por Salvador Saavedra
Han pasado cuatro años desde que México se incorporó al Plan Mundial para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020, y los objetivos delineados en la estrategia nacional han tenido avances aislados
El 11 de mayo de 2011 México se adhirió al Plan Mundial para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020 encabezado por la Organización Mundial de la Salud. Esta acción fue formalizada el 6 de junio de ese mismo año mediante la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la “Estrategia Nacional de Seguridad Vial 2011-2020”, con el objetivo de reducir las fatalidades por accidentes de tránsito en 50% durante el lapso de tiempo del plan.
La adhesión del país al Decenio resultó ser una acción interesante después de que en el “Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial 2009”, emitido por la OMS, México ocupaba el no honroso séptimo lugar mundial de víctimas mortales en accidentes de tránsito.
Siguiendo esta metodología, tomando en cuenta los datos de accidentes viales de 2012, encontramos que el INEGI reporta 5,469 fallecimientos, en tanto que el IMT reporta 4,543, por lo que, ajustando los datos de acuerdo con la metodología descrita, la cifra última conocida arroja que 22,253 personas fallecieron en 2012 por causa de accidentes viales en nuestro país.
La estadística de que disponemos no ayuda a evaluar los resultados de la Estrategia planteada a mediados de 2011, ya que los datos existentes no han sido validados respecto de acciones decretadas y emprendidas, sino que las veo como resultado de acciones aisladas que gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales han emprendido. Como ejemplo cito las acciones emprendidas en gobiernos locales como el del Distrito Federal, que inició el programa “Conduce sin alcohol” (de acuerdo con cifras del propio gobierno del DF los accidentes fatales se han reducido en 30% desde su inicio en 2003), y acciones similares que se iniciaron en Guadalajara con el programa CURVA.
Entiendo como seguridad vial la certeza de trasladarme de un lugar a otro sano y salvo en el tiempo esperado. Por tanto las acciones para lograr la seguridad vial tienen que ver con los diferentes elementos que intervienen en el ámbito de la movilidad terrestre.
Tomando en cuenta esos datos es que gobiernos y organizaciones no gubernamentales enfocan sus acciones a buscar modificar el comportamiento de los conductores con campañas de concientización que se intensifican en periodos de más afluencia vehicular en las carreteras como lo son los puentes vacacionales.
Las investigaciones para el desarrollo del Plan Mundial para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020 mostraron que los seres humanos compartimos dos características independientemente de la región del mundo en la que habitamos: somos falibles y somos frágiles. De igual forma considera que los accidentes no pueden erradicarse por completo, pueden disminuirse en su ocurrencia y, cuando ello suceda, las consecuencias deben minimizarse lo más posible al contar con un entorno que así lo facilite.
Tanto en el Plan Mundial por el Decenio de la Seguridad Vial 2011- 2020, como en la Estrategia Nacional de Seguridad Vial 2011-2020 se establecen objetivos y actividades para cada uno de los pilares de la siguiente manera:
Gestión de la seguridad vial
Alentar la creación de alianzas multisectoriales y la designación de organismos coordinadores que tengan capacidad para elaborar estrategias, planes y metas nacionales en materia de seguridad vial y para dirigir su ejecución, basándose en la recopilación de datos y la investigación probatoria para evaluar el diseño de contramedidas y vigilar la aplicación y la eficacia.
Vías de tránsito y movilidad más seguras
Aumentar la seguridad intrínseca y la calidad de protección de las redes de carreteras en beneficio de todos los usuarios de las vías de tránsito, especialmente de los más vulnerables (por ejemplo, los peatones, los ciclistas y los motociclistas). Ello se logrará mediante la aplicación de evaluaciones de la infraestructura viaria y el mejoramiento de la planificación, el diseño, la construcción y el funcionamiento de las carreteras teniendo en cuenta la seguridad.
Vehículos más seguros
Alentar el despliegue generalizado de mejores tecnologías de seguridad pasiva y activa de los vehículos, combinando la armonización de las normas mundiales pertinentes, los sistemas de información a los consumidores y los incentivos destinados a acelerar la introducción de nuevas tecnologías.
Usuarios de vías de tránsito más seguros
Elaborar programas integrales para mejorar el comportamiento de los usuarios de las vías de tránsito. Observancia permanente o potenciación de las leyes y normas en combinación con la educación o sensibilización pública para aumentar las tasas de utilización del cinturón de seguridad y del casco, y para reducir la conducción bajo los efectos del alcohol, la velocidad y otros factores de riesgo.
Respuesta tras los accidentes
Aumentar la capacidad de respuesta a las emergencias ocasionadas por los accidentes de tránsito y mejorar la capacidad de los sistemas de salud y de otra índole para brindar a las víctimas tratamiento de emergencia apropiado y rehabilitación a largo plazo.
En cuestión de gestión de la seguridad vial veo pocas acciones que esté llevando a cabo el gobierno federal, es más, algunas de las que se han tomado van en contra de una mejora en este rubro; ejemplo de ello se observa en la nueva versión de la NOM-012-SCT-2-2014, en la cual se omitieron voluntariamente los incentivos de peso relacionados a que los vehículos contaran con dispositivos de seguridad y que el tránsito se llevara a cabo bajo condiciones de velocidad restringida, entre otros aspectos. Otro ejemplo lo es el retraso en la publicación de las estadísticas sobre seguridad vial, así como la falta de detalle para el análisis.
En el tema de gestión de la seguridad vial son de notar las acciones que algunas asociaciones y organizaciones civiles han llevado a cabo. Resalto los resultados del “Premio Nacional de Seguridad Vial” que la Asociación Nacional de Transporte Privado lleva a cabo cada año para promover el que dentro de las empresas de transporte se desarrollen prácticas de seguridad vial que impacten los resultados de tener menos accidentes cada año.
Dentro de este concurso se impulsa la adopción de sistemas de gestión de la seguridad vial congruentes con lo que se establece en la norma ISO-39001, Sistemas de gestión para la seguridad vial. Vale la pena destacar que en la introducción de esta norma se menciona que los gobiernos no son capaces de lograr la reducción de accidentes viales ni sus fatales consecuencias por sí mismos, sino que se requiere de la participación de organizaciones de todo tipo y tamaño, así como de los usuarios de las vías de tránsito de manera individual; menciona también que al adoptar la norma ISO-39001, las organizaciones deben ser capaces de lograr:
• Resultados de seguridad vial en niveles que exceden lo que puede lograrse a través de solo cumplir con leyes y regulaciones gubernamentales.
• Objetivos propios y al mismo tiempo contribuir con el logro de los objetivos de la sociedad.
Otro ejemplo palpable de acciones no gubernamentales respecto de la gestión de la seguridad vial es la “Entrega de Reconocimientos a las Mejores Iniciativas de Seguridad Vial, Rombo Amarillo”, la cual reconoce las iniciativas de gobiernos federal, estatal y municipal, organizaciones no gubernamentales y empresas que hayan implementado en favor de la seguridad vial desde hace siete años.
El gran ausente en el tema es el gobierno federal, de quien se esperan acciones específicas como la creación del observatorio de seguridad vial o el desarrollo de una iniciativa de ley general sobre seguridad vial, de tal forma que las acciones para atender este tema estén consolidadas en un marco legal homogéneo en todo el país y las responsabilidades sobre el tema sean claras. Se esperaba para estas fechas ya contar con información estadística confiable sobre el tema, pero ante la ausencia de la primera acción no hay avances en este tema por lo que es imperante que existan acciones contundentes a la brevedad.
Otro pilar que muestra un avance prácticamente nulo es el número 3: “Vehículos Más Seguros”. Ciertamente las armadoras y comercializadoras en México han introducido vehículos con sistemas de seguridad activa y pasiva cada vez más avanzados, sin embargo, al día de hoy conviven en las salas de venta de vehículos nuevos algunos con la ausencia total de sistemas de seguridad requeridos legalmente para poder transitar en muchos países con otros que ya los tienen en menor o mayor grado.
La razón para tal disparidad es la ausencia total de una regulación en México que haga indispensable el equipamiento de los vehículos con sistemas de seguridad acordes al desarrollo de la industria, que, por cierto, la establecida en México exporta el 80% de su producción cumpliendo con los requisitos de seguridad más exigentes en Estados Unidos y Europa.
Hoy en día está en consulta una Norma Oficial Mexicana sobre dispositivos de seguridad mínimos que han de tener instalados los vehículos para poder ser comercializados en México, sin embargo, este proyecto de regulación integra requerimientos que han sido superados hace más de diez años y no incluye las disposiciones regulatorias de seguridad desarrolladas por el grupo de armonización de regulaciones de seguridad para vehículos WP29 de la ONU, como se comprometió al adherirse al Decenio para la Seguridad Vial 2011-2020.
Muchas acciones tiene pendientes por realizar el gobierno mexicano para atender el problema de la Seguridad Vial, paradójicamente, los ciudadanos nos estamos adelantando haciendo propuestas y llevando a cabo acciones dentro de nuestras organizaciones y empresas.
Salvador Saavedra Director de Operaciones, Entorno Industrial, S.A. de C.V. |