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Libre ejercicio del periodismo, indicador de un sistema democrático

Todo sistema político que presume de ser democrático debe contar con diversos elementos normativos que permiten demostrarlo.  En México, la Constitución Política establece que nuestra nación se constituye en una República representativa, democrática, laica y federal, así como diversas leyes secundarias que emanan de la misma delimitan esta consideración jurídica.

Escrito por:   Fernando Díaz Naranjo

De igual forma, nuestra Carta Magna indica, entre otros aspectos, los derechos y obligaciones que tanto instancias públicas del Estado mexicano como la propia ciudadanía tiene.  En este sentido, para el caso particular de los derechos fundamentales, éstos son esenciales en una democracia, por lo que está establecido como prerrogativa para las y los mexicanos, entre los principales, el derecho a la igualdad y la prohibición de la discriminación, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad de trabajo, profesión, industria o comercio, la libertad de expresión, la libertad de imprenta, el derecho al acceso a la información, etcétera.

Estos derechos son vitales en una democracia para darle equilibrio y hasta servir de soporte al ejercicio del poder público y son algunos de los elementos que forjan y consolidan nuestra nación.  Sin embargo, existen indicadores que apuntan a que dichos derechos van en sentido contrario a lo mandatado por nuestra Constitución.

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Ejemplo de ello lo tenemos en el ejercicio libre del periodismo, profesión que analiza diversos temas de la agenda pública de interés nacional.  El periodismo es el responsable de conducir informáticamente los eventos de la agenda pública bajo un esquema de profunda investigación que permite revelar la veracidad de los temas que nos son expuestos y en donde en muchos casos se descubren realidades que son distintas a las que emite el poder público; en otras se presumen actos de corrupción, de falsedades y mentiras o, incluso, el desconocimiento en el ejercicio de algún cargo en una administración pública en alguno de los órdenes de gobierno, independientemente de la procedencia política de la o el funcionario público.

Por ello, el periodismo en un sistema democrático se consolida como la instancia, a través de los medios de comunicación, que sirve de contrapeso al ejercicio del poder público y que ejerce su función a través de los derechos humanos como el de la libertad de prensa y de expresión.  No obstante, en nuestra nación su ejercicio es una de las más peligrosas.

De acuerdo con Artículo 19 con información al mes de agosto de este año, en lo que va de la presente administración federal, 36 periodistas, hombres y mujeres, han sido asesinadas; del año 2000 a la fecha Artículo 19 ha documentado 156 asesinatos de periodistas de donde el 92.3% han sido hombres y el 7.7% mujeres.

De igual forma, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) con cuatro nuevos periodistas asesinados en el mes de agosto de este año, México se coloca como uno de los países más mortíferos para ejercer tan noble profesión, por lo que ha señalado la urgencia de que el Gobierno tome cartas en el asunto.

Incluso RSF indica que 14 periodistas han sido asesinados en solo 8 meses lo que lo coloca por delante de países como Ucrania con 8 casos y que además se encuentra en guerra, o de Yemen con 3 casos.

Bajo este contexto, estos datos solo demuestran que nuestra democracia se está erosionando; que se deja en plenitud de libertad el ejercicio del periodismo, con seguridad y con el resguardo que el Estado debería proporcionar, pero, sobre todo, que desde el ejercicio del poder público se ha estigmatizado tanto al periodismo.

Es hora de ir en sentido contrario, de darle el valor justo y de pleno reconocimiento al periodismo que al final, no solo sirve de contrapeso al ejercicio del poder público, sino es una ventana de las acciones del poder; permite demostrar la transparencia y eficacia de un gobierno y genera una rendición de cuentas de una administración y, este enfoque constituye justamente uno de los indicadores democráticos que fortalecen un sistema político y le abren los ojos a una sociedad; no perdamos estos elementos que forman parte de las herramientas de la ciudadanía para su toma de decisiones.

Defendamos al periodismo, a la libertad de prensa, de expresión, la transparencia y la rendición de cuentas y los derechos humanos de las personas que han decidido dedicar su vida a una profesión como lo es el periodismo.

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