El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2020). En ella, se da cuenta de los avances, pero, sobre todo, de los enormes rezagos que persisten en México para cerrar la llamada “brecha digital” y para garantizar derechos elementales como el relativo a la educación; más aún ahora en los maléficos tiempos pandémicos por los que atravesamos.
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Lo primero que debe destacarse es que en México sólo hay 15.92 millones de hogares que disponen de uno o más computadoras. Se destaca que solo es esa suma, pues representa apenas el 44.2% de los hogares estimados en el 2020 por el propio INEGI.
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Al respecto es importante desmitificar el impacto que ha tenido la pandemia en lo relativo a la disponibilidad de las computadoras en los hogares, pues, de acuerdo con el Instituto, desde el año 2015, el porcentaje de hogares con este tipo de equipos superaba el 44% del total; en efecto, en ese año la disponibilidad de computadoras en los hogares fue de 44.9%, en el 2016, de 45.6%; en el 2017, de 45.4%; el 2018, de 44.9%; en el 2019 de 44.3% y en 2020, de 44.2%, es decir, el año de la pandemia es en el que se registró menor porcentaje de hogares con equipos de cómputo.
Esos datos contrastan con el porcentaje de hogares que dispone de televisor, pues en 91.6% del total se tiene registro de este tipo de aparatos; mientras que el 42.85 de los hogares reportó igualmente tener el servicio de televisión de paga; además de un 93.8% de los hogares con disponibilidad de telefonía fija.
Desde esta perspectiva, otro de los datos que en mayor medida destaca en esta encuesta, es el de los 1.36 millones de hogares que tienen computadora, pero no disponen de acceso a internet fijo. Son, la mayoría de ellos, hogares donde se carece evidentemente de otros bienes y servicios, y en los cuales, de haber niñas o niños; o adolescentes y jóvenes en edad escolar, las dificultades deben ser mayores para darle continuidad al aprendizaje.
De acuerdo con el INEGI, de los 1.3 millones de hogares que tienen computadora, pero no internet, poco más de 775 mil carecen del servicio debido a la falta de recursos económicos; alrededor de 259 mil declaran que no lo necesitan; casi en 10 mil hogares o no sabe usarlo o no conocen su utilidad; en 15,792 sus equipos no permiten el acceso; y, un dato por demás relevante: en casi 131 mil hogares no se dispone porque no hay servicio en sus localidades.
Ahora bien, este dato no debe ocultar el otro, relativo a que únicamente 21.7 millones de hogares tienen conexión fija al servicio de internet (60.6% del total de hogares en el país); y en esa medida, es importante señalar que esta proporción es mayor a la de los hogares que tienen equipo de cómputo, lo que permite pensar en que millones de ellos se conectan a la red a través de tabletas, de pantallas o de teléfonos inteligentes.
Frente al caso de la disponibilidad de computadoras, en lo que respecta al acceso al internet sí se notan algunas diferencias, aunque no de la magnitud que pudiera pensarse en medio de las necesidades de comunicación que nos ha impuesto el periodo pandémico; en efecto, en el acceso a este servicio hay un crecimiento sostenido desde el año 2015, cuando el 39.2% de los hogares tenía una conexión fija; en el 2016 creció a 47%; para el 2017 se llegó a 50.9%; en el 2018 a 52.9%; en el 2019 a 56.4%; mientras que en el 2020 se llegó a 60.6%.
Como se observa, el crecimiento entre 2019 y 2020 es prácticamente similar al que se dio entre 2018 y 2019; y, de hecho, el mayor incremento en los últimos seis años se registró entre 2016 y 2016, cuando se pasó de 39.2% a 47%, es decir, un incremento de 7.8 puntos porcentuales, casi el doble que el registrado anualmente en el último trienio.
Evidentemente, en un país con elevados niveles de informalidad laboral; con muy bajos niveles salariales; y con las tasas de desocupación que se han registrado a partir de la pandemia, sería difícil esperar indicadores distintos.
En la llamada era digital, en México debemos ser capaces de vernos en el espejo y dimensionar la magnitud del atraso en que estamos, en éstas y en otras materias que son clave para el desarrollo presente y futuro del país.
En los Estados Unidos de América, por ejemplo, la cobertura de internet llegó en el 2021 a alrededor de 286 millones de personas, casi el 86% de su población estimada en el mismo año. Pero en un país como Finlandia, la disponibilidad de internet de banda ancha fija llegó el año pasado a 97%, siendo la tercera nación con mayor cobertura digital del mundo.
Por ello resulta tan lamentable ver que, en México, para las niñas y niños de más escasos recursos, en medio de la pandemia la mejor oferta posible fue el llamado programa “aprende en casa” el cual, a decir de las y los expertos, ha resultado poco menos que una calamidad.
No hay más tiempo qué perder. Reducir la pobreza, y varias desigualdades, está asociado directamente con reducir la brecha digital.
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Investigador del PUED-UNAM
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