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Lo que no trató el informe del 1º de julio

El informe trimestral que leyó el Presidente de la República este 1º de julio iba a tratar sobre la situación que guarda el país, como lo dijo en la primera frase, pero en lo económico y social dejó de lado los aspectos más importantes: la mayor pobreza y desigualdad, y las mermas del bienestar.

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Iba a hablar, también, sobre la recuperación, pero de la docena de hechos o evidencias económicas aludidas, solo dos se refieren a eso. Lo demás son un resumen de hechos del trienio o de periodos más recientes, casi todos, por cierto, sobre la estabilidad y los rasgos convencionales del equilibrio macroeconómico. https://bit.ly/3dzdOyi

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Acerca de la recuperación, la mención más clara fue la tasa de crecimiento económico esperada para el cierre de 2021, de 6% anual. Qué bien que se hable del tema, aunque se rechace tan seguido la pertinencia y hasta la necesidad del crecimiento. El repunte empezó a moderarse en abril, sin embargo, y los riesgos se agravaron en junio, tanto por la reanimación de la pandemia como por la inflación mayor a la prevista. https://bit.ly/3dCDVEe

Si se mira la lista de indicadores utilizados por el Presidente para apuntalar su diagnóstico de la gestión económica, no se encontrará diferencia alguna con los informes presidenciales de las últimas décadas, pues se refieren al tipo de cambio, los precios, las tasas de interés, las reservas monetarias o hasta el índice de la bolsa de valores. Es decir, hablan de la estabilidad macro económica, no de la recuperación.

Bien por el realismo que supone el uso de estas y otras mediciones, pero en la crisis y en su salida, se trataba de estimular la expansión productiva y del consumo, luego del desplome ocasionado por el confinamiento. El agradecimiento “a los que cerraron un negocio” sin dejar de pagar sueldos, introdujo una nota agria, pues lo que no tuvimos en los peores momentos de la crisis fueron los soportes eficaces para que las empresas no cerraran y mantuvieran el empleo y los salarios. INEGI ha mostrado que menos del 7% de los negocios tuvieron apoyos públicos en la crisis. https://bit.ly/3wd3diX

Solo dos de la docena de aspectos económicos y sociales abordados en el informe del 1º de julio se refieren al bienestar: el salario mínimo y el empleo formal según los asegurados en el IMSS. La recuperación de los mínimos, sin duda uno de los aspectos más positivos de la gestión, ayudó en la crisis a sostener el ingreso y continuará haciéndolo en la recuperación, si se frena el repunte de la inflación.

Sobre el empleo, en efecto, se están restableciendo los puestos formales, y para fines de 2021 se estará llegando a los niveles previos a la pandemia. Esto significa que 2022 iniciará con un rezago de alrededor de dos millones de empleos adicionales a los que se tenían en 2019, pues la población en edad de trabajar siguió creciendo. Por eso se requiere un programa de recuperación guiado por el empleo, del que carecemos y por lo visto no está en las intenciones de la política económica.

Lo que no se encuentra en el informe trimestral, que fue también el tercero de celebración del triunfo electoral de 2018, es alguna mención al empobrecimiento y al agravamiento de la desigualdad en la crisis de la pandemia. No es, evidentemente, un detalle menor. Varias fuentes han aportado información a partir de encuestas propias o de elaboraciones derivadas de las estadísticas oficiales, y apuntan a un crecimiento de la pobreza de entre 6 y 8 puntos porcentuales de la pobreza extrema, que no se revertirá pronto.

Lo que sí se afirmó es que “ se ha podido evitar la falta de alimentos”, aunque lo que se sabe, por ejemplo a partir de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre  el Covid 19, del Instituto Nacional de Salud Pública, es que la inseguridad alimentaria se agravó, y lo mismo documenta el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana.

El CONEVAL, por su parte, ha mostrado los efectos distributivos de esta crisis. Mientras que para el 20% la población de los estratos altos el ingreso laboral real se redujo en 1.5% en el año que fue del primer trimestre de 2020 al mismo trimestre de 2021. En cambio, para el 20% de los estratos más bajos, se desplomó el ingreso laboral en 40.8% en ese periodo.

 El informe no tenía que hablar de todo, es cierto, aunque se tomó su tiempo para glosar una encuesta de percepción levantada por la propia Presidencia. Pero si iba a tratar de la situación que guarda el país, lo menos que puede decirse es que pudo abordar lo más relevante, como la pobreza, la desigualdad, el bienestar o la seguridad alimentaria. No lo hizo, y a cambio habló de la estabilidad macro económica.

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