El impacto del #MeToo y la masividad del #NosotrasParamos representan un desafío inédito para los hombres que nos definimos como aliados del feminismo. Se trata de poder repensar críticamente nuestro activismo para enfrentar la violencia de otros hombres contra las mujeres.
Por Chris Gruenberg
Sin duda es responsabilidad de los hombres, y no de las mujeres, cambiar a los hombres. Pero la participación de los hombres como aliados del feminismo no está libre de riesgos ni de cuestionamientos y requiere primero poder garantizar un conjunto de condiciones para evitar potenciales peligros y conflictos; ya que la participación de los hombres como aliados del feminismo está profundamente influenciada por los mismos privilegios masculinos.
Desde un enfoque de derechos humanos, un aliado puede ser descripto como una persona que es miembro de un grupo dominante con privilegios, quien participa activa y públicamente para enfrentar y terminar con la opresión y los privilegios a través del apoyo a la población oprimida. Esto quiere decir que en una sociedad patriarcal es posible que algunos hombres puedan ser potenciales aliados de las mujeres para enfrentar la desigualdad de género y la violencia machista, cuestionando sus propios privilegios e interviniendo para enfrentar la conducta violenta de otros hombres.
Pero para lograr este objetivo es necesario identificar y evitar un conjunto de conductas y prácticas masculinas que pueden ser un obstáculo para la construcción de verdaderas alianzas feministas. En primer lugar, los hombres que buscamos ser aliados nunca debemos empezar por diferenciarnos de los hombres violentos y acosadores para poder definirnos como aliados.
Argumentar que no todos los hombres somos iguales (#NoTodosLosHombres) es una forma de banalizar el feminismo y ridiculizar a nuestras potenciales aliadas. El feminismo fue el primero en reconocer que en oposición al modelo de la masculinidad hegemónica (varón blanco, cisgénero, heterosexual, profesional y de clase media) existen otras masculinidades disidentes que transgreden el modelo de masculinidad hegemónica: masculinidades lesbianas, masculinidades homosexuales, masculinidades transgénero, masculinidades afeminadas y masculinidades drag, entre otras masculinidades no hegemónicas que representan formas diversas de vivir, encarnar e imaginar la masculinidad sin reproducir los estereotipos de género. Consejo: antes de definirnos como aliados feministas por lo que no somos (varón violento y acosador), intentemos volvernos un aliado a partir de nuestro activismo, cuestionando nuestros privilegios masculinos y enfrentando a los hombres violentos.
En segundo lugar, los hombres que buscamos ser aliados del feminismo debemos evitar la victimización masculina como estrategia para crear empatía con las mujeres y al mismo tiempo diferenciarnos de los hombres violentos. Por falta de teoría y práctica feminista un segmento importante de los hombres aliados tendemos a individualizar, personalizar, simplificar y despolitizar el fenómeno de la violencia patriarcal. Pero para el feminismo, la causa de la violencia machista es estructural y sistémica, basada en un régimen patriarcal de dominio masculino, heterosexual y cisgénero sobre la esfera pública y privada, aprovechado para perpetuar los privilegios masculinos como naturales e inmodificables. Consejo: para convertirnos en aliados del feminismo debemos reconocer que la victimización masculina es una forma indirecta de reproducción de los privilegios masculinos. En un sistema patriarcal los hombres aliados del feminismo, aunque rechacemos y critiquemos públicamente la violencia contra las mujeres, seguimos beneficiándonos de muchos privilegios masculinos que oprimen a las mujeres.
En tercer lugar, los hombres que buscamos ser aliados del feminismo debemos evitar cooptar los espacios del debate y silenciar las voces de nuestras aliadas feministas. Uno de los argumentos más repetidos para invitarnos a participar y hablar sobre la violencia patriarcal como hombres aliados del feminismo, es que los hombres escuchan más a otros hombres. Pero este argumento encubre una profesía patriarcal autocumplida, ya que en una sociedad patriarcal los hombres escuchan más a otros hombres por el simple hecho de gozar de una mayor autoridad y legitimidad para hablar en comparación con las mujeres. Consejo: para poder ser verdaderos aliados del feminismo debemos reconocer que nuestro activismo está fuertemente influenciado y moldeado por los privilegios masculinos. Antes de participar en espacios y debates públicos, debemos asegurarnos de compartir ese espacio con nuestras aliadas feministas para evitar reproducir el dominio masculino a través de narrativas excluyentes, silenciando las voces del feminismo.
En una sociedad profundamente patriarcal como la nuestra puede ser algo polémico y cuestionable el hecho de remarcar y visibilizar los riesgos y peligros que puede implicar la participación de los hombres como aliados del feminismo. Se trata de un ejercicio crítico que podría desincentivar el nuevo, germinal y necesario involucramiento de los hombres contra la violencia patriarcal. Pero como hombres que buscamos ser verdaderos aliados del feminismo, primero debemos ser exigentes y rigurosos con nuestro propio activismo para evitar reproducir los privilegios masculinos y convertirnos en falsos aliados.
Chris Gruenberg es abogado de derechos humanos con 15 años de experiencia como abogado defensor de derechos humanos y activista feminista dedicado a la deconstrucción de la masculinidad hegemónica para desnaturalizar el sesgo hetero-cis-patriarcal que atraviesa el diseño y la gestión de políticas públicas.
Yo no creo que los aliados del feminismo existan; el feminismo es una teoria critica donde se construye conocimiento por y para mujeres, no hay lugar para los hombres, decirse “aliados” es intentar ocupar una silla que no les corresponde y solamente estarian estorbando.
Yo creo que el termino “aliado” no deberia de ser autoadjuntable, de esta forma cualquier persona podria decirse “aliado”, deberia de ser una etiqueta de referencia por parte del grupo en cuestión, no se trata de autonombrase aliado, si no de que a la persona la consideren como uno, por los cambios que haya logrado realizar.