Los hechos recientes, de la prohibición al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel (1980) y a otros notables de la política de visitar al expresidente Lula, un prisionero político y amigo de todos los que querían verlo, son la prueba más cabal de que vivimos bajo un régimen de excepción jurídico-mediático. Las togas mandan. La jueza Catarina Lebbos, brazo derecho del juez Sergio Moro, revela rasgos de crueldad y de inhumanidad al prohibir a un médico examinar el estado de salud del expresidente. No estoy seguro, pero desconfío de que tal acto sea incluso criminal, merecedor de castigo
Lo peor del golpe: imposibilitar el Estado social brasileño

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