La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) publicó recientemente testimonios sobre el trabajo que llevan a cabo las personas desplazadas alrededor del mundo para mitigar el cambio climático y afrontar desafíos como la lucha por la equidad de género, incluso en el contexto de la crisis por el COVID-19.
Acnur dio a conocer diecisiete casos ejemplares de personas desplazadas que han logrado contribuir desde su trinchera, y a pesar de sus circunstancua, a avanzarn en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, la desigualdad y mitigar los efectos del cambio climático en 2030.
En estos casos, relata cómo aquellas personas que han tenido que huir de conflictos, enfrentando condiciones adversas, sin acceso a la educación o a la atención, han construido alternativas para aportar al mundo lo mejor de sí mismos.
“Muchas personas han descubierto formas de desarrollar agricultura sostenible, construir negocios prósperos y, más recientemente, diseñar soluciones para prevenir la propagación de la COVID-19”, señala la Agencia.
De acuerdo con Acnur, el 85% de las personas desplazadas viven en países en desarrollo, y una tercera parte han sido acogidos por los países menos desarrollados del mundo.
“Los conflictos y los desastres, la falta de financiamiento, los desafíos logísticos, el aumento en los precios de la comida y la pérdida de ingresos debido a la COVID-19 amenazan con dejar a muchos refugiados sin nada que comer”, advierte la agencia de la ONU.
En ese sentido, destaca la resiliencia de muchas personas desplazadas al lograr reconstruir su vida y sus entornos, para aportar a sus nuevas comunidades nuevas formas de combatir el hambre y la inseguridad alimentaria, a través de sus cultivos y de la agricultura sostenible.
Pero no solo eso, la fortaleza de los desplazados está latente en todos las metas de la Agenda 2030.
Los desafíos y las respuestas
En medio de circunstancias adversas, los refugiados, apátrias y desplazados se han convertido en ejemplo de fortaleza y de ganas de luchar para tener una vida mejor. Para cada desafío han encontrado una respuesta y una oportunidad.
–Salud mental: aunque carecen de acceso a la atención de salud mental, Acnur reporta que hay refugiados que incluso están encontrando formas de prestar servicios de salud mental.
-Educación: pese a que la educación de calidad suele estar fuera de su alcance y 48% de todos los niños refugiados no están escolarizados, Acnur reporta los casos lgunos que han llegado a la universidad esperan inspirar a la próxima generación a través de la enseñanza.
-Género: aunque las mujeres embarazadas, con discapacidad o adultas mayores son especialmente vulnerables, hay casos de mujeres refugiadas que forjan sus propios caminos, construyendo redes de apoyo para otras mujeres.
Ve en esta liga los diecisiete casos de refugiados que, como apunta Acnur, están liderando el camino hacia un futuro sostenible
–Acceso al agua: para las personas desplazadas es difícil tener acceso constante al agua, saneamiento e higiene, pues generalmente viven en campamentos, ciudades o aldeas rurales. No obstante, en Sudán del Sur, hay refugiados que están ayudando a proteger a su comunidad contra el COVID-19 a través de la creación de dispositivos de saneamiento.
–Acceso a servicios como la electricidad: Al menos cuatro de cada cinco personas desplazadas dependen de la leña para cocinar y calentarse y más del 90% de los refugiados que viven en campamentos tienen un acceso limitado o nulo a la electricidad. Ante ello, hay quienes han encontrado formas de acceder a energía limpia y asequible.
-Ciudades sostenibles: De acuerdo con Acnur, “la mayoría de los 26 millones de refugiados del mundo vive en zonas urbanas, y los refugiados están ayudando a construir ciudades inclusivas y más sostenibles”.
-Cambio climático: los desplazados sufren los peores efectos del cambio climático y la destrucción del medio ambiente. Aun así, se han unido a la lucha para promover el consumo y la producción responsables en campamentos, pueblos y ciudades, a veces restaurando los bosques árbol por árbol.
-Desastres naturales: los desastres relacionados con el clima obligan a un promedio de 21.8 millones de personas al año a huir de sus hogares. “Los refugiados están a la vanguardia de la lucha por la acción climática y, en particular, los refugiados jóvenes exigen que se los incluya en la toma de decisiones para mitigar los impactos adversos del cambio climático”, destaca Acnur.
-Contaminación: Muchas comunidades de personas desplazadas dependen directamente de los recursos naturales para alimentarse, y hay activistas refugiados que están trabajando para proteger los ecosistemas marinos y costeros.