Actualmente, en las noticias se escucha mucho acerca de los incendios forestales que afectan a varios países del mundo en una intensidad poco conocida hasta la fecha. Frente a este panorama, surgen las siguientes preguntas: ¿cómo está la situación de incendios en México?, y ¿cuáles son sus impactos en la sociedad?
Escrito por: Christoph Neger
Debido a sus condiciones naturales y sociales, México es uno de los países con una alta incidencia anual de incendios forestales. Para el 2022 ya concluyeron los meses (marzo a junio) que tradicionalmente presentan la mayor incidencia de incendios. La cifra de áreas quemadas al cierre del 11 de agosto fue de 658 mil ha, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) (1). Esto indica que no es un año extraordinario, como lo fueron el 1998 y el 2011, pero que se encuentra dentro de los cinco años con mayor superficie quemada que se han registrado. La tendencia general apunta hacia un alza en los últimos años (2), lo que sin duda tiene que ver con el cambio climático (3).
Estos incendios tienen impactos considerables en el medio ambiente. En una superficie total afectada de 93 mil hectáreas, el impacto se clasificó como severo; la regeneración de la vegetación en estos casos puede tardar muchos años o incluso décadas. Los impactos son particularmente graves en ecosistemas sensibles al fuego, como las selvas, el bosque mesófilo de montaña o el bosque de oyamel, entre otros, los cuales se afectaron en el 2022 (hasta el 11 de agosto) con una superficie quemada de más de 80 mil hectáreas (1). Los incendios en el país también causan una gran cantidad de emisiones; un estudio reciente estimó que fueron equivalentes al 19 % de todas las emisiones de CO2 a nivel nacional (4).
Al contrario de otros países, en México los incendios forestales son vistos principalmente como un asunto ambiental y menos como un riesgo para la sociedad. Sin embargo, en los últimos años se han incrementado también aquí las noticias sobre viviendas quemadas y personas evacuadas a causa de incendios; como, por ejemplo, en octubre del 2019 en el norte de Baja California, o en marzo del 2021 en la sierra de Arteaga entre Coahuila y Nuevo León. Incluso hubo casos de personas fallecidas a causa de los incendios. Según la CONAFOR, 239 personas fallecieron en el combate de incendios entre 1998 y 2020 (5). Aparte de este registro, no existe ninguna estadística oficial a nivel nacional acerca de los efectos de los incendios forestales en la sociedad. Tampoco existen estudios acerca del efecto del humo en la salud de las personas, sobre todo en las grandes ciudades, o alguna base de datos general acerca de los incendios que se extienden a áreas de cultivo, dañando al sector agropecuario. En suma, en México se subestiman los efectos de los incendios en la sociedad.
La responsabilidad principal de la gestión del riesgo de los incendios forestales en el país recae en las instancias del sector ambiental, como CONAFOR y CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas). Sus recursos disponibles, en comparación con el total del presupuesto de egresos de la federación, son mínimos. A pesar de esto, en muchas áreas se cuenta con capacidades bastante fuertes para el combate de los incendios forestales. La clave para esto también es la coordinación interinstitucional con otros actores como protección civil, las dependencias de defensa nacional y seguridad pública, y organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, lo más importante ha sido la colaboración con las comunidades rurales, tanto como combatientes en brigadas capacitadas o como voluntarios.
El combate de los incendios es costoso y pone en peligro a las personas que participan en él. Esto aplica sobre todo para los voluntarios, que muchas veces no cuentan con los conocimientos y las herramientas necesarias. Por lo tanto, lo más conveniente es la prevención. También en este contexto se realizan muchos trabajos notables, pero hace falta más presupuesto para actividades de concientización de la población o para el establecimiento de brechas cortafuego. Otra actividad de prevención es el uso estratégico del fuego en quemas prescritas y el rescate del conocimiento tradicional de las comunidades acerca del uso racional del fuego.
En resumen, frente al panorama de un clima cada vez más extremo que incrementa el riesgo de incendios forestales, se necesita reforzar las actividades del manejo del fuego, especialmente en las actividades de prevención y en el apoyo a las comunidades interesadas en participar en el combate de incendios. Además, para optimizar el manejo, se necesita contar con todos los datos relevantes acerca del riesgo; en el caso de México, se cuenta con información amplia acerca de los impactos ambientales, pero hace falta documentar mejor el impacto en la sociedad.
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Dr. Christoph Neger. Investigador Asociado del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía de la UNAM. Sus investigaciones se enfocan en la organización de la sociedad frente a los retos de conservación de la naturaleza y los riesgos socioambientales, especialmente los incendios forestales.
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