Tenemos en puerta la elección más grande que haya tenido nuestro país. Más de 21 mil cargos de elección popular estarán en disputa y, al menos a nivel nacional, tres nuevas fuerzas políticas se unirán a una contienda electoral que se presume reñida, principalmente entre las dos grandes alianzas que se han conformado, la coalición integrada por el PAN, el PRI y el PRD, por un lado, y por el otro, la coalición encabezada por Morena, el PT y el PVEM.
sigue al autor Mtro. Fernando Díaz Naranjo en Twitter @fdodiaznaranjo
Además de la renovación de la Cámara de Diputados y Diputadas federal, 30 entidades federativas celebrarán elecciones locales para elegir sus respectivos Congresos locales y diversas entidades renovarán sus autoridades de sus respectivos ayuntamientos. En estas elecciones locales destaca, por supuesto, la elección de 15 gobernadores o gobernadoras.
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En razón de esto, podemos entender la magnitud tan creciente que han adquirido las precampañas sobre todo en medios de comunicación como la radio y la televisión.
De entrada y de acuerdo con la normatividad electoral, las precampañas son ejercicios de convencimiento político al interior de cada partido político justamente para que los que aspiran a convertirse en candidatos o candidatas, busquen convencer la militancia de cada fuerza política y así, el partido respectivo logre poner a sus mejores cuados que los representen en la contienda electoral que se verificaría al exterior en los periodos de las llamadas campañas políticas.
Sin embargo, lo que todos y todas presenciamos en las actuales precampañas, son lo más parecido a las campañas. Encontramos así, según lo han reportado diversos medios de comunicación, visitas domiciliarias (con todo y pandemia), para entregar propaganda electoral destacando los logros de tal o cual partido, del gobierno o las acciones de la oposición. Vemos las redes sociales inundadas de mensajes, de spots, de videos, de manifestaciones abiertas a votar por tal o cual partido; pronunciamientos sobre lo bien o mal de determinada gestión gubernamental ya sea a nivel federal, local o municipal.
En muchas de estas acciones, por decir lo menos, lo que tenemos de frente son auténticas desviaciones o prácticas desleales a la legislación electoral. Algunas incluso podrían caer en la valoración del análisis de la autoridad electoral para revisar si son actos anticipados de las campañas que la ley prohíbe.
En razón de lo anterior ¿porqué se dan estos fenómenos, estos actos? La respuesta es sencilla: alcanzar la simpatía y preferencia de la ciudadanía que son los posibles votantes y que pueden convertirse en la fuerza electoral de incline el triunfo electoral para tal o cual partido.
Quienes hacen estas prácticas desleales lo que en realidad llevan a cabo es una extensión de las campañas electorales que, dicho sea de paso, las mismas se llevarán a cabo entre abril y mayo de este año.
Lo importante es que la legislación electoral se ha ido fortaleciendo elección tras elección haciéndola más robusta por lo que tenemos plena confianza en las autoridades electorales administrativas, tanto a nivel nacional como las conformadas en las 32 entidades federativas para que sancionen, de ser el caso, estas prácticas.
De igual forma, las autoridades jurisdiccionales en la materia han emitido diversas sentencias y jurisprudencias que limitan estas prácticas y confirman, en varios casos, las sanciones impuestas por la autoridad electoral.
Solo de esta forma, a través de nuestras instituciones, es como se genera equidad en las contiendas electorales con lo que, sin lugar a dudas, se fortalece nuestro sistema democrático.
En su oportunidad y una vez pasando la elección de este año, haremos un balance de todos aquellos que fueron sancionados por estas prácticas que van en sentido contrario a nuestro estado de derecho.
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