por Jorge Santa Cruz / jlsc.ua@gmail.com
- “Hay anime japonés que en realidad es para adulto, pero como son ‘monitos’ piensan que aquí son para niños y los publican, o los presentan en televisión o en internet como aptos para niñas, niños y adolescentes”.
- El Director Editorial de México Social pone como ejemplo de solución el control de calidad que aplica el Canal 11 a sus programas.
Por Jorge Santa Cruz (jlsc.ua@gmail.com)
Foto superior: Pixabay
Las audiencias infantiles están totalmente desprotegidas ante los contenidos de la televisión, el internet y la radio, a pesar de que la Constitución ordena que se respete el interés superior de la niñez, señaló en exclusiva para Sin Compromisos, el director editorial de México Social, Saúl Arellano.
Se ha dejado -agregó- que los medios establezcan sus propios códigos de conducta, lo cual ha demostrado una enorme ineficacia a lo largo de los años. Por ello, exhortó al nuevo gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador a aprovechar todo el bono de legitimidad y de respaldo popular que pudiera tener para regular los contenidos mediáticos.
Saúl Arellano, director editorial de México Social. (Twitter)
«La televisión mexicana produce muy poco. Prácticamente todos los contenidos infantiles son de importación. Son producciones que son compradas a televisoras norteamericanas, japonesas, alemanas, francesas, que van mucho en la lógica del anime japonés y que no tienen una regulación estricta para niños.
»Hay anime japonés que en realidad es para adulto, pero como son “monitos”piensan que aquí son para niños y los publican, o los presentan en televisión o en internet como aptos para niñas, niños y adolescentes».
Reconoció que los medios podrían objetar que una regulación como la que propone podría resultarles costosa, porque tendrían que diseñar nuevos contenidos y producir más.
«Pero la pregunta es ¿cuál es el costo de no hacerlo? En el costo de no hacerlo, la balanza es muy clara, hay que regular, hay que proteger, porque el mandato de la Constitución es muy claro: vigilar en todo momento el interés superior de la niñez. No hay nada que pueda estar por arriba de esto y ninguna de las partes -sea pública, privada o incluso de capital mixto- puede oponerse a una medida de este tipo».
Puso como ejemplo el ISO de Producción que rige en Canal 11 (y que se aplica, según dijo, en varios países). «No solamente es que se va a producir -por ejemplo- un programa para estimular la activación física de las niñas y niños. Eso ya es, en sí, loable. Hay que ver, sin embargo, que efectivamente lo que se presenta como activación esté orientado, sea adecuado, a la edad, a los perfiles y hasta las características sociodemográficas a la que está dirigida».
A partir de su experiencia en Canal 11, con el programa México Social, detalló que la supervisión va desde la escaleta (guion técnico), pasando por los diálogos y hasta el contenido general. Todo pasa por un filtro de control de calidad, para verificar que efectivamente haya cumplido con lo que se planteó inicialmente.
«Una vez desarrollado el programa, vuelve a pasar nuevamente por el filtro de control de calidad para verificar que efectivamente haya cumplido con sus propósitos.
»Es, además, un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, porque si está desarrollado con recursos públicos, pues evidentemente el público de un canal, como es el Canal 11, debe recibir lo que está planteado que se va a hacer».
Nota:
En la siguiente entrega de la entrevista al director editorial de México Social, Saúl Arellano: los desaprovechados alcances de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y los deberes del Estado mexicano para la protección de las audiencias infantiles.
Este texto se reproduce con autorización del autor