Es urgente tomar medidas para que los países puedan adaptarse a la realidad del cambio climático o los costos, daños y pérdidas económicas serán cada vez graves, advierte un nuevo informe del PNUMA.
En 2020, el mundo no solo se enfrentó a la catástrofe de la pandemia, sino que persistió la tragedia del cambio climático con grandes inundaciones, sequías, tormentas, incendios forestales.
De acuerdo con las Naciones Unidas, este siglo el mundo llegará a un aumento de temperatura de al menos 3°C, lo cual “solo intensificará estos desastres que tienen un costo económico de miles de millones de dólares, además del sufrimiento que infligen en los ecosistemas y las sociedades”.
“La dura verdad es que el cambio climático está sobre nosotros. Sus impactos se intensificarán y afectarán con más fuerza a los países y comunidades vulnerables, incluso si cumplimos los objetivos del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global de este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados y perseguir los 1.5°C”, aseguró Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), durante el lanzamiento del Informe sobre la Brecha de Adaptación 2020, publicado recientemente por el organismo.
El documento apunta que el financiamiento público internacional para la adaptación está aumentando y ha llegado a los 30 mil millones de dólares anuales.
“Sin embargo, los costos anuales de adaptación solo en los países en desarrollo se estiman en 70 mil millones. Se espera que esta cifra alcance de 140 mil a 300 mil millones en 2030 y de 280 mil a 500 mil millones en 2050”, señala el documento.
El PNUMA explica que la adaptación, es decir, la reducción de la vulnerabilidad de los países y las comunidades a los cambios climáticos al aumentar su capacidad para enfrentar el impacto, es un pilar clave del Acuerdo de París, que requiere la implementación planes nacionales, sistemas de información climática, alerta temprana, medidas de protección e inversiones en un futuro verde.
No obstante, en el informe se observa que, aunque hay avances, aún existen enormes brechas en el financiamiento para los países en desarrollo y para brindar una protección real contra los impactos climáticos como sequías, inundaciones y el aumento del nivel del mar.
De acuerdo con la información, el 72% de los países del mundo ya adoptaron al menos un instrumento de planificación de la adaptación a nivel nacional, y la mayoría de los países en desarrollo están preparando planes nacionales. Sin embargo, la financiación necesaria para implementar estos planes no está creciendo lo suficientemente rápido.
Según el documento, también está creciendo, aunque lentamente, el número de proyectos de adaptación: desde 2016, cerca de 400 se han llevado a cabo en países en desarrollo, financiados con fondos multilaterales al servicio del Acuerdo de París y los 21 nuevos planes desde 2017 alcanzaron un valor de más de 25 millones.
Sin embargo, solo el 3% de las iniciativas de adaptación ha informado de reducciones reales de los riesgos climáticos en las comunidades donde se estaban ejecutando.
Por ello, el PNUMA destaca la necesidad de aumentar urgentemente los fondos públicos y privados destinados a la adaptación, a fin de lograr un cumplimiento más rápido de los proyectos.
La agencia explica que también es prioridad hallar soluciones basadas en la naturaleza localmente apropiadas para abordar desafíos sociales, brindar bienestar humano y a la vez beneficios para la biodiversidad al proteger, gestionar sosteniblemente y restaurar ecosistemas.
“Como ha dicho el Secretario General de la ONU, necesitamos un compromiso global para destinar la mitad de toda la financiación climática global a la adaptación el próximo año. Esto permitirá un gran paso adelante en la adaptación, en todo, desde sistemas de alerta temprana hasta recursos hídricos resilientes y soluciones basadas en la naturaleza”, agregó Andersen.
El informe pone un énfasis especial en las soluciones basadas en la naturaleza como opciones de bajo costo que reducen los riesgos climáticos, restauran y protegen la biodiversidad, y brindan beneficios a las comunidades y las economías.
Un análisis de cuatro importantes fondos para el clima y el desarrollo sugiere que el apoyo a las iniciativas verdes que incluyen soluciones basadas en la naturaleza ha aumentado en las últimas dos décadas. La inversión acumulada para proyectos de mitigación y adaptación al cambio bajo los fondos encuestados ascendió a 94 mil millones de dólares.
Sin embargo, solo se gastaron 12 mil millones en soluciones basadas en la naturaleza, una pequeña fracción del financiamiento total dirigido a la adaptación y conservación.
Si bien se espera que la pandemia de COVID-19 afecte la capacidad de los países para adaptarse al cambio climático, invertir en esta área es una decisión económica sólida, asegura el informe. La Comisión Global de Adaptación en 2019 estimó que una inversión de 1.8 billones de dólares en medidas de adaptación generaría un retorno de 7.1 billones de dólares en costos evitados y otros beneficios.
Con información de ONU Noticias
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