por Mario Luis Fuentes
Se estima que en México, de los poco más de 620 mil decesos que se registraron en 2013, alrededor de 210 mil pudieron haberse evitado; es decir, al menos uno de cada tres. Entre ellos destacan las 29 mil defunciones infantiles y al menos 25 mil casos de enfermedades hepáticas asociadas al consumo de alcohol, más las 66,500 defunciones por homicidios, suicidios y accidentes. El resultado es inédito: hay regiones en donde se está reduciendo la esperanza de vida, una tendencia que es urgente revertir
El Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED-UNAM), ha construido el primer informe sobre el desarrollo en México; documento en que participo como autor en el capítulo titulado “Riesgos Sociales”. Entre otra información, el análisis muestra que en México la mortalidad se comporta de manera distinta dependiendo del grupo de edad en que se ubican las personas.
Lo anterior se ve reflejado en un hecho sin precedentes en el país: hay entidades en las cuales se registra un retroceso en la esperanza de vida promedio de sus habitantes, debido fundamentalmente a tres razones: a) la violencia; b) la desigualdad; y c) la pobreza y la inseguridad alimentaria.
El dato no es menor, pues de acuerdo con el documento Panorama Epidemiológico y Estadístico de la Mortalidad en México, 2015, citado en el informe sobre el desarrollo, los promedios de edad de las personas que fallecen se mueven drásticamente en relación con las causas que originan sus decesos.
Así, para las personas que pierden la vida a causa de las enfermedades del corazón, la edad promedio en que acaecen sus decesos son los 73.6 años de edad (menor que el promedio nacional, calculado por el INEGI en 74.2 años en 2014). Por otra parte, para las personas que fallecieron por diabetes el promedio es de 68 años, es decir, 6.2 años menos que el promedio nacional. Para quienes fallecen por cáncer, la edad promedio se ubica en 63.5 años, un dato 10.7 años menor al promedio nacional.
Por otro lado, hay padecimientos en los cuales el impacto en la población más joven es mayúsculo: quienes fallecen por enfermedades del hígado, la edad promedio al momento de la muerte es de 59 años, indicador 15.2 años por debajo del promedio nacional.
Hay además dos casos extremos: el de los accidentes, causa que genera defunciones en personas cuya edad promedio al perder la vida se ubica en 41.2 años; es decir, 33 años por debajo del promedio nacional. En el caso más grave, el de los homicidios, la edad promedio al momento del deceso se ubica en 31.8 años es decir, 42.3 años por debajo del promedio nacional.
Una década fatal
a) La mortalidad infantil
Los últimos diez años resultan paradigmáticos en materia de mortalidad en el país, pues es en los que se ha presentado la mayor cantidad de defunciones evitables y en exceso evitables en nuestra historia reciente.
Si se piensa en primer término en materia de mortalidad infantil, lo que se tiene es que, de acuerdo con las estadísticas sobre mortalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre los años 2004 y 2013 han fallecido en el país 299,894 niñas y niños antes de llegar a su primer año de vida; de ellos, UNICEF estima que alrededor del 60% son defunciones que pudieron haberse prevenido o hasta evitado. Esta cifra implica un promedio de 29,989 decesos anuales, y cerca de 18 mil casos que anualmente pudieron salvarse.
Al respecto es importante destacar que, según la propia información del INEGI, el peso relativo de la mortalidad infantil es de 5.5% respecto del total, para el periodo arriba señalado; empero, hay entidades en las que el porcentaje es mucho mayor. La lista la encabezan Tlaxcala y Puebla, como los estados más peligrosos para la niñez menor de un año, pues ahí las defunciones infantiles representaron, entre 2004 y 2013, el 8.2% del total de decesos registrados en el periodo.
En segundo lugar se encuentra el Estado de México, pues el dato del INEGI es de 7.8% de defunciones infantiles respecto del total; en tercer sitio se ubica el estado de Tabasco, con un promedio de 7.4%; le sigue en cuarto sitio el estado de Quintana Roo, con 7.3%; en quinto lugar se ubica Querétaro, con un indicador del 6.7%.
b) Los homicidios y los suicidios
INEGI considera como defunciones violentas a los homicidios, los suicidios y los accidentes. En el caso de los homicidios, la tendencia ha sido señalada reiteradamente: entre los años 2004 y 2013, el promedio anual de defunciones por lesiones intencionales asciende a 17,439 casos anuales; empero, si se consideran sólo los últimos cinco años para los que hay información disponible (2009-2013), lo que se tiene es un promedio de 24,361 casos anuales, es decir, prácticamente 30% más que el resto del periodo.
En el caso de los suicidios la tendencia en números absolutos es a la alza, aunque su peso relativo, respecto de la totalidad de defunciones que se contabilizan anualmente se ha mantenido relativamente estable; en efecto, los datos del INEGI muestran que el promedio anual entre 2004 y 2013 es de 4,916 casos de suicidio. Sin embargo, si se toman como referencia sólo los últimos cinco años, el promedio que se tiene asciende a 5,476 casos.
c) Los accidentes
En el caso de los accidentes, las estadísticas muestran un comportamiento relativamente estable: INEGI informa que entre 2004 y 2013 el promedio anual de defunciones por esta causa asciende a 37,555; y si se toman los últimos cinco años, a la inversa de lo que ocurre con suicidios y homicidios, el promedio es prácticamente el mismo, ubicándose en 37,660 casos anuales.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 03- Noviembre- 2015, p.20