“Las tres gracias” es uno de los cuadros más famosos de Peter Paul Rubens, uno de los más reconocidos pintores del llamado “Barroco del Norte”. De acuerdo con la entrada que se encuentra en la Wikipedia sobre Rubens: “Las pinturas del taller de Rubens se han clasificado en tres categorías: las pintadas por el mismo Rubens, aquellas en las que sólo algunas partes –principalmente, manos y rostros– se deben al maestro y, por último, aquellas para las que realizó el diseño pero cuya ejecución simplemente supervisó.
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Como todos los grandes pintores de su época, Rubens contó con un gran taller formado por aprendices y estudiantes, algunos de los cuales –como Van Dyck– se convertirían con el tiempo en artistas independientes por méritos propios. El taller también se encargaba de la gestión de contratos de modelos, animales y naturalezas muertas que ofrecía luego a especialistas en el tema…”
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Las Tres Gracias es un cuadro al óleo entre los años 1630-1635, sobre una tabla de madera de roble de 220.5x 182 centímetros. Y de acuerdo con el sitio electrónico del Museo del Prado, sobre esta pintura que está en su colección permanente, se lee:
“Las tres Gracias es un cuadro muy personal: Rubens debió pintarlo para sí mismo, como demuestran el hecho de que formara parte de su colección en el momento de su muerte y que no exista un boceto preparatorio (Rubens solía hacer pequeños bocetos para mostrar sus ideas a sus clientes o a sus ayudantes, pero no cuando pintaba para él). La mujer de la izquierda se parece a los retratos de su segunda esposa, Helena Fourment. Las otras dos figuras la miran y parecen darle la bienvenida.
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Si continuamos este relato, la primera podría ser la dueña de las ropas que cuelgan del árbol -ropas de una sola persona, que son contemporáneas de Rubens y no antiguas, como correspondería a las diosas. Es habitual para Rubens acercar los mitos antiguos a su propia vida (otro ejemplo de ello es su Jardín del amor). Es tentador pensar que el pintor transformó el mito de “Las Tres Gracias en una escena en la que su esposa es recibida por las otras dos Gracias, convirtiéndose así en la tercera”
A continuación la cápsula del Museo del Prado, dirigida a las niñas y los niños:
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