La propuesta de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF 2021) que ha presentado la presidencia de la República al Congreso de la Unión, sorprende por su carácter inercial, pero sobre todo, porque no responde a las múltiples emergencias que se han detonado a partir de la pandemia, y la consecuente profundización de la pobreza y las brechas sociales que ya existían.
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Por esto, es válido señalar que el diseño y ejecución del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), sintetiza la visión, valores, principios y las prioridades que efectivamente asume esta administración, y que, en los hechos, la alejan del mandato popular expresado en las urnas en el año 2018, de poner primero a los pobres, y entre ellos, a quienes carencias enfrentan: niñas y niños, y en general, las personas indígenas de nuestro país.
Al mismo tiempo, es necesario subrayar que, en sentido estricto, el PEF debe apegarse a lo establecido en el texto constitucional, en lo relativo a los criterios y principios de la planeación del desarrollo nacional; cuyos principales objetivos son explícitamente señalados como el conjunto de garantías y prerrogativas explícitamente señaladas en la propia Constitución y los tratados internacionales signados por el Estado Mexicano.
Atender las prioridades
Bajo este mandato constitucional, la construcción del PEF 2021 debería estar dirigido a enfrentar las crisis fundamentales que nos determinan en el corto plazo: la crisis sanitaria de la COVID19, y el impacto que tiene en la diminución de capacidades y recursos de otros padecimientos crónicos; y la económica, que se cifra en el desempleo y la severa caída de los ingresos de la mayoría de las familias mexicanas.
El Congreso de la Unión está obligado por ello, más allá de tener representación mayoritaria del partido del Presidente, a realizar un análisis crítico respecto de las grandes obras de infraestructura que ha planteado esta administración, las cuales no alcanzan para reactivar la economía, pero sí están utilizando recursos que podrían, de manera inmediata, aliviar las urgencias que se han suscitado: más hambre, más enfermedad y más muertes evitables.
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Avances insuficientes
Es importante decir que en este gobierno se ha avanzado en áreas relevantes para fortalecer los ingresos públicos; señaladamente, se encuentra el cobro de impuestos a las grandes empresas que operan en el país; hecho que ha evidenciado la vigencia de privilegios injustificables en el pasado; y por ello, romper con esa perniciosa inercia es un asunto de la mayor relevancia.
Sin embargo, este gobierno deberá, más temprano que tarde, enfrentar la fragilidad estructural de las finanzas públicas; y habrá de enfrentarse a la inevitabilidad de una reforma fiscal y hacendaria, esta vez sí de carácter integral, para lo cual tendrá que convocar a la nación para hacerla viable y cimentarla en un amplio consenso político que posibilite el replanteamiento de un pacto social dirigido a la construcción de un sólido Estado de Bienestar.
El PEF 2021 debería ser, desde esta perspectiva, un instrumento privilegiado para replantear las prioridades y principios que lo articulan y darle congruencia con la propuesta presidencial de superar de una vez por todas la pobreza y hacer realidad los principios de la justicia, la igualdad y la dignidad para todas y todos.
Construir un Estado de Bienestar
Debe entenderse que, a lo largo de varias décadas, hubo voces que desde distintas perspectivas y visiones, señalamos igualmente las graves consecuencias del régimen neoliberal; su tendencia a la concentración del ingreso y la imposición de un pensamiento único de la economía y la sociedad, que paradójicamente, parece que pretende solo ser sustituido por otro antagonista, pero igualmente excluyente de quienes no coinciden, no en el propósito mayor de transformar a México, sino en los métodos y estrategias que se deben seguir para lograrlo.
Construir un país de bienestar generalizado implica invertir todos los recursos disponibles, con plena vocación social; requiere de imaginación y de conocimiento experto; una profunda comprensión de la complejidad de la realidad. Exige de diálogo democrático y de amplia participación de la sociedad.
Sólo así se dará prioridad a lo auténticamente relevante, a través de las estrategias pertinentes. Sólo así se gobierna para todos y se evita la tan humana y siempre presente tentación de imponer a millones, la sola voz de uno.
Frase clave: el presupuesto y las prioridades