El 17 de noviembre tomó posesión como nuevo rector de la UNAM, el Dr. Leonardo Lomelí Vanegas, un destacado universitario que, como quienes participaron como aspirantes en el proceso de designación, mostraron al país que se puede pensar diferente y que puede haber discrepancias radicales, pero que el diálogo y la fortaleza de las instituciones puede procesar de manera racional y respetuosa las diferencias.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
La Universidad de la Nación cumplió una vez más con creces su responsabilidad de fungir como uno de los espacios generadores de pedagogías, no sólo en materias específicas del saber, sino de convivencia civilizada, reconociendo como supuestos fundamentales e indeclinables al pluralismo y la diversidad.
La Universidad tiene enormes fortalezas. Durante el rectorado del doctor Enrique Graue nuestra Universidad enfrentó la pandemia y logró modificar muchos de sus métodos y procedimientos. Se consiguió ampliar la matrícula con un presupuesto reducido; la UNAM avanzó en todos los rankings internacionales en que es medida, se crearon nuevas carreras y posgrados, centros y programas de estudios, que han robustecido el quehacer universitario. Asunto nada menor es que la UNAM continuó ampliando su presencia en todo el país, y se llegó ya a tener al menos un plantel en cada entidad de la República.
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Aún con ello los retos que enfrentará el Rector Lomelí son muchos y de gran envergadura, en las cuatro actividades sustantivas de nuestra Universidad: la enseñanza profesional y de posgrado; la difusión de la cultura; la investigación científica y de las humanidades y las artes; así como la educación continua, para lo que el nuevo Rector cuenta, sobre todas las cosas, con la capacidad, compromiso y entrega de las y los cientos de miles de universitarios que formamos parte de la comunidad UNAM.
En cada una de esas áreas hay retos formidables, que van desde cuestiones vinculadas a la tecnología hasta la construcción de comunidad; fortaleciendo su capacidad de incidencia para dar cuenta de las condiciones de desigualdad, pobreza y violencia, pues la UNAM puede y debe hacer mucho más para construir un país de mayor justicia dignidad.
Desde esta perspectiva, no es exagerado decir que el presente y el futuro del país están ligados en buena medida a los de la UNAM. Porque si se le entiende como la vanguardia de un modelo de inclusión y movilidad social, en el que se sintetiza un ideal de país justo e igualitario, entonces la consecuencia debería ser tomarla como el referente y ancla para dar un nuevo impulso a todo el sistema de educación superior de México.
Quien ocupe la titularidad del Ejecutivo federal en el 2024 no podrá obviar esta realidad, pues convertirnos en un país de derechos humanos requiere de universidades cada vez más autónomas y con cada vez más capacidades para incidir en el desarrollo económico, social y espiritual de nuestra población.
Hay otros ámbitos en los que la Universidad debe continuar avanzando: debe convertirse en un ejemplo nacional de igualdad entre mujeres y hombres. En la generación de procesos mucho más acelerados de erradicación de todas las formas de violencia de género; y de prácticas estereotipantes y de discriminación que persisten en diferentes áreas.
Es un hecho que, en la sociedad del conocimiento, contar con una de las 100 mejores universidades del planeta es una fortaleza invaluable; pero el reto se encuentra en aprovechar los saberes generados y acumulados en la UNAM para que México tenga no sólo una, sino al menos cinco universidades públicas más en esa lista en los próximos 15 años.
Pensar el porvenir de México implica tener una conciencia clara de que está ligado inevitablemente al porvenir de sus universidades. Algunas, como la UNAM, tienen la fortaleza para resistir incluso los embates del poder; pero no es en el conflicto, sino en el diálogo y en el entendimiento, en el respeto y la aceptación del pensamiento crítico, como México podrá avanzar en la cimentación de una columna vertebradora de una potente tradición de pensamiento, investigación y difusión de los saberes.
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Investigador del PUED-UNAM
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