[5].
La seguridad del agua y los datos de la ENSANUT, 2021
Bajo este contexto, en el periodo de agosto a noviembre del 2021 se integró por primera vez, a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición-2021 (ENSANUT,2021), una escala que indaga sobre diversas experiencias que vivieron los integrantes de los hogares mexicanos debido a los problemas de escasez o contaminación del agua, en las cuatro semanas previas a la entrevista.
La figura 1 muestra que las experiencias, mencionadas por una mayor proporción de hogares, fueron: la existencia en el hogar de agua que no era potable o confiable para consumir (reportada por el 12.2% de los hogares entrevistados); la disminución o interrupción del suministro habitual de agua (9.5%) y la preocupación por no tener suficiente agua para cubrir las necesidades de los miembros del hogar. Estas experiencias ocurrieron más de diez veces en las cuatro semanas previas a la fecha de la entrevista.
Se observa también que los hogares que habitan en localidades urbanas (con 2500 o más habitantes) reportaron una proporción ligeramente mayor, de experiencias atribuidas a problemas con el agua, en comparación con las localidades rurales (población menor a 2500 habitantes).
La seguridad del agua y el bienestar de las personas
Esta información nos permite acercarnos a la experiencia que tienen los hogares en México respecto a la seguridad de contar con agua de manera cotidiana, y nos muestran que en el tercil más bajo de condiciones de bienestar, reportaron más y con mayor frecuencia, experiencias negativas ante la escasez o contaminación del agua en comparación con los hogares que se encuentran en el tercil alto de condiciones de bienestar[6].
La escasez o contaminación del agua tiene consecuencias negativas en la salud, nutrición y bienestar de las personas además de propiciar conflictos locales, crisis políticas e incluso guerras entre países[7].
En la medida que se conozca más la cantidad de personas afectadas por los problemas con el agua y sus consecuencias, se tendrán elementos para motivar la acción pública y política con el fin de reducir las brechas existentes en nuestro país en la disponibilidad y acceso al agua potable.
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Referencias bibliográficas
[1] UNICEF. Water scarcity. Addressing the growing lack of available water to meet children’s needs. Disponible en: https://www.unicef.org/wash/water-scarcity
[2] Organization for Economic Co-operation and Development. Water and cities: policy highlights. 2015. Disponible en: https://issuu.com/oecd.publishing/docs/water_and_cities_-_policy_highlight/1.
3Young S, Frongillo E, Jamaluddine Z, Melgar-Quiñonez H, Pérez-Escamilla R, Ringler C, Rosinger A. Ensuring Food Security, Good Nutrition, and Well-being. Adv Nutr 2021;00:1–16.
[4] INEGI. Panorama sociodemográfico de México: Censo de población y vivienda 2020. México, 2021. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/702825197711.pdf
[5] United Nations. What Is Water Insecurity?; 2013. https://www.unwater.org/publications/water-security-infographic/
[6] Instituto Nacional de Salud Pública. Resultados nacionales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición-2021. México, 2022.
[7] Gleick PH. Water, drought, climate change, and conflict in Syria. Weather Climate Soc 2014;6:331–40.