De nueva cuenta, un análisis de las encuestas que se van publicando debe asumir un momento artificial de corte. En este caso, se toma el día 28 de febrero, antes del día de registro formal de las candidaturas a las elecciones federales y por ser un día de cierre de semana desde el arranque del proceso electoral federal y que deja una cantidad entera de semanas desde este punto hasta el momento en que terminarán las campañas y con ello deberá de suspenderse la publicación de encuestas preelectorales.
Escrito por: Ricardo de la Peña [1].
Cabe mencionar que la adopción de este momento de corte reconoce que continuará la publicación de resultados de estudios por muestreo sobre las preferencias electorales de los mexicanos. De hecho, a la fecha en que este artículo vea la luz habrá ya una decena o más de nuevos estudios difundidos, incorporándose a partir del último día de febrero de 2024 al menos dos seguimientos que se volverán cotidianos durante las campañas, ambos producto de encuestas telefónicas mediante respuesta de voz interactiva —llamadas “robotizadas”—, lo que provocará un incremento muy importante de la cantidad de mediciones que hayan sido difundidas para estas elecciones.
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Atendiendo exclusivamente a los ejercicios orientados a la medición del estado de las preferencias para la elección por la Presidencia de la República, si bien continúan siendo 39 las casas encuestadoras que han publicado en algún momento sus datos, la cifra de estudios difundidos que han sido detectados alcanza la cantidad de 222, en el entendido de que este recuento pudiera no ser exhaustivo por dos razones: porque podrían darse a conocer encuestas realizadas antes del momento de corte pero que fueran divulgadas con posterioridad, y porque si bien la recuperación de encuestas producidas por algunos métodos son accesibles en su totalidad y existe certidumbre sobre la cantidad de estas mediciones, para otros modos de aproximación con los que no se cuenta con una concentración cabal de resultados y que por la fecha de corte no han sido aún recopilados por la autoridad administrativa electoral en sus informe mensuales se carece de certidumbre sobre la completitud del recuento y más bien es muy factible que existan casos no considerados en el inventario de estudios compilados.
Gráfico 1. Encuestas nacionales para la Presidencia de la República detectadas antes del inicio de campañas según modo de aproximación
Conforme este recuento, si bien las encuestadoras que aportan datos producto de ejercicios realizados mediante aproximación cara a cara en viviendas, las llamadas presenciales, representan la tercera parte de los generadores de datos por encuesta detectados, sus estudios no alcanzan a significar la quinta parte del total de mediciones detectadas (Gráfico 1), siendo los estudios producto de entrevistas con respuesta de voz interactiva o robotizados en los que más casos se han registrado, con más de un tercio del total, mientras que las telefónicas tradicionales con entrevistas por operador y los estudios realizados por las diversas metodologías de aproximación a través de la red mundial —que son los menos homogéneos por sus características técnicas— representan cada uno poco más de la quinta parte del total de estudios acopiados.
Transcurridos ya los seis primeros meses de los nueve comprendidos en el proceso electoral federal hasta el momento de la votación, el reparto en el tiempo de las encuestas nacionales que han sido detectadas no es parejo (Gráfico 2).
Gráfico 2. Encuestas nacionales para la Presidencia de la República detectadas antes del inicio de campañas por semana de terminación
Desde el arranque del proceso y hasta principios del mes de diciembre de 2023 hubo un crecimiento en el número de estudios registrados, alcanzándose la cifra de catorce mediciones en las semanas con mayor número de estudios detectados. El período vacacional de fin de año significó un claro descenso en la cantidad de encuestas que se difundieron, a lo que siguió una rápida elevación en la cantidad de estudios publicados durante las semanas del mes de enero y luego un nuevo descenso.
Es sabido por demás que los volúmenes de estudios que se registrarán en las trece semanas de campañas serán superiores a las cifras registradas hasta ahora. El sólo hecho de que dos encuestadoras lleven adelante seguimientos diarios de las preferencias así lo indica, pues a esos catorce estudios habrá que sumar las múltiples encuestas que realizarán las demás casas, cuya frecuencia muy factiblemente será mayor en los tres meses de campañas, por lo que no sería extraño que la cantidad total de estudios nacionales que se recuperen al final de este proceso electoral supere las seiscientas estimaciones.
Pero, ¿cuáles son las estimaciones de las diversas encuestadoras sobre el estado actual de la contienda? En el Gráfico 3 se muestra el mapa de estimaciones de la intención definida de voto para las dos mayores candidaturas por las encuestas nacionales para la Presidencia de la República detectadas hasta antes del inicio de campañas.
Puede verse la existencia de una enorme dispersión en los datos y una tendencia a situar más arriba en las mediciones a Claudia Sheinbaum en el caso de los estudios realizados mediante entrevistas personales, sean presenciales o telefónicos, mientras que las encuestas hechas por medios automatizados, vía telefónica o por Internet, tienden a encontrar una mayor participación en las intenciones definidas de voto para Xóchitl Gálvez.
Gráfico 3. Mapa de estimaciones de la intención definida de voto para las dos mayores candidaturas por las encuestas nacionales para la Presidencia de la República detectadas hasta antes del inicio de campañas
Como puede verse en el Gráfico 2, las encuestas más recientes de las distintas casas que se han publicado y han sido detectadas se concentran en las últimas semanas, aunque todavía se arrastran algunas mediciones de mayor antigüedad.
Si se ve lo que ello implica en el caso de las mediciones presenciales más recientes, como se muestra en el Gráfico 4, no sólo se descubre la existencia de diferencias en las estimaciones de intención definida de voto más recientes disponibles, sino una marcada tendencia al otorgamiento de una participación más elevada para el tercer contendiente en el caso de encuestas más antiguas, como son los caso de GEA-ISA, Reforma, Defoe y Varela y Asociados, cuyos últimos datos provienen de estudios realizados el año pasado y antes del cambio de candidato por parte de Movimiento Ciudadano.
Gráfico 4. Mapa de estimaciones de la intención definida de voto para las dos mayores candidaturas por las encuestas nacionales presenciales para la Presidencia de la República hasta antes del inicio de campañas
Es por ello que todo recuento que se realice sobre las mediciones producto de encuestas debiera tomar en cuenta este sesgo que pudiera introducirse por la mayor distancia temporal de algunas mediciones respecto al momento actual.
Eso, a pesar de la elevada estabilidad que muestran las preferencias electorales a lo largo del período que va del arranque del proceso electoral y hasta antes del inicio de las campañas, que se muestra en el Gráfico 5. Los agregados que se presentan en esta lámina corresponden a los cálculos para cada cuatro semanas en una media móvil de las estimaciones de las diversas casas encuestadoras tomando un único dato para cada una de ellas, producto del promedio de las diversas encuestas que pudieron publicar en cada período, ajuste que sin duda será más relevante durante el período de campañas, en que una misma encuestadora podrá reunir hasta 28 mediciones en cada lapso temporal considerado para esta agregación.
Gráfico 5. Media móvil tetrasemanal por encuestadora de las estimaciones nacionales para la Presidencia de la República detectadas hasta antes del inicio de campañas
En el caso de los estudios mediante entrevistas presenciales, la estabilidad lograda en los agregados es comparativamente menor, como se muestra en el Gráfico 6, lo que bien puede ser producto de la menor cantidad de casos considerados, que provoca que mediciones atípicas puedan tener una mayor impacto en la serie. Es interesante ver que los promedios móviles logrados por el conjunto de encuestas presenciales a lo largo de los primeros seis meses del proceso electoral federal muestran una mayor distancia entre los dos primeros lugares que lo que se registra cuando se toma en cuenta la totalidad de encuestas publicadas.
Gráfico 6. Media móvil tetrasemanal por encuestadora de las estimaciones nacionales presenciales para la Presidencia de la República hasta antes del inicio de campañas
Esta diferencia es resultado de la discrepancia que se viene registrando entre las mediciones producto de entrevistas personales y las automatizadas, que se muestra con mayor claridad en el Gráfico 7, donde se ve que si el promedio del margen de ventaja entre las dos principales contendientes se sitúa en 31 puntos, éste se eleva a 35 cuando se ven las encuestas presenciales y hasta 41 puntos en las telefónicas con operador, mientras que las encuestas automatizadas, sean telefónicas o digitales, miden una distancia de 25 puntos entre las dos competidoras más relevantes.
Es de mencionarse que estas estimaciones dan distinto valor a las encuestas según la fecha de terminación registrada, con un mayor peso para mediciones recientes, al ponderar los datos por este factor. Además es importante recordar que estas medias toman en cuenta las intenciones de voto correspondientes a las tomas de datos por las encuestas, sin incluir modelos de votante probables que llevarían la estimaciones para las encuestas presenciales a un margen de diferencia entre las dos principales candidaturas de 31 puntos y que cerraría en un punto la diferencia en el promedio de la totalidad de encuestadoras.
Gráfico 7. Media de intención definida de voto por las encuestas nacionales para la Presidencia de la República detectadas hasta antes del inicio de campañas
De todo lo anterior se derivarían diversas conclusiones: en primer lugar, existe una concordancia sobre el orden de quienes compiten por la Presidencia de la República hasta antes del arranque de las campañas; segundo, la distancia entre los dos primeros lugares es incierta, puesto que mientras que los estudios que recurren a entrevistas personalizadas ubican en promedio la diferencia en más de treinta puntos, los estudios mediante entrevistas automatizadas los sitúan en 25 puntos; tercero, estas distribuciones han sido relativamente constantes a lo largo del período comprendido entre el arranque del proceso electoral federal y el momento del registro formal de candidaturas.
Es de esperar que en las semanas por venir la cantidad de encuestas sobre preferencias para la elección por la Presidencia de la República aumente de manera considerable, siendo muy factible que la estabilidad hasta ahora detectada no se conserve, dada la creciente atención que pondrá el electorado a la contienda, eventos con potencial impacto en las preferencias, como serán los debates entre contendientes, y la incidencia de los procesos de elección de gobernantes a escala local en las intenciones de voto para las elecciones federales, entre otros aspectos que pudieran incidir en el reparto de intenciones de voto.
Por ello, a pesar de que ya ha transcurrido dos tercios del período entre el inicio del proceso electoral y la conclusión de las campañas, es improcedente adelantar vísperas y considerar que los repartos actuales serán necesariamente los que se den en las urnas y que las encuestas hoy disponibles constituyen pronósticos efectivos de los resultados. Nada más alejado de la realidad. La historia muestra que en los meses de campaña las preferencias por quienes aspiran a la Presidencia de la República en México suelen cambiar de manera significativa, bien abriéndose la brecha entre quienes compiten, bien cerrándose o incluso cambiando el orden de quienes contienden.
Así, y como se ha dicho en innumerables ocasiones, las encuestas constituyen fotografías del momento que dotan al elector de certidumbre sobre el estado actual de la contienda, pero no anticipan lo que será el resultado, que permanece incierto a la espera de lo que los ciudadanos decidan hacer al momento de sufragar.
Esto, dejando de lado la incertidumbre que provoca las divergencias entre encuestas, que, según el modo de aproximación que utilicen y otros factores que generan efectos de casa, difieren lo suficiente como para configurar escenarios no coincidentes sobre cómo va la contienda y por ende lo que pudiera esperarse para el trimestre por venir.
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