por Luis Rosales
En las últimas siete décadas la atención a las personas con discapacidad se enfocó en nuestro país a los aspectos de rehabilitación y de educación especial, principalmente, con algunos componentes de capacitación para el trabajo y reinserción laboral; este artículo reseña cronológicamente los avances en la materia
La rehabilitación como programa de la Secretaría de Salubridad y Asistencia arrancó en 1953 y se expandió desde 1974 con los centros de rehabilitación y educación especial, en coordinación con la SEP y los gobiernos de los estados. La idea de fundir en un solo establecimiento ambos modelos se debilitó al no compatibilizarse sus procedimientos, tiempos de aplicación y duración, quedando ahora sólo unos cuantos de ellos en la modalidad originalmente concebida.
En 1982 los poco más de 20 centros de rehabilitación existentes en el Distrito Federal y algunas entidades federativas fueron transferidos al DIF Nacional, organismo que ratificó los convenios de coordinación preexistentes con los estados y estimuló su multiplicación, sumando hoy cerca de 80 de estos centros, la mayoría de ellos con personal calificado, modernas instalaciones y equipamiento, en los que se atienden por año más de 300 mil personas de primera vez.
También desarrolló la estrategia de acercar los servicios de atención a las personas con discapacidad mediante las denominadas unidades básicas de rehabilitación con la promoción y apoyo del DIF Nacional, la coordinación de los DIF Estatales y la operación, en su gran mayoría, por los DIF Municipales, potenciando los recursos de los tres órdenes de gobierno. A la fecha suman más de 1,300 de ellas, estimándose su cobertura anual de atención en más de 600 mil personas.
En los hospitales de la Secretaría de Salud existen muy pocos servicios de rehabilitación, y es en el Instituto Nacional de Rehabilitación, en el que conjuntó al personal y a los recursos de los ahora extintos Institutos de Ortopedia, de Medicina de Rehabilitación y de la Comunicación Humana, con la misión de investigar, formar personal calificado y proporcionar servicios de alta especialización en materia de discapacidad y rehabilitación.
Asimismo, el IMSS lleva a cabo actividades importantes de rehabilitación médica y de reinserción laboral en los trabajadores rehabilitados, y forma especialistas médicos y personal de terapia física en sus unidades especializadas de rehabilitación. Otras instituciones públicas como el ISSSTE, SEDENA, SEMAR y PEMEX poseen una infraestructura más reducida y las tres primeras forman personal para su atención.
Por otra parte, el Instituto Mexicano de Rehabilitación fue creado en 1958 para prestar servicios de rehabilitación a las personas con discapacidad del aparato locomotor con la intervención de un equipo de especialistas médicos comandado por un cirujano ortopedista y personal de psicología, trabajo social, terapia física, ocupacional y de lenguaje, consejeros vocacionales y técnicos protesistas-ortesistas. De 1960 a 1980 atendió a 26,500 personas con discapacidad.
Este instituto formó y capacitó personal de rehabilitación tal como médicos especialistas en ortopedia y rehabilitación, técnicos en terapia física, terapia ocupacional, ortesistas-protesistas y consejeros vocacionales, y en el área de adiestramiento laboral llegó a emplear a cerca de 1,000 personas rehabilitadas.
La Fundación Teletón es otro ejemplo connotado de programas exitosos en la prestación de servicios de rehabilitación. Inició en México en 1997 y ha construido y opera actualmente 19 centros de rehabilitación infantil con una cobertura de atención a más de 70 mil menores y adolescentes con discapacidad, principalmente neuromusculoesquelética. Creó además el Instituto Teletón de Estudios Superiores que forma hasta ahora terapistas físicos y ocupacionales en el nivel de licenciatura.
Son numerosas las OSC ejemplares que a lo largo de los años y no sin cotidianos problemas económicos se han consolidado en la prestación de servicios de rehabilitación, educación especial, atención a familias, integración laboral, actividades recreativas y deportivas, y en general, en la promoción y defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Entre muchas de ellas destaco por su singularidad, a la Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral, I.A.P. (APAC), fundada en 1970, y a la Confederación Mexicana de Organizaciones a favor de las Personas con Discapacidad Intelectual, A.C. (CONFE), creada en 1978.
En cuanto a la educación especial, con la decisión de crear la Dirección General de Educación Especial, en 1970 se agruparon y sistematizaron las acciones dispersas y fragmentadas de la educación especial en el contexto general educativo.
A partir de 1980 la política de educación especial se apoyó en la normalización e integración de los niños con requerimientos especiales de educación, reconociendo los grupos de atención con presencia de deficiencia mental, dificultades de aprendizaje, trastornos de audición y lenguaje, deficiencias visuales, impedimentos motores, problemas de conducta y los necesitados de educación especial.
Actualmente la educación especial comprende a los Centros de Atención Múltiple (CAM); las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), que apoyan teórica y metodológicamente la atención de los grupos, al personal de las escuelas y a los padres de familia; los Centros de Apoyo a la Educación Preescolar (CAPEP); las Unidades de Atención al Público; y los Centros de Recursos e Información para la Integración Educativa.
Respecto de la capacitación laboral se crearon los Centros de Capacitación para el Trabajo en diversos oficios y las Industrias Protegidas para incorporar al proceso productivo a los educandos cuyas limitaciones les impedían incorporarse al trabajo en condiciones regulares.
Asimismo, la Secretaría de Salubridad y Asistencia realizó desde 1953 acciones de orientación vocacional, búsqueda de empleos para los inválidos y de formación de consejeros vocacionales y creó en 1972 el Centro de Rehabilitación Profesional para actualizar y sistematizar esas actividades.
Este establecimiento transferido al DIF se convirtió en un gran servicio de evaluación de aptitudes, desarrollo de habilidades para el trabajo y de colocación laboral, y el formador de los psicólogos evaluadores y las trabajadoras sociales gestoras ocupacionales que realizan sus actividades en numerosos centros de rehabilitación y en las Agencias de Integración Laboral para Personas con Discapacidad, es un modelo exitoso que ha conjuntado la experiencia mexicana en ese campo.•