Escrito por 11:00 am En Portada, José Ojeda Bustamante, Notas

Latinobarómetro 2021 en el despertar de Macondo

A inicio de este mes se publicó el estudio Latinobarómetro 2021 sobre el estado que guarda la democracia en la perspectiva del continente americano, exceptuando en el análisis, los dos países anglosajones del norte: Estados Unidos de Norteamérica y Canadá.

Puedes seguir al autor José Ojeda Bustamante: @ojedapepe

En general, el estudio bianual que lleva publicándose por más de 20 años no muestra resultados favorables, en tanto dan testimonio de un desencanto de los ciudadanos con el desempeño de las democracias latinoamericanas. El estudio refiere lo anterior desde una condición (la de la Pandemia Covid-19) la cual ninguna generación con vida había tenido presente.

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El informe dice lo siguiente:

“Una ola recorre América Latina consecuencia del egoísmo de las élites, es la ola de la escasez de mayorías. En este último ciclo electoral los nuevos presidentes enfrentan creciente atomización de los parlamentos, aumento de movimientos y partidos nuevos, así como el fin de los viejos. La gobernabilidad se aleja, augurando tiempos complejos para la región”.

Y es que como refiere el mismo estudio; los habitantes de Macondo han despertado. Y no ha sido por la atracción que pueden generar los artilugios de gitanos de los cuales se alegraba Aureliano Buendía en la famosa novela de García Márquez, sino por la llegada de un virus totalmente inesperado que les mostró en tiempo real a los habitantes de América que, en comparación a otros continentes o naciones, claramente existen ciudadanos de primera y ciudadano de segunda.

¿Por qué? Porque en gran parte producto de la digitalización y de revolución de los celulares los ciudadanos de nuestro continente se han dado cuenta de que existen otros países donde la gente es tratada con mayor dignidad, con acceso a una mejor sanidad pública, ayudas sociales y protección por parte del Estado.

Así, los temas clásicos del Latinobarómetro 2020 están sujetos a esta condición especial que ha sido la Pandemia y que en una escala de poco más de dos décadas, nos permite dar seguimiento a variables tales como:

  1. El apoyo a la democracia,
  2. La satisfacción con el funcionamiento de la democracia,
  3. El apoyo a un gobierno autoritario y
  4. la confianza en las instituciones.

Entrando de lleno al referido estudio podemos encontrar como los datos más relevantes los siguientes:

El 49% de los ciudadanos prefiere la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno; pero un 13% está dispuesto a apoyar un gobierno autoritario y a un 27% le da lo mismo. En el caso de México, el 43% de los ciudadanos mexicanos manifiesta su apoyo a la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno.  A nivel Latinoamérica el apoyo a la democracia llega al 74% entre los encuestados en Uruguay.

Mientras que los países donde los encuestados mostraron mayor apoyo un régimen autoritario son Paraguay (24%), México (22%) y Ecuador (16%). Esa preferencia se reflejó en la respuesta afirmativa a esta declaración: “En algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”. Uruguay es el país donde menos estuvieron de acuerdo con esta afirmación, con solo un 8%.

Asimismo, mientras el 45% de los latinoamericanos considera que en su país la democracia “tiene grandes problemas”, en México esta noción la comparten el 47 % de los ciudadanos. Según el reporte, “América Latina es la región del mundo más desconfiada de la tierra. En promedio, en América Latina se registran veinte puntos porcentuales menos de confianza en las instituciones elegidas por voto popular que en Asia, África, los países árabes y Eurasia”, según establece el reporte.

De manera tal que la Iglesia (61%) es la institución en la que más confianza tienen los encuestados, seguida de las Fuerzas Armadas (44%) y la Policía o Carabineros (36%). Entre tanto, El poder judicial (25%), el Congreso (20%) y los partidos políticos (13%) son los que menos confianza tienen por parte de los encuestados en el reporte. Algo que en su momento en el caso de nuestro país también nos mostró la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto Hogar (ENIGH) la cual comentamos en su momento en este espacio.

Finalmente, en relación con los procesos electorales, el 46% de los entrevistados dice que se debe votar siempre, y el 31% dice que, aunque hay que votar, también hay que protestar. No obstante, el dato a destacar aquí es que el 77% de la muestra manifiesta que es bueno votar, siendo este resultado la confirmación de que “el voto es lo más popular que tiene la democracia”.

Los próximos años estarán definidos por la capacidad de los gobiernos y sus respectivas democracias de responder adecuadamente a las demandas de la población más afectada por la pandemia y en establecer mecanismos que permitan disminuir la gran brecha social existente. “La pandemia ha desnudado las debilidades de los Estados, con sistemas sanitarios y de seguridad social enfermos, las debilidades de las elites y de los sistemas de partidos”

Ciertamente, en un marco de desigualdad creciente, exacerbada por la pandemia, la ciudadanía comparte un rechazo generalizado hacia aquellos gobiernos que presentan las siguientes características:

  • Gobiernos que defienden los intereses de unos pocos y deliberadamente fomentan la concentración de la riqueza
  • Los gobiernos que presentan escasez de justicia:
  • Los gobiernos en los cuales las garantías civiles y políticas son débiles, así como la tardanza en la construcción de garantías sociales.

De manera tal que la crítica de los ciudadanos a la democracia, reflejada en el Latinobarómetro, es una demanda por más y mejor democracia. Y en específico un claro mensaje que ningún pueblo de la región está contento con la manera cómo funciona la democracia en su país, pero que todavía la acepta y tolera.

¿Cuál habría de ser la respuesta desde los gobiernos? Regresar a la Democracia en su fundamento; es decir un gobierno del pueblo y para el pueblo o si se plantea en un concepto menos abstracto que refiere la noción de dicha palabra pueblo; se requieren de gobiernos que respondan a la opresiva desigualdad presente en nuestra región, a través de un Estado, si bien no grande, sí robusto que se haga valer en su condición mínima.

¿Será acaso que AMLO, sin querer o quizás sí queriendo, esté construyendo una narrativa que apueste por esto?

Los últimos informes de su aprobación parecen ir en esta vía. Habrá que seguir si la narrativa se traduce en indicadores de mejora de vida de la ciudadanía. En lo que respecta a votos y de cara a la revocación de mandato del año 2022, el presidente en lo que a encuestas refiere, parece ser que conoce el humor del pueblo mexicano de manera atinada.

Desde las antípodas, con ésta la participación semanal número 30, lo seguiremos analizando.

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